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Había días en donde el sol llegaba a su ventana, había días en donde podía llegar a sentirlo acariciar su piel, iluminar su rostro.

Había días en donde podía encender un poco de fuego y calmar el frío que sentía. En esos días rezaba a los dioses y agradecía por el fuego.

Escucho la puerta de la celda frente a él volver a abrirse. Pues, recientemente casi todos los días veía a jóvenes entrar, salir pero nunca volver a la misma celda.

Curioso por saber si se trataba de otra persona o era su mente engañando lo nuevamente se animo a hablar.

—¿hola? —no hubo respuesta —¡Hola! —

Una joven pelirroja se asomo en la ventanilla de la celda.

—¿como te llamas? —le preguntó

La pelirroja nerviosa tartamudeo en su primer intento pero logró presentarse al segundo —Soy Mary Jane—

—¿Que te paso?

—trajeron a todas las jóvenes de nuestra aldea—explicó llorosa —trataba de llegar al nuevo Asgard cuando me atraparon —

—¿nuevo Asgard? —pregunto sorprendido —¿Aún pelea en nombre de su padre? —

—¿es usted el príncipe? —preguntó la joven aguantando el llanto. Loki asintió— lo lamento, realmente lo siento.  Heimdall ha sido quien lo a levantando con quienes lograron escapar. —la chica se acercó más a los pequeños barrotes —pero usted. Cuando él reino fue tomado dijeron que todos en el castillo habían muerto —

—¿Thor sigue con vida?

—no lo se, príncipe. Nadie sabe lo que ocurrió con él —negó con la cabeza —¿que van a hacerme? —preguntó dejando caer las lágrimas de miedo.

Loki no supo qué responder.

Pues la nueva reina, era capaz de cualquier cosa.

En su habitación Amora, devoraba el corazón de una pequeña ave. Mirando por la ventana como los pueblerinos, los vagabundos que terminaban en su pueblo, corrían a tomar el agua sucia que caía por las bocas de las gárgolas.

Traian baldes, se empujaban unos a otros, desesperados por un poco de agua. Con sus esqueléticos cuerpos que ya casi se los llevaba el viento, peleaban entre ellos casi hasta matarse.

—recuerdas cuando éramos niños—dijo Amora —pidiendo algunas sobras igual que esos gusanos —

Mephisto la miró seriamente —si lo recuerdo —

—¿soy más gentil ahora?

—si

Pero el menor de los problemas de las reina era su falta de humanidad y caridad.
Su buen juicio se vio afectado por la locura de desear más de la belleza que siempre había gozado.
La magia que poseía, la que la mantenía joven y hermosa le cobraba un alto precio.
No podía usarla a su antojo, porque el uso la desgastaria, y el precio sólo crecería.

Mephisto la encontró contemplando su reflejo frente al espejo de oro.

—te ves...

—vieja—aseguró la reina. Sintiendo como su imagen cambiaba y se desmoronaba.

—cansada...

Amora cerró los ojos —mi poder... Se desvanece —

—tengo el remedio para lo que te aqueja —beso su cuello y la hizo girar.

La reina vio encantada a la joven pelirroja que miraba asutada a todas direcciones. Amora sonrió y camino lentamente, como una serpiente cazando a su presa.

—shh.. —le susurro a la joven. Acercando su mano a su cuello, casi acariciandolo al inicio. La pelirroja intentó alejar la mano de la reina, pero está con gran fuerza apretó su cuello y la dejó sin aire, levantandola lentamente del suelo, abrió su boca como si quisiera devorar la, pero sólo aspiro, aspiro lentamente.

Mary Jane sintió como se le arrancaba la vida, como lentamente su cuerpo perdía fuerza, sus manos temblaban, su piel se arrugaba y su corazón lentamente se paraba para volver a latir como loco.

Aspiro su vida. Y más pequeñas arrugas en su rostro se desvanecieron.

Regresaron a la moribunda pelirroja a su celda para dejarla morir ahí.

Loki se asomo por los barrotes de su puerta. Llamó en susurros a la pelirroja pero está no respondió.

En en salón del espejo. Amora se miraba, nuevamente joven. Pregunto.

—espejo, espejo. Dime una cosa ¿quién es la más hermosa?

De la Laguna de Oro que caía del espejo una figura espectral tomó forma —señora, en este día alguien alcanzó la madures, más hermoso, incluso que tu. Por él, tu poder palidece—

—¿Quién es? —preguntó seriamente.

—Loki es.

—¿Loki? —preguntó —¿El será mi ruina? —enojada consigo misma —debí matarlo cuando era niño —

—¡Cuidado! Inocencia y pureza pueden llegar a destruirte —advirtió —Pero el también es su salvación, alteza. Toma su corazón en tus manos y jamás tendrás que volver a consumir la junvetud. No volverás a debilitarte o a envejecer —

—¿la inmortalidad? La inmortalidad —susurró —para siempre —sonrió —¡Mephisto! —grito fuertemente —traeme al hijo del rey— pidió dulcemente.

En la torre norte. Loki contemplaba a las aves que se acercaban a su pequeña ventana, intentando tocarlo.
La ave huyó, Loki quedó con su brazo extendido viéndola volar lejos con varias en su compañia.

Con tristeza contempló su mano en el aire, cerca de sus dedos encontró un gran clavo de hierro saliendo. Con todas sus fuerzas lo arrancó de la pared. Tropezó por la fuerza del jalón pero logró arrancarlo.

Escucho la puerta principal abrirse en chirrido.
Se tiro en la vieja cama y se cubrió con las sucias cobijas, esperando temeroso a la persona que vendría a él.

Apretó con fuerza el clavo oxidado cuando escucho la puerta abrirse.

—¿te desperté, niño? —preguntó Mephisto.

Loki giro su cabeza y negó lentamente, evitando mirar a aquel hombre. Mephisto camino despacio, sus pasos no hacían ruido alguno, lentamente camino hasta sentarse junto a Loki —estas despierto siempre que te veo —

Las manos de Mephisto se acomodaban tranquilamente sobre el cuerpo de Loki, una de ella sobre su pecho en un suave toque que desencia lentamente.

—no habías entrado jamás—murmuró Loki tratando de respirar normalmente y no dejarse llevar por el miedo.

—Amora nunca lo quiso—su otra mano acarició el costado de sus caderas sobre las viejas sabanas —quiere que seas de ella nada más —

—ella me da miedo

Mephisto llevo su mano al frío rostro de Loki —¿y yo te doy miedo? —Loki quiso alejar su rostro del toque, pero se mantuvo quieto—no temas príncipe, no volverás a dormir en esta celda—

Loki sentí como las manos del hombre bajaban por su pecho y planteaban en el centro de este—¿que quiere ella de mi? —

—tu corazón latiente —murmuró suavemente, inclinándose más cerca del rostro de Loki.

Blanca NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora