⋆Capítulo 13.

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("2 y una noche".)

[Jueves/07/90 17:42]

Al escuchar como la persona cortaba la llamada, dejó el teléfono de nuevo en su base. Se reclinó en su asiento, era la última llamada del día; a la vez, que otra venta exitosa.

— Felicitaciones. — fue sorprendiendo por la voz de Ernie llegando detrás de él. — Tienes suerte, parece que estás de racha.

Damon sonrió, orgulloso por lo que había logrado. Todo aquéllo había sido gracias a Jade, y también, un poco por su carisma y facilidad de comunicarse con los demás.

— Podría enseñarte una o dos cosas. — dijo burlón, Ernie no contestó.

Se notaba desde lejos el disgusto que generaba en este. No estaba muy seguro del porqué específico. Podría ser por la relación que Jade y él tenían, o simplemente que él no fuera de su agrado. De una manera u otra, estaba acostumbrado a ese tipo de tratos, y solo podía causarle gracia.

Al salir del trabajo, se dirigió directamente a casa. Había conversado con Brendan los últimos días, conseguiendo tener mucha confianza. Él le aconsejó dejar que las cosas reposaran con Jade — lo que no era tarea fácil, se moría de ganas de escuchar su voz—, de esa manera no parecería tan necesitado.

»Muestrate distante, como si no pensaras en ello. Pero no lo hagas ver como si estuvieras enojado.« — habían sido las palabras del que ahora consideraba, su amigo.

Abrió la puerta de su departamento, repasó con la mirada el espacio de este. Había partituras por doquier, algunas escritas y otras hechas bollo en el piso. La situación lo había inspirado tremendamente. Comenzaba a entender a sus artistas favoritos, y el porqué el amor inspiraba tantas obras diferentes

Se sentó en el sillón, mientras fumaba. Había estado pensando y planeando junto a Brendan cuál era la mejor forma de decirle a Jade todo lo que sentía. Miró infinidad de estúpidas comedias románticas en los últimos días, era ridículo, pero había algunas ideas interesantes en ellas.

Quería lo mejor, deseaba satisfacerla. También a él, ya que era extraordinariamente meloso cuando se lo proponía. Buscaba una forma en la que ella no pudiera negarse, eso lo aterraba; trataba de mantenerse confiado, pensando que ella solo estaba confundida y que necesitaba que alguien la comprendiera e hiciera que se sienta cómoda.

Y él se esmeraría en ser ese alguien.

Aprendió de sus errores pasados. Ahora sabía a lo que se enfrentaba. Nunca se había interesado tanto en alguien previamente. Era delicada, aunque su fachada lo hubiera engañado, haciéndole creer que era una mujer dura. A medida que traspasaba cada una de las capas que Jade tenía, se sentía cada vez más atraído. Ella lo volvía loco.

[Viernes/7/90 18:00]

Comenzó a apresurarse al ver que la tienda a la que se dirigía, empezaba a realizar el protocolo de cierre. Era tarde y comúnmente, la mayoría de tiendas ya habían finalizado el trabajo.

Alcanzó llegar y luego de sonreír, tratando de realizar una buena impresión en los trabajadores, logró ser atendido.

— Una taza, por favor. — dijo amigable.

Escogió una taza blanca, con uno de esos dibujos cursis impresa en esta; como el típico regalo que una tía que no ves mucho te compraría.

— ¿Podría envolverlo? Es un regalo. — entrecerró los ojos con miedo, sabiendo que pedía mucho teniendo en cuenta que los empleados se permitieron no cerrar la tienda para atenderlo.

Pagó apresurado, tanto así que le dijo a la cajera que se quedara con el cambio. Así también esperó que la chica lo tomara como un agradecimiento.

Caminaba nervioso, con paso rápido. La lluvia lo había perseguido desde que salió de casa. Parecía que eso era un mal augurio, pero intentó no prestarle atención a aquél detalle. No era lo que necesitaba.

Mantenía un paquete con un gran moño rojo debajo de su abrigo, tratando de resguardorlo del agua.

Al llegar al edificio departamental, tuvo que convencer a los de seguridad de dejarlo pasar. Estaba empapado y no era conocido en el lugar, pero por suerte, pudo lograr entrar. Aquél altercado lo había conseguido alterar incluso más.

Paró en frente de la puerta, contemplando las letras doradas en esta que escribían el número 472. Se acomodó el cabello mojado, su intención de peinarse había sido arruinada completamente.

Espero no verse tan mal a pesar de eso.

Se mantuvo estático, inseguro. Discutiendo si había sido o no una buena idea presentarse; podría haber huido y fingir que nada había ocurrido. Pero ya estaba ahí y debía hacerlo, quería hacerlo. Ya no había otra opción.

Golpeó la puerta sin pensarlo, 3 golpes consecutivos rezonaron en el pasillo. Trataba de mantener su respiración, mientras escuchaba como ruidos comenzaban a hacerse presentes del otro lado.

Finalmente, Jade abrió la puerta. Pudo ver su bello rostro sorprendido ante su presencia. Él se relajó sonriendo.

— ¡Damon! ¿Qué haces aquí? — iba a responder, pero Jade se adelantó. — ¿Cómo conseguiste mi dirección?

— Tengo mis contactos. — sonreía burlón, ella negó divertida.

Jade mordió su labio nerviosa. Ninguno de los dos sabía qué decir. Tenían mucho de lo que hablar, pero ninguno podía decidirse.

— ¿Cómo has estado? — dijo finalmente la mayor, intentado que el silencio acabase.

— Bien, algo ocupado. ¿Qué tal tú? — respondió Damon, para recibir una respuesta similar de su parte.

Nuevamente ambos estaban en silencio. Finalmente, Damon — cansado y congelandose— decidió tomar la iniciativa.

— Jade... — llamó su atención.

Tener la mirada atenta de Jade sobre él no lo ayudaba, sentía que se derretiría.

— H-hay una razón por la que vine hoy. Por favor, no te asustes.

Respiró profundamente, intentando acomodar las palabras en su cabeza. Pero estaba muy nervioso.

Ella comenzó a hablar, al notar la desesperación en este. — Damon, yo...

Jade fue interrumpida por el acercamiento de el mojado muchacho. Ante toda esa presión, solo pudo besarla.

Después de todo, siempre consideró que era mejor expresando sus sentimientos con actos, más que con palabras.

Sostenía su rostro con delicadeza. La piel de Jade se erizó ante su helado tacto, rodeó el cuello de Damon, alargando el inesperado beso.

El muchacho pudo sentir como todo el frío se iba, al igual que sus preocupaciones. Solo podía estar consciente de lo que pasaba, viviendo el momento.

Aquél beso cálido, firme y lleno de cariño.

Al separarse, viéndola aún a los ojos, se sinceró. — Sé que actúe como un idiota, pero es por que me traes loco. — acarició su rostro. — No quiero asustarte, pero si dije que te amaba... es porque realmente lo hago. P-pero si eso te preocupa, juro que nunca lo diré de nuevo. Puedo esperar a que estés lista.

Ella sonrió, encantada por las palabras de Albarn.— No lo hagas.

El esbozó una sonrisa ante aquél comentario, la miraba embobado.

Le acercó torpemente el paquete, que se encontraba estropeado por la lluvia. — Rompí la taza que me diste, así que te compré una antes de venir.

Jade tomó el húmedo regalo, y antes de que el menor lo notara, volvió a unirse con él en un beso.

•••
Espero hayan disfrutado del capítulo. Falta poco para el final. 🌌🌿

A. ⋆

THE OFFICE. (Damon Albarn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora