Capítulo 4.

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Cuando el mercenario sintió los pies en el piso, suspiró más relagado. La idea de viajar entre mundo le asustaba.

La brisa soplaba a su lado contrario, alborotando aún más su cabello. Se sentía bien...

Un golpe lo distrajo, por lo que se voltió. Lo que parecía ser un trofeo, había caído del cielo. Este con curiosidad se acercó a tocarlo, y se asustó al verlo brillar.

No tenía como excusar su miedo... lo de que era un mundo nuevo con cosas nuevas no le convencía.

Se odiaba por se tan miedoso. Se daba asco.

—Oohh demónios —dijo la chica del trofeo, que ahora aparentemente tenía vida, tocándose la cabeza —¿Qué me pasó...? —quedó unos segundos pensando— ¡David! Hermano ¿estás...? —observó a todos lados, buscando a su supuesto hermano. Al no encontrarlo, alzó su mirada para ver a Ike, que le apuntaba con su Ragnell —. O-oiga, no me ataque. No soy su enemiga... ¿No ha visto a un niño por aquí? —Ike negó con su cabeza—... ¡Ah! Sí, ya lo recuerdo. Salió volando.

Ésta con algo de dolor se levantó. Parecía una niña, o más bien una chica iniciando su pubertad. Ella se limpió su ropa, y prosiguió a mirar con una pequeña sonrisa penosa al mercenario.

—Dilcúlpeme si le he asustado. Verá, soy-

Una grán explosión la interrumpió. Al voltearse, observaron una gran bola gigante de morado y negro "absorbiendo" el escenario. Ike sintió como le tomaron de la mano y sus piernas hecharon a correr por si solas.

—Usted también tiene un arma, por lo que puede luchar, supongo yo. En otro momento nos presentamos, pero ahora hay que detener eso.

Vacío. {Marth x Ike}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora