¡Eres amable!

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Es lunes por la mañana y tú:

a. Te lamentas. ¿Por qué tiene que llegar tan rápido?

b. Te da igual. Una nueva semana comienza.

c. Estás muy feliz. Otra vez vas a ver a esa persona especial.

Un estudiante promedio diría a. Algunos dirían b. Una adolescente enamorada c. A pesar de tú emoción ella dijo b, aún no está enamorada.

Una pelinegra estaba frente a su computador que con mucho esfuerzo sus padres le habían comprado. Terminaba de diligenciar un formato con sus datos. Lo imprimió, firmó y llevó donde su padre.

– P-padre, ¿podrías firmar esto? – Preguntó con algo de miedo Lisa.

Su padre la quedó observando un momento. – Muéstrame. – Ella le tendió el documento, él lo tomó, leyó por un momento, luego la miró con el ceño fruncido. – No.

– ¡¿Qué?!

– No, Lisa. No firmaré eso. Tú tienes que dedicarte a estudiar, la música no te llevará a nada. Deja de perder el tiempo con eso. – Le dijo enojado. – Ahora vete a la escuela.

Lisa quiso llorar en ese momento. Su padre destrozaba sus sueños frente a ella. Si tan solo ya fuese mayor de edad. Ella tomó su bolso y salió de su casa. Ni siquiera le importó no tomar el desayuno que su madre le había hecho ese día.

Llegó a la escuela, cuando ingresaba vio entrar a Jisoo y Rose . Una parte de ella las odiaba, por el hecho de que sus padres los apoyaran en sus carreras a pesar de ser tan jóvenes. Y la otra parte las admiraba, hasta ella admitía que tenían mucho talento y un gran futuro por delante.

Lisa se extrañó no ver a Rubí en los casilleros, se había acostumbrado a ver su linda sonrisa desde temprano. Aprovechando que no había llegado Sana se fue a su salón.

Lisa ingresó al salón, le sorprendió ver Rubí hablando animadamente con sus amigas. Aunque le molestaba un poco verla divirtiéndose con otras personas que no fuese ella. En especial riendo y hablando tan cerca de Irene, sobre todo ahora que sabía que Irene está interesada en ser más que una amiga de Rubí. – "Es porque odias a esa pelinegra estúpida". – Se decía así misma.

– ¡Hola Lisa! – Aunque fue un saludo emocionado, a ella le extrañó que Jungkook no la llamara princesa.

– Hola Kook. – Dijo ella.

– ¿Qué tal tu fin de semana? – Preguntó él.

– Me fue bien. – Dijo ella con una sonrisa al recordar el sábado por la tarde y su "cita" improvisada. Rubí la había llamado pidiéndole que la acompañara a un centro comercial, donde resultó que estaba ayudando a Seulgi para que tuviera una cita con Irene. Se sorprendió mucho el descubrir que Irene le había pedido una cita a Rubí, pero se alegró enormemente que ella la dejó plantada. – "Al menos a Rubí no le gusta Irene" – Al final fueron al cine a ver una película un tanto loca, habían reído demasiado y luego fueron a comer algo mientras hablaban sobre la película y algunas cosas triviales de su vida. –"Que gran sábado". – Pensaba.

– Debió irte muy bien. Nadie sonríe un lunes por la mañana.

Ella alzó una ceja en muestra de desconcierto. – "¿He estado sonriendo?" – Se preguntó. – Oh eso, es que me ha estado yendo muy bien. – Dijo. – "Omitiendo el hecho que mi padre no quiere firmar ese formulario... ya lo convenceré". – Pensaba la pelinegra.

– ¿Y... – Él se tomó una pausa. – Hoy si nos acompañas? – Preguntó.

– Oh lo siento Kook. Pero...

La diva y la princesa (PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora