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Stuart recorría toda la feria junto a su mejor amiga Noodle, mientras comían salchicas empalilladas. Hace tiempo que habían empezado las vacaciones de verano, y esta de por sí; llegaba a su final haciendo que dentro de poco regresaran a clases.

Por eso, como la feria anual abriría sus puertas para una última visita, los muchachos se animaron en ir. No obstante Noodle lo hacía más que todo por Stu ya que sabía muy bien de la última situación que se le presentó. Y al menos quería animar a su amigo del alma.

—Me gustaría ser modelo de autos —habló con la boca llena la japonesa.

—Oh, sí, deberías. Tienes muy bonitas piernas.

Ése comentario fue suficiente como para ser sonrojar a la menor, llevando a que le diera un leve codazo en las costillas a peliazul.

—Hey, hablo en serio —se encogió de hombros—. Eres muy bonita Noods.

Ella le sonrió muy tiernamente, achinando aún más esos hermosos ojos de almendras.

—Tú también eres único, Stu.

Stuart en respuesta a ello solo le sonrió; sabía que aquello era mentira —no por parte de su amiga— si no de la expresión de "bello", Stuart en sí no se sentía el chico más atractivo de todos. Para nada, en vez de eso parecía un total fenómeno que diambulaba por ahí sin ser 'normal'

Luego de comer, pasaron una vez más por los juegos que ofrecía el lugar. Volvieron a comer y a jugar; querían aprovechar el tiempo máximo de esta última semana de vacaciones. El lugar ya estaba casi que cerraban, pero en eso a Stuart le entran unas ganas de ir al baño; le dice esto a Noods y ella le asiente acompañándolo solo hasta la puerta del baño de hombres.

De allí Stuart se propuso a hacer lo suyo, luego salir, lavarse las manos e ir por Noods para irse ya a casa; estaba oscureciendo, y eso; en cierto modo lo asustaba.

Grata fue su sorpresa al no hallar a su compañera, no entró todavía en pánico porque sabía que podía estar por ahí entretenida con algún lindo animal. Pero Noodles no era de irse así sin antes avisar, pero Stuart tal vez comprendió que la japonesa también quería ir al baño. Confiado en que sería así; se sentó en una pequeña banca que había al lado de un pequeño puestos de tacos a la par que se sacaba un cigarrillo de fresa para posteriormente consumirlo.

Stuart odiaba fumar, pero simplemente no lo hacía por adicción, si no que lo hacía nomás por ansiedad y agonía. Empezó a estresarse cuando el encendedor que tenía en ese entonces no le estaba funcionando como era debido; por lo que muy pronto no tardó en lanzarlo por ahí de la ira.

No obstante, un pequeño calor que apareció de la nada cerca de su rostro pálido; le hizo girar la cabeza y ver que sucedía. Su sorpresa fue grande al ver a un chico de tez verde en frente de él con un encendedor completamente encendido, éste de por sí estaba ofreciéndole fuego.

—¿Quieres ayuda? —Stuart lo observó detenidamente.

Entonces el peliazul se detuvo al ver su mismo encendedor como nuevo en frente de él con la característica llama ardiente.

—Sé repararlos.., —continúo el extraño—. Vi como te frustrabas al no poder encender tu cigarrillo; así que vine a echarte una mano —rió divertido. Quizás de su propio chiste sin gracia alguna—: Literalmente.

Stuart entonces se sonrojó de la vergüenza por lo antes dicho de la boca del sujeto verde, estaba súper impresionado, y a la vez tan incomodo —por todo, realmente— ¿cómo reaccionar así?

Como el verdoso no veía respuestas en él muchacho peculiarmente azul; le sonrió cortes mente apagando la llama del aparato. Sé lo entregó al dueño para nuevamente verlo:

—No debes fumar; es malo para la salud, e incluso para alguien tan niño como tú —le sonrió— no lo hagas ¿sí?

Y Murdoc le sonrió una vez más dando al mismo tiempo una media vuelta yéndose en dirección contraria a su hogar. Pasaría primero por unas cosas y luego iría con mamá y Dick.

Mientras que Stuart lo veía alejarse, hasta que su campo visual quedó completamente despejada de todo rastro del hombre verde. Estaba asustado y desesperado por querer irse, y su amiga nada que llegaba; su estomago ahora estaba echo un manojo de cólicos extremadamente fuertes. Sintió luego un peso en su hombro que lo hizo girar drasticamente.

—¡Hey tranquilo! Soy yo —era Noods con un algodón de azúcar en una mano.

—¡Noods! —Stu no tardó en avalanzarse a los brazos protectores de su japonesa favorita y respirar con algo de tranquilidad.

—¿Pasó algo? —Stuart no respondió, solo se aferró más al cuerpo pequeño y enano de su amiga aspirando un poco el aroma de wiki que emanaba. Noodles sintió entonces; denotando preocupación—. Ya, lo siento pequeño blue no debí irme así.. Es que vi a un señor con estas cosas y..

—Noodle, vamonos.

No quería ser dramático, pero empezaba a frustrarse por todo el bullicio que la gente producía. Era mucho para sus oídos y eso lo volvía maniático.

—Okay, busquemos más de estas cosas azucaradas y nos largamos.

𝐸𝑎𝑠 » 2Doc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora