𝑀𝒾 𝒸𝒽𝒾𝒸𝑜 𝑒𝓈 𝓊𝓃 𝒸𝑜𝓂𝓅𝓁𝑒𝓉𝑜 𝓂𝑒𝓃𝓉𝒾𝓇𝑜𝓈𝑜

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Son las semanas las que me enloquecen en esta prisión llamada ilusión

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Son las semanas las que me enloquecen en esta prisión llamada ilusión.

Los primeros días fueron pequeñas risas de alivio, un sentimiento de libertad al estar distante de los pensamientos tuyos, de verte en los pasillos, dialogar de seguido con mis amigos, sentir algo de sal en mi existencia acaramelada. Después de que pasa la primera semana en la que me evitas cómo una peste contagiosa, el desahogo de mi rutina es la pequeña base de polvos antes de ir a la universidad, encontrandome tan linda para algunos que reconforta el vacío que amplias con tu ausencia, y cuando abro mis ojos, un lunes soleado en el que apenas puedo comer algo con una sonrisa, me doy cuenta que han pasado dos semanas en las que tu mirada es un filo directo y las palabras se limitan a mensajes de texto.

¿Acaso soy yo la culpable? ¿Acaso soy tan difícil de amar?

"Mi chico actúa sospechosamente, y no sabe cómo maldecir"

Me atrevo con la valentía de un luchador antiguo a confrontarlo, entre los pasillos desolados, toco su hombro con suavidad. Es esa mirada de sorpresa que ha cambiado tanto en tan pocos días, esos ojos que brillaban igual que un cielo estrellado, los que ahora se ven cómo una galaxia vacía, brillando lejos de mi órbita.

La sola mención de su nueva amiga lo hace fruncir el ceño, corta sus palabras de golpe. Su estupidez al hablar me desconforta, se ve diferente al caballeroso hombre que se la pasaba ayudándome con mis libros en la secundaria, no parece ser el mismo chiquillo que me daba flores cómo un romántico empedernido. La mención de lo que parecía ser, una inocente amistad, es una fibra sensible, lo alborota y pelea conmigo, pelea conmigo entre susurros casi escupidos de odio, lo suficiente bajo para que nadie escuche lo que decimos, lo suficiente alto para que la gente sepa que no hay nada bien entre nosotros.

Al final del día, decidí disculparme, llegué a la casa con una actitud diferente, lo suficiente decidida para que pudiera darme un beso.

Toque más de tres veces a la puerta, me recibió la misma chica de ojos fulminantes, mirada qué se le pareció pegar a Yunho. Analizandome cómo una rata callejera, una peste, un agrio sabor, la valentía escapó por la esquina de la carretera muy lejos de mi, sentí el mal sabor de un café que no había tomado. No hubo un saludo de su parte, abrió la puerta para presumir del vistazo de un novio bonito y arreglado, frente mio, en el que yo dejaba de ser la protagonista del encuentro a ser una expectadora desaventurada. Los planes que tanto armaba conmigo, lo hacía con otra persona, una desconocida, una fulminante, una mucho mejor que yo.

Un portazo, una mirada, y pasaste de largo hacia la calle sin saludarme. ¿Me había convertido en un fantasma? Las lágrimas bajaron por el maquillaje, el picor del rimel mal aplicado hablo por si solo, solo la incomodidad de mi propio llanto fue el recordatorio de que me encontraba en la tierra, en el mismo planeta de un Yunho totalmente indiferente y cambiado, quiero gritar, llorar, pelear, pero lo único que sale de mi mente es la idea de huir, de huir hasta mis reconfortantes sábanas de peluche.

¿Es el tiempo o mi indecisión lo que ha afectado?

Esa sonrisa que se ve en sus pasillos al lado de una mujer que no soy me estremece, su nueva amiga comienza a darme náuseas. El horrible recordatorio de su comportamiento cuando comenzamos a salir es la tortura andante de mi mente, la réplica exacta de su encanto natural, las salidas, el tiempo de calidad, su sonrisa, la cual había dado todo por ella, comenzaba a darme miedo.

Ni siquiera me doy cuenta cuando la narrativa pasa de dedicar cada palabra hacia el con la esperanza a que cambie a hablar conmigo misma de mi dolor.

La disculpa fue insipida, ni siquiera pude describir su falso sabor artificial

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La disculpa fue insipida, ni siquiera pude describir su falso sabor artificial.

Jeong Yunho es un buen mentiroso, sus mentiras saben a azúcar morena, pero estoy cansada de cerrar mis ojos hacia un Sol que no se detiene a mirar a la Luna. Había reconocido sus errores ese mismo día en la noche, justo antes de que pudiera acostarme a descansar para otro día pesado en la universidad, estuve a punto de llorar, pero preferí ignorar los incesantes mensajes de un hombre que se volvió desconocido y cruel.

"Mi chico es un mal llorón, pero es un buen mentiroso y con eso quiero decir que dijo que iba a cambiar"

Mientras tomaba mi café al lado de su mejor amigo, que de alguna manera, de alguna extraña razón, y de alguna extraña acción, se había convertido en mi mejor amigo, sentí tranquilidad con su risa. Diferente a la que alguna vez había escuchado, mi corazón latió tan fuerte que decidí ignorar la calidez de una taquicardia, mi rostro ojeroso y destruido tomó un color rosa por unos leves momentos, los únicos del día en los que me olvidaba que mi corazón se estaba pudriendo de diabetes, de una traición, de un hombre.

Ya no lo conozco, es un hombre distinto, su brillo parece opaco, y prefiero mirar las escasas estrellas de la ciudad que su rostro. Los días en la universidad se sienten cómodos, suaves e indoloros, por un par de horas suelto el teléfono repleto de mensajes de un novio que dejó de tomar su papel, de un hombre que me envenena y me deja sin respiración. La voluntad me tambalea cuando lo veo, y odio su ausencia, cavando una tumba en mi corazón, un hueco irremediable.

Las sospechas siguen, obvias en mi rostro, pero prefiero ignorarlas con una respiración pesada, las lágrimas se acumulan en una fuente imposible de un ser humano deshacer. El sentimiento que surge en mi pecho es igual al de un corte, el ardor suave, la adrenalina negando los hechos, las consecuencias vienen con un dolor prolongado, el café me sabe dulce y los helados amargos, estoy cansada de tomar los pequeños gramos de azúcar con mis dedos, de sobrevivir a las migajas de un veneno.

Cambiará, ese azúcar se volverá una cucharada fácil de digerir, me repito mientras miro el espejo todos los días. No hay nadie que me escuche, pero lo suplico. ¿Por qué pasaría un mal rato? Lo pienso varias veces, es mi corazón intentando reparar lo irreparable.

Es mi chico, siempre lo fue, y espero que siempre lo será.

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      𝗠𝗬 𝗕𝗢𝗬  ♡︎   𝗬𝗨𝗡𝗛𝗢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora