Salieron aquella noche del teatro y le propuso ir a cenar. Tras seleccionar un restaurante nuevo para ambos ya estaban de camino. De repente ella le pregunta:
— ¿Y si mejor pedimos para llevar y nos vamos a tu casa?
— Me parece genial. —Respondió emocionado.
— ¿Tienes vino, cierto?
— ¡Siempre tengo vino!