Día 10

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Hoy ha salido un poco el sol, y eso me ha animado.

Link quiso que dejásemos el campamento muy temprano. Ni si quiera me di cuenta de en qué momento se despertó, en qué momento guardó todo, en qué momento lo único que había bajo el castaño era yo hecha un ovillo en la capa.

Me despertó con un puntapié, suave, ¡pero un puntapié! Jamás habría hecho algo así hace cien años. Sinceramente, no sé cómo ha podido cambiar tanto. Bajo la luz del sol y en una cabalgada normal en la que pude respirar, observar el camino y no temer por mi vida, estuve viendo todos los cambios que hay en él.

Antes era un caballero increíblemente guapo. Era al que mejor le sentaba el uniforme, ¿por qué no reconocerlo? Todas las damas de la corte suspiraban cuando lo veían aparecer con su mirada de hielo y el uniforme de la guardia real. Y también estaba muy guapo con la túnica de elegido. A pesar de arrastrarle de un lado a otro por pantanos, desiertos, praderas infinitas, él llevaba su uniforme reglamentario y bien cuidado a rajatabla.

Ahora... ahora tiene algo que hace que no pueda dejar de mirarlo, pero no sé qué es. Está como desaliñado. La túnica que lleva no hace juego con su pantalón y hoy, como hacía sol, ha decidido quitársela y dejarse sólo una fina camisa interior que está raída y le he visto un par de agujeros. La barba no le crece de manera uniforme y, ¡oh!, Link tiene barba, eso también es nuevo, él siempre tuvo un rostro despejado y suave. Lo de que es suave no lo sé, sólo me lo he imaginado algunas veces, claro está. Me pregunto cómo será ahora que tiene esa fina capa rubia cubriendo algunas partes.

Con esto no pretendo criticar el aspecto de Link, de hecho, soy la menos indicada para criticar dado el aspecto tan horrible que debo tener, esta mañana ni siquiera me pude peinar y tengo un nudo enorme en el pelo, cerca de la nuca. Mis ropas siguen sucias de barro seco y ni siquiera he podido lavarme un poco esta mañana. Por suerte él no se fija en mí más que para pedirme que me levante, o para que no me quede atrás, así que puedo pasar desapercibida. Si comento todo esto es porque me resulta impactante ver cómo el tiempo nos ha cambiado a ambos, por fuera, y también por dentro. No existe ningún tipo de relación jerárquica entre nosotros, y Link no puede ni imaginar lo mucho que se lo agradezco. Es probable que lo haga de manera inconsciente, ha descuidado los protocolos del mismo modo que ha descuidado su barba. El Link de hace cien años jamás habría cabalgado por delante de mí, me hubiera despertado con un puntapié, ni se habría quedado sin camisa en mi presencia. Que sea así de descuidado me provoca una sensación agradable que no logro explicar.

Al llegar el mediodía nos internamos en un bosque y junto a un riachuelo paramos a dar un bocado. Me moría de sed, así que me he arrastrado hasta el río y me he lanzado a beber directamente de la corriente.

"¡Espera, espera!"

Link me apartó para mostrarme una cantimplora de piel. Después la ha llenado y he podido saciarme por completo, es increíble, la he bebido casi entera.

"Perdóname, no sabía que tenías tanta sed. Deberías haberme avisado y habríamos parado antes.", me dijo. Ambos nos sentamos en unas piedras blanquecinas, en el borde del río.

"No, no. Pareces muy centrado, no quiero molestar."

"Viajar no siempre es fácil. Hay días en los que la lluvia apenas te deja avanzar. Otras veces el calor te abrasa, y otras, hace tanto frío que no queda más remedio que buscar refugio. En las praderas y bosques es fácil conseguir frutos y caza, pero en el desierto puedes llegar a pasar hambre. Aun así, merece la pena si estás dispuesta a sufrir un poco. Sé que esto no es cómodo ni... tal vez debí advertirte mejor."

"Qué va, no te preocupes por mí. Lo único es que no quiero ser un estorbo. Seguro que habrías llegado mucho más rápido a ese sitio misterioso al que vamos a toda velocidad."

Link soltó una carcajada que me pilló por sorpresa. De repente me vino a la cabeza mi pelo enmarañado, mi cara y mi ropa sucia, y deseé poder esconderme tras un arbusto.

"No es un sitio misterioso. Viajamos hacia la posta de Idilia. Allí dejé unos asuntos pendientes con unos conocidos a los que quiero ayudar. Se trata de tres hermanos que doman caballos y comercian en la región. Su hermano menor ha desaparecido."

"¿Desaparecido? ¿Cómo es eso?"

"Eso es lo que tenemos que averiguar, princesa de Hyrule."

No sé por qué cada vez que me llama así me arden las mejillas. Es muy injusto ser tan vulnerable a él. Es injusto. Ya no puedo defenderme de ninguna de las maneras, no como antes. Antes podía fingir que tenía algo que hacer, o darle órdenes, y así no me veía tan expuesta.

Después del parón nos adentramos en la llanura, y aquí sí ha sido muy agradable cabalgar. A veces veía a Link abrir los brazos en cruz y cabalgar a toda velocidad, como si estuviese volando por encima de un mar de hierba verde y suave. Me gustaría poder imitarle, pero aún estoy acostumbrándome a la montura y me da miedo caerme.

Bajamos del caballo poco antes de llegar a uno de esos establos. Link dice que es la Posta del Río y que aún faltan tres jornadas hasta llegar a nuestro destino.

"Registraré a los caballos, tú ve pidiendo algo para cenar.", me dijo, y me dejó su saco de rupias.

"No... no puedo hacer eso."

Él se detuvo y se giró para mirarme, con su famoso ceño fruncido.

"Sólo tienes que ir hasta allí, y pedir cualquier cosa que hayan cocinado hoy. Estará bueno, ya lo verás."

Me dijo eso como si fuese el único problema, no que yo pareciese una auténtica pordiosera.

"Nadie va a hacerte daño.", insistió, al verme dudar.

Como supe que jamás iba a entender mi estúpido problema, y desde luego no estaba dispuesta a compartirlo con él, me eché la capucha por encima y me acerqué al sitio que él me dijo.

Tenían restos de un asado de barbacoa, patatas cocidas y pan. Pedí de todo eso y también de un licor casero, el hombre que me atendió insistió tanto en eso que terminé por aceptarlo, sólo por no estar más tiempo expuesta a él.

En la Posta del Río, junto a una hoguera, mientras Link apura su cena y me echa miradas extrañas al verme escribir (sí, Link, he traído un diario),

-Zelda B.

***

Nota:

Con cada día que pasa, personas queridas y cercanas a nosotros se están viendo afectadas por el covid-19. Ahora es cuando más fuerza y ánimos hay que tener, simplemente hay que pensar que "Todo va a salir bien." Eso nos hace invencibles.

Un abrazo,

-Nyel2/23-Juliet

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