De los siete días de la semana, seis eran de veinticuatro horas, menos el martes. El martes era eterno. Pero ya es cosa del pasado y en ocasiones ni sabe que día es.
Un día eterno
De los siete días de la semana, seis eran de veinticuatro horas, menos el martes. El martes era eterno. Pero ya es cosa del pasado y en ocasiones ni sabe que día es.