⋆Capítulo 1.

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("El músico del parque.")

[ lun/5/90 12:35 ]


— ¿Vas a ir al parque nuevamente o vas a almorzar con nosotros hoy Jadie?

— Es muy considerado de su parte tenerme en cuenta, pero me temo que tendré que rechazarlo nuevamente. — recogió su bolso y abrigo del respaldar del asiento.

— Vamos, el olor del señor McKenzie no es tan malo. Con el tiempo te acostumbras.

— No puedo creer que puedan convivir con eso, el tipo es un completo idiota. — comenzó a caminar junto a Brendan y a Julie hasta la cocina de la oficina, donde dejaban sus almuerzos antes de comenzar la jornada.

— No hay nada que podamos hacer de todas maneras, con toda la historia de que George — el primer nombre de McKenzie.— ha asistido a la secundaria con el jefe se le excusa de todo. Él va a sus anchas haciendo lo que se le plazca — Julie comentó.

— Es cierto. Tuve que hablar con recursos humanos esta semana porque el tipo me tocó el culo mientras esperaba para fotocopiar unas mierdas. — Brendan replicó molesto.

— ¿Y que dijeron? — cuestionó Jade.

— Que habría sido un error, porque el viejo tiene una familia y es un hombre respetable... pero vaya que apretó fuerte como para haber sido un error.

— Él viejo no pudo reprimir sus impulsos al verte en una situación tan erótica como fotocopiar las planillas. — se burló Julie, para ese momento los tres estaban en la cocina.

— Vamos, no te rías. Fue muy incómodo, aunque no me molestaría ya sabes... es atractivo. — bromeó Brendan.

— ¿Qué diría Carla de todo esto? Su novio considerando acostarse con el amigo del jefe. Al menos espero que te den un ascenso.— replicó Jade mientras sacaba su tupper del refrigerador.

— Ah, al diablo. Ella lo entendería. — dijo Brendan con la mirada en el piso y las manos en los bolsillos, los tres rieron.

Luego de despedirse de sus colegas, Jade caminó hasta el parque que estaba delante de la oficina. El clima estaba fresco aquél día, más que el día anterior al menos. A pesar de eso, sostenía que era mejor que quedarse en un cuarto almorzando mientras el olor a cigarrillos y humedad los invadía como a las abejas; ya que al inadaptado social de McKenzie le gustaba fumar unos cuantos cigarrillos mientras almorzaba. A pesar de ser una fumadora ella misma, no podría tener nunca la poca decencia de hacer que sus colegas respiraran de lo que sus pulmones se llenaban.

Se sentó en el mismo banco de siempre, abrió el tupper y sacó sus cubiertos del bolso. Ese día llevó las sobras de la cena del día anterior. Antes de comenzar a comer su burda porción, lo buscó con la mirada; y ahí estaba.

Era un rubio, alto, apuesto, aunque desalineado, que solía tocar todos los días con su guitarra cerca de la fuente de agua. Estacionaba cerca de él su bicicleta, tal vez con miedo a ser víctima de un robo, aunque eso no era muy común. La gente se acercaba esporádicamente para escucharlo, o dejarle algunas monedas. Ya era una tradición: el almuerzo era siempre acompañado de su música, era agradable.

No lo conocía, jamás lo había saludado ni le había dejado alguna libra, a pesar de que siempre lo escuchaba. Por lo general tocaba algún que otro cover, pero siempre al comienzo, luego eran canciones desconocidas para ella; así que debían ser suyas o simplemente canciones que no tuvo la oportunidad de escuchar, tal vez muy nuevas, ya que el chico parecía más joven.

Era bueno, al menos ella creía eso; tampoco es que supiera mucho de música. Era poseedora de CD's y había tocado el piano en la secundaria, pero nunca fue lo suyo. Creía que la música no le interesaba hasta que comenzó a escucharlo, ahora al menos le interesaba la música de aquél joven desconocido — aunque, al verlo a diario, comenzó a sentirlo como conocido —.

"Algún día me acercaré a dejarle dinero" se decía así misma, pero por alguna razón u otra nunca lo hacía.

El chico parecía alegrar el parque entero, que a esa hora no era muy concurrido — bueno, dependiendo del día—. Al menos era un divertimento para ella, que sin él tendría que mirarse los zapatos mientras comía.

Luego de terminar su almuerzo regresó a la oficina, mientras pensaba en su siguiente visita al parque para reencontrarse con la música de aquél chico.

•••

Selfiure es un proyecto entre dos amigas (A y J). En esta ocasión, les presento una historia individual. Espero sea de su agrado.

— A. ⋆

THE OFFICE. (Damon Albarn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora