┏━━━━━━━━━━━━━━┓ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ
ᴀɴɢʙᴀɴᴅ
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⚠️ADVERTENCIA DE DESCRIPCIONES SENSIBLES
Un jadeo se escapó de la boca de la hija de Yavanna, al mismo tiempo que sus rodillas se estrellaban contra el suelo y un temblor sacudía la tierra. Gotas de sudor se deslizaban por su rostro, remojando sus secos labios. Las piernas le temblaban sin que ella pudiera hacer algo al respecto para evitarlo, y sentía que todo se revolvía dentro de su estómago. No tenía fuerzas para incorporarse, y apenas conseguía reunir valor para inspirar aire, pues sus pulmones le ardían como si estuviera respirando llamas ardientes del fuego de los Balrogs.
Había pasado varios días en profunda concentración, cumpliendo el reto que su señor Morgoth le había encargado esa vez. A las faldas del Thangorodrim, un alto volcán recubierto de tierra y rocas negras, Valyanna se había parado a practicar. Llevaba un par de años aprendiendo a usar su poder para mover objetos sin necesidad de tocarlos, pero entre más grandes y pesados eran, más de sus fuerzas le exigían. Y las afiladas rocas del volcán, que duplicaban su tamaño y peso, se las habían quitado por completo.
Dos pies aparecieron en la corta visión que la vala tenía desde el suelo, pues sus largos y rubios cabellos, que alguna vez brillaron como los Dos Árboles en Valinor pero ahora eran cubiertos por polvo y ceniza, le caían a ambos lados del rostro. Valyanna no necesitó alzar su vista para comprobar que la mirada que Morgoth le dedicaba era de alta decepción y reprobación.
El Señor Oscuro miró en dirección al desastre que la valië había causado. Sus vacíos pero violentos ojos negros recorrieron el camino de cuerpos de orcos aplastados bajo las rocas que Valyanna había estado intentando elevar desde hacía días. Horas habían sido las que había logrado mantener las rocas a una altura considerable, pero Morgoth no podía dejar que su aprendiz lo fuera a superar de alguna forma, pues tonto sería haber entrenado a su mayor enemiga si la hija de los Valar decidía traicionarlo alguna vez. Habiendo comprobado que Valyanna era capaz ahora de soportar un peso mayor, había llevado un arco y una flecha, que sin pena o remordimiento disparó contra la pierna de la vala, sacándola de su trance y provocando que parte de sus tropas murieran aplastadas, al mismo tiempo que la hacía gritar de dolor y caer al suelo.
—Has aprendido a dominar la materia inerte, y tu descuido ha causado la muerte de mis soldados. —le señaló el Vala Oscuro. Valyanna giró su cabeza hacia su derecha sintiendo que en cualquier momento vomitaría del cansancio.
Las brillantes gemas plateadas que le servían como ojos se clavaron en su alrededor, y la brisa caliente del volcán removió los cabellos que le cubrían el rostro. Un orco tenía su vista clavada en ella, y de no ser porque en esa mirada ya no quedaba vida alguna, habría podido admirar aquella imagen.
Bajo un cielo de nubes rojas oscuras vivía desde hacía años la hija de Aulë, oculta de los Maiar que vigilaban en lo alto la tierra a sus pies en busca de su princesa secuestrada. Las áridas y calientes tierras negras, que chillaban ante el paso de la vala, habían sido torturadas por Morgoth y cualquier recuerdo de su creador había caído en el más profundo de los olvidos. Las bestias que sumaban las filas del Señor Oscuro sufrían el mismo destino, y nada del cálido tacto de Yavanna quedaba en sus memorias. Temida era la valië que el fallecido orco tenía frente a ella, a pesar de que siempre vestía un simple camisón sucio de tela seca. Aunque sus cabellos nunca se le enredaban debido al perfecto orden con el que se peinaban ellos mismos, su brillo había sido opacado por las cenizas que por largos años se iban acumulando sobre este, convirtiéndose en una capa sutil que la escondiera también de las visiones largas. Su rostro y cuerpo hacían ver a una muchacha alta y delgada, aunque en su corazón y mente apenas se hallara en su infancia media.
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The Fate of the Valar (ESDLA) | Libro I
خيال (فانتازيا)Antes de que el Sol y la Luna fueran ubicados en el firmamento, y que la Tierra Media fuera escenario de los más importantes eventos, nació en Valinor la joya de los eternos. Como única excepción en la historia, Eru Ilúvatar les concede a Aulë y a Y...