⋆Capítulo 12.

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("El consejero".)

[Lun/07/90 10:32]

Jade asistió con normalidad al trabajo. Todo era como siempre, un lunes común, exceptuando a Damon. De quien había escapado toda la mañana. Se sentía como una niña, sabía que no estaba bien y realmente le avergonzaba actuar de una forma tan inmadura. Pero, al menos, le daba más tiempo para pensar en lo que haría.

Había conseguido adelantar gran parte del trabajo, así que decidió premiarse descansando un poco. Como acostumbraba, se acercó hasta la cocina de la oficina. Un pequeño lugar, donde guardaban elementos para preparar cosas simples. Ellos mismos llevaban tazas de sus casas, que usaban para servirse algo de la máquina.

Al tomar la taza que tenía escrito su nombre con marcador, vio sobre el estante la que pertenecía a Damon. Sonrió al recordar como ella le ofreció utilizarla, para que él tuviese una. Habían tachado su nombre y escrito en letra pequeña Dames en esta.

Se sirvió un café de la máquina, y se mantuvo mirando a los demás trabajar por un rato. Encontraba, extrañamente, cierta tranquilidad en los colores apagados y sonidos clásicos de la oficina; teléfonos, gente hablando, puertas cerrándose. Eso le quitaba algo del peso que ocultarse de Damon le causaba.

No quería realmente hacerlo, pero tampoco sabía cómo afrontar la situación. Se reprochó a ella misma muchas veces lo que había hecho, sabiendo que fue la peor desición que pudo haber tomado.

Fue egoísta al no considerar cómo él podría llegar a sentirse. Cuando en realidad, eso era lo que más le importaba.

— ¡Jade! — dijo Damon, llamando su atención. La había encontrado.

— Damon...

Él sonrió aliviado, al menos, ahora sabía que ella estaba bien. Se sintió afortunado, ya que creyó que no la vería en todo el día. Agradeció mentalmente aquél impulso que tuvo para tomar un café, mientras le cubrían el turno.

— He estado buscándote todo el día. — agregó, ya estando frente a Jade. — Oye, lamento los mensajes que te dejé. Es solo que me preocupé mucho al no verte luego de lo del sábado.

— Con respecto a eso... — lo interrumpió Jade. Mientras ella hablaba, Damon comenzó a servirse café.

Había estado teniendo discusiones contantes con ella misma todo este tiempo, planeando qué y cómo decirle a Damon. Decidió, muy a su pesar, que lo mejor sería aclarar lo que pasó. Como si esto fuera un error que debían esconder bajo la alfombra.

— ¿Si? — preguntó Damon.

— Realmente siento que lo que ocurrió, no debería afectar en nuestra relación. ¿Entiendes? — entrecerró los ojos esperando los reclamos de Damon, lo que la hizo sorprenderse al ver como este volvió a sonreír despreocupado. ¿Realmente no le había molestado?

— ¿Qué? Para nada, Jade. Es decir... fue solo un tontez. No creí que fuera por eso. — siguió sonriendo, forzosamente.

— Oh bueno. — dijo confundida. — De todos modos, me alegra que eso no haya trascendido. En fin, debo seguir con lo mío.

— Claro, claro. Ve, nos vemos en el almuerzo. — ella asintió sonriendo, para luego retirarse.

Veía como el elegante paso de Jade se alejaba, mientras él se reprochaba por dentro no haber tenido las hagallas de decirle que no estaba de acuerdo. Había pasado todo el domingo pensando en decirle que estaba loco por ella, pero en el momento de los hechos, se acobardó.

THE OFFICE. (Damon Albarn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora