"You're mine" •2D×Noodle•

06: Leves complicaciones

Halo~ 💙💜 Bye~ 💜💙

"Simplemente, no podía decirme que no, sus bellos labios se sellaban ante el pensamiento de negarme algo y yo, me aproveché de ello. Me aproveché de sus incesantes confusiones pero... ¿Cómo no hacerlo?... me volvía totalmente loco"

Pov Stuart:

Tras dejar a Nadia en su casa, me adentré en la mía pensando en su comportamiento hacia mi persona. En como ya la había llamado preciosa. Noté que sus mejillas cambiaron de color pero, ¿por la sorpresa o por otra cosa?
Me quité la chaqueta americana y la colgué en el perchero que tenía atornillado en el pasillo de la entrada; me adentré a mi habitación mientras me aflojaba la corbata, quitándomela, y me desabroché cada botón de mi blanca camisa, tirando ambos objetos sobre la cama matrimonial.

Saqué mi teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón, me quité el cinturón y me senté en la silla de mi escritorio. Me dirigí a WhatsApp y le envié la imagen de Darius a Murdoc, consiguiendo que este me llamara con rapidez.

― Oye ―dije con mi ceño fruncido― No te ha dado tiempo ni a mirar la imagen, alelado.

Murdoc dejó salir su risa nasal― ¡¿Alelado?! ¿No pudiste salir con un mejor insulto, cara de simio?

Suspiré― ¿Por qué me llamas?

Silencio.

― Ah ―dijo― Me aburría.

Resoplé molesto― Mira, tengo que hacer cosas.

― ¿Masturbarte?

― Adiós, Murdoc ―colgué.

Salí de su conversación para mirar un momento la imagen de perfil que tenía Nadia y mordí mi labio inconscientemente... la necesito. Mirarla, tocarla, apreciar cada rincón de su bello cuerpo. Es todo lo que necesito para dejarme llevar... para volverme loco.
Me apoyé sobre el respaldo de la silla dejando salir un suspiro de entre mis labios, tomé entre mis manos la caja de cigarrillos que tenía sobre el escritorio y saqué un cigarro para posicionarlo en mi boca. Agarré un mechero y encendí el cigarrillo para darle una profunda calada... pensando en Nadia.

— Si no hubieras hecho autostop, querida... ―me puse en pie— Jamás me hubiera fijado en tu belleza... en la pasión carnal que emanas —me quité los pantalones junto con mi ropa interior y, dejando el cigarrillo sobre un cenicero, agarré una toalla para dirigirme al cuarto de baño— Jamás hubiera encontrado una razón para querer ver el mañana en este mundo podrido.

Escuché una puerta cerrarse, suponiendo que el sonido provenía del apartamento de Nadia, y me metí en el baño para acto seguido, abrir el grifo de la ducha. Coloqué la toalla a un lado y me adentré en la ducha, dejando que el agua cayera sobre mi cabello.
Mientras me duchaba, no paraba de pensar y meditar en lo que haría en un futuro; estaba claro que no podría continuar conteniéndome, menos con todo lo que Nadia causa en mí de manera indirecta.
Suspiré pesadamente, cerré el grifo y salí de la ducha para secarme con la toalla; me puse unos boxers y me tiré a la cama agotado. Los párpados cayeron solos ante el cansancio y, antes de darme cuenta, el despertador estaba sonando como loco.

— Maldito despertador —murmuré con la almohada tapando mi rostro.

Me puse en pie con lentitud; en verdad, tenía una pereza que no podía quitarme de encima.
Me dirigí con pies de plomo al baño y me aseé. Me puse una camisa blanca, unos pantalones color vino y una chaqueta americana del mismo color, una corbata y calcetines negros, y unos zapatos de cuero marrón oscuro, tan oscuro que parecía negro; me arreglé un poco mis mechones azules, me rocié perfume, esta vez Massimo Dutti, y tomé unas gafas de sol de color negro junto con un sombrero marrón grisáceo. Me coloqué mi reloj dorado marca Rolex y me dirigí a la cocina. En lo que calentaba el agua para mi típico té de menta, le envié un mensaje a Nadia para confirmar si la llevaba a la universidad o no.