La Cicatriz de Hyrule

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Me levanté temprano, había dormido poco y mal después de mi descubrimiento en el cobertizo.

Me eché un poco de agua de un barril cercano a la cara y salí al exterior, donde habíamos estado cenado. Halthred me vio y se acercó para ofrecerme una infusión de hierbas, y cuando se lo agradecí llamándolo por su nombre me miró como si hubiera visto un fantasma. Bien, una también tiene sus propios secretos y ver su expresión de sorpresa me hizo sonreír un poco.

Link apareció poco después, somnoliento y desperezándose. Estaba de buen humor, se acercó a mí diciendo que era un día estupendo para cruzar el puente. Después me robó la infusión de las manos para bebérsela de un trago, y al ver que no protesté lo más mínimo se percató de que yo no compartía su humor.

"¿Has dormido bien? ¿Te preocupas por Lobo? Saldré a buscarlo enseguida."

"He dormido bien. ¿Y tú, Link? ¿Estás bien?"

"Sí, claro, la cama era muy cómoda. Por cierto, deberíamos coger nuestras cosas y salir lo antes posible."

"¿Estás seguro de que estás bien?", insistí, por ver si borraba su sonrisa bobalicona de la cara.

"Sí."

"De acuerdo entonces."

Estaba tan frustrada que si pudiera le habría gritado a la cara lo que había visto la noche anterior, le gritaría el daño que me hacía al no contarme nada. Pero pensé en darle algo más de tiempo para desembuchar.

Supongo que debió de darse cuenta de que me pasaba algo, porque de vez en cuando me miraba con el ceño fruncido, y se hundió en uno de sus muchos silencios mientras recogíamos y nos despedíamos de nuestros anfitriones.

"Link, sé que no me pertenece y buscaré un modo de devolvértelo, pero ¿podrías dejarme algunas rupias extra?"

"Claro, este dinero es tan tuyo como mío" dijo él, tendiéndome el saquito que lleva siempre al cinto.

"Halthred."

El joven mozo de cuadras se encogió de hombros ante la mirada inquisitiva de su padre, y con sus piernas larguiruchas en dos zancadas estaba ante mí.

"Señorita, gracias por todo."

"No, de verdad. Gracias a ti. Me has enseñado muchas cosas, más de las que te puedes imaginar."

"Yo no he hecho nada de eso, se equivoca", dijo él, sonriendo mientras se revolvía el pelo con una mano. Link también hace un gesto parecido cuando siente timidez.

"Sé que no es mucho, pero quiero que te quedes estas rupias para ti. Son para comprar manzanas para los caballos, y para que arregles el cobertizo."

"Es mucho, no puedo aceptarlo."

"Por favor."

Puse las rupias en su mano y con la mía se la cerré para que las aceptase. Me dedicó una sonrisa que casi logró emocionarme, supongo que no sólo por el hecho de que el haberle conocido ha hecho rebrotar la esperanza con fuerza dentro de mí, sino también por toda la mezcla de emociones de las últimas horas.

Una vez nos alejamos de la Posta, empezamos a llamar a Lobo. Link estaba convencido de que nos esperaría cerca del puente, así que, tras dar algunas vueltas, pusimos rumbo hacia allí.

"A lo mejor nos hemos quedado sin rupias", murmuré, cayendo en la cuenta mucho después de que había depositado todo el saquito en la mano de Halthred.

"No te preocupes por eso. Tengo muchas más. Y conseguiré todas las que hagan falta.", me aseguró Link. "Lo que has hecho por él... no lo olvidará nunca."

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