Al borde de la acera

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Era una noche de abril cualquiera, mientras él caminaba por una calle cualquiera de una ciudad cualquiera y encontró una pequeña caja al borde de la acera, esta llevaba una nota que decía: aquí dejo mi corazón roto, en caso de alguien lo quiera. Tras leer esa nota no quiso abrir la caja y siguió caminando mientras se preguntaba: ¿para qué quiero yo dos corazones iguales?

MicrorrelatosWhere stories live. Discover now