¡¡Eres Jennie Kim!!

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Te gusta una chica con muchos pretendientes y tú:

a. Llorando. Ahhh ¿por qué? Encima ni se da cuenta que me gusta.

b. Sonriendo. Es que ella es muy linda, cualquiera se enamoraría de ella.

c. Seria. ¡Ella es solo mía! Aléjate de mi chica grrrr.

En orden de los hechos, la respuesta correcta es c, a y b... ¿qué? No siempre es una sola respuesta.

Caminaban por todo el lugar, miraban cada prenda con detalle y buscaban la que mejor se adaptara para la ocasión. Lisa miraba cada vestido con cuidado, mientras que Rubí solo podía fijarse en ella. En ese momento se encontraban en un almacén donde vendían vestidos muy bonitos al alcance del presupuesto de la pelinegra.

Ya habían pasado cuatro semanas desde la primera audición y faltaba solo dos días para la siguiente. Ese día sería el último en el que podrían practicar como de costumbre, pero Rubí prefirió tomar la tarde para buscar el traje que llevaría Lisa, ya la pelinegra había mejorado considerablemente y Rubí podría decir que estaba frente a una artista. Lisa aprendía muy rápido y tomaba en cuenta cada consejo y critica.

– ¿Qué opinas de este vestido? – Preguntó Lisa mostrando una prenda de lino color rosa.

– Mmmm deberías probártelo. – Respondió la Rubia.

– Ya vengo, voy al probador. – Dijo con una suave sonrisa Lisa mientras caminaba hacia el probador. Rubí soltó un fuerte suspiro, esas semanas habían sido una tortura, Lisa cada día se le antojaba más linda. Aunque la pelinegra llevara su uniforme, para Rubí se veía hermosa, sumando al hecho de que se había medido ya unos diez vestidos, todos con los cuales se veía preciosa. Ella se estaba preguntando cuánto tiempo más pasaría antes de lanzarse a los brazos de su amiga.

La atracción hacia la pelinegra era algo que no comprendía, ¿cómo ella pasó de solo llamarle la atención debido su extraña forma de ser a estar perdidamente enamorada de ella? Esa atracción fue creciendo progresivamente hasta el nivel que en las noches sentía que la ropa le quemaba y necesitaba a la pelinegra.

Rubí pensaba en que a este paso lo mejor era decirle a Lisa la verdad, toda, no solo que ella es Jennie , también que está enamorada de ella. Si Lisa juega con sus sentimientos o se aprovecha de la situación le dolería, pero le lastimaría más seguir ocultando lo que siente por su amiga y más mentirle todo el tiempo.

Lisa salió del probador con una inmensa sonrisa como siempre, el vestido le quedaba más que perfecto, resaltando cada curva. – Te ves hermosa. – Le dijo la Rubia.

Lisa sonrió ampliamente, la verdad a ella le había gustado el primer vestido que se había medido, pero el ver la cara de Rubí y más, escuchar ese "te ves hermosa" valía el medirse todo el almacén. – Gracias... pero has dicho eso mismo con todos los que me he probado. – Respondió aun sonriendo. – ¿Cuál te ha gustado más? – Preguntó coquetamente mientras caminaba elegantemente con el vestido.

Rubí se puso algo roja y tartamudeó la respuesta. – Oh, b-bueno, es que te ves linda con lo que sea que te pongas.

– ¿Eso es un halago? – Preguntó juguetonamente Lisa. Ella cada día buscaba una nueva forma de coquetearle a Rubí, o darle indirectas o simplemente ponerla nerviosa. Desde que Rubí rechazó tan tajante la declaración de aquel chico, la manera en que la defendía del acoso de sus compañeros de clases y por la forma en que se ponía nerviosa o se sonrojaba cuando estaban juntas, estaba segura que a quién le gustaba Rubí era ella, solo quería esperar un poco más para confesarle sus sentimientos.

La diva y la princesa (PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora