04: Coche

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Halo~ 💙💜 Bye~ 💜💙

"Era distinta a las demás. Nunca supo cómo lidiar con estas situaciones... se dejó llevar por mí y eso, me hacía sentir orgulloso."

Pov Stuart:

Darius. Ese es el nombre de su noviecito de pacotilla. Chico de tez morena, pelo rizado, ojos chocolate, contextura media, estatura normal, mínimo 1,76. Se ciega por los celos y hace cosas de las que se arrepiente al momento.
Dejé a Nadia con ese tipo, pues no tenía otra opción, y me adentré en mi hogar. Necesitaba la ayuda de Murdoc para esto.

Murdoc Alphonce Niccals. Mi compañero de trabajo, fiel asistente y amigo y, además, aquél quién me consigue la información necesaria de las personas bajo mi punto de mira. Tenía que servir de algo el trabajar, a la vez, para el presidente. ¿No?
Tomé mi teléfono nada más cerrar la puerta de mi casa y marqué su número en cuestión de segundos.

― ¿Qué pasa, Face-ache? ―resopló en frustración.

― Hay una avería en mi casa ―esa era nuestra frase. Nuestra frase para que Murdoc activara un aislador.

¿Aislador? Así es. Hay ciertas conversaciones que son mejores guardarlas en secreto y, son mucho más mejores, si el gobierno no las escucha.

― En un rato voy ―comentó. Eso es que ya lo había activado― ¿Qué necesitas de mí, cara de simio?

― En unas horas te enviaré una imagen y necesitaré que me envíes toda la información posible sobre ese ser.

― ¿Alguien nuevo para añadir a la lista?

Dudé por un momento. "Ya perdí demasiados amigos gracias a Darius y no quería que fueras uno más" ―se me vino a la cabeza.
Corrí las cortinas de la ventana de la sala de estar, miré el atardecer junto con los altos edificios y suspiré.

― Sí ―respondí serio, viendo mi reflejo.

― Entendido. A la espera de la imagen.

Asentí antes de cerrar las persianas― Gracias, Murdz.

― Luego me lo pagas con putas ―comentó con un tono burlón.

Hice una mueca― Ese vocabulario ante tu jefe, verdecito.

Soltó su risa nasal tan característica― Estamos fuera de horas laborales. Que te jodan ―volvió a reír.

Me reí con él― Lo intentaré.

Colgué irritado.
Fruncí mi ceño y me recoloqué la corbata.
Quería a Murdoc y tal pero, odiaba que me faltara el respeto y el muy capullo lo sabía muy bien. Guardé mi teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón y me dirigí hacia la cocina a por mi caja de cigarrillos; en mitad del camino, un timbrado incesante me detuvo. Suspiré pesadamente y cambié mi ruta.
Al abrir la puerta, me encontré con Nadia ahí.

― ¿Qué ocu-? ―me tomó del brazo y tiró de él, sacándome de mi casa― AAAAAH ―grité, asombrado por la fuerza que tenía esta pequeñaja.

― ¡Abuelo! ¡Coche! ―exclamó.

― ¡Está bien! ¡Está bien! ¡Espera que coja mis cosas, mujer! ―dije, exasperado.

Asintió― Te espero aquí.

Di media vuelta y entré en mi casa; tomé las llaves de la casa, de mi coche, la caja de cigarrillos, apagué todas las luces y salí de mi piso, asegurando con llave las seis cerraduras que contenía la puerta.
Caminé hacia dónde se hallaba Nadia y sonreí.

"You're mine" •2D×Noodle•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora