Madurar.

18 0 0
                                    

Ha pasado una semana desde esa noche, desde que hice ese algo que cambiaria mi vida... Sigo sin entender porque lo hice, no tiene sentido. Digo sí, no estaba bien con Sam, pero eso no justifica lo que hice. Sí, es cierto que quería que pasara, pero hay maneras de hacer las cosas y esta no era una de ellas.

Por si te lo preguntas, si, seguí mi vida normal, ¿Que más podía hacer?. No podía decirle a Sam lo que pasó estando a una semana de su cumpleaños, ¿O sí? Se lo que piensas, te juro que en cuanto pase su cumpleaños le contaré, es solo que ella me dio un cumpleaños tan lindo que no pienso hacer que se la pase mal.

Te preguntarás que pasó con Tori. Seguimos en comunicación, digo... gracias a Dios ella tuvo que acompañar a su papá a un viaje la mañana siguiente del beso, por lo que no nos hemos visto. Solo espero salir de esto entero

Bueno, volvamos a donde nos quedamos, ¿Te parece?

Estaba en mi oficina leyendo un mensaje de Tori, pensando en qué estaba haciendo y cómo esto podría terminar tan mal o tan bien como lo supiera manejar...

"Ya hasta extraño el trafico de NY, pero te extraño más a ti"

"Te extraño más a ti", esta niña me tenia como un loco enamorado, como un niño ilusionado. Cada que recibía un mensaje de ella, que veía una foto suya, mi corazón daba un brinco, no era la primera vez que me gustaba alguien, pero si la primera que me gustaba de esta manera.

Estaba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta que el teléfono de mi oficina estaba sonando. Sin muchos ánimos me levanté del puf en el que estaba y llegué hasta mi escritorio, solo para ver lo que ya temía: "Carl" se veía en el identificador de llamadas. Descolgué mas por obligación para empezar a escuchar la voz enfadada de mi jefe.

- ¿Diga? - Dije.

- A mi oficina, ya - Escuché con ese tono de autoridad que tanto detestaba.

Colgué y me dirigí hacia la puerta de mi oficina mientras mi mente empezaba a divagar con respuestas prefabricadas a preguntas que sabia que me iba a hacer: ¿Qué pasó con el contrato?, ¿Cómo vas?, ¿Para cuándo queda firmado?, ¿Puedes o no?. Esperaba que esa ultima no llegara porque ya había tenido problemas antes con Carl por preguntas como esas.

Llegué a la oficina de Carl y llamé a la puerta, después de unos segundos escuche un "entre". La oficina de Carl siempre me había parecido entretenida, estaba llena de "tesoros" de sus mejores aventuras: balones autografiados, fotos con famosos, cosas tan simples como una pulsera de entrada a la Comic-Con que cualquiera consideraría tonto hasta que Carl te contara que en esa convención conoció a la que es su esposa.

Bueno, nada de esto estaba ahora en su oficina, solo había una vibra triste que combinaba con el blanco de las paredes de su cubículo y el mismo Carl con la mirada más distante que había visto nunca.

- Digame, Jefe - Dije asegurándome de que notara mi presencia.

-¡Charlie!, ¿Como estas?, siéntate - pidió, volviendo a la realidad.

- Bien, muchas gracias - Dije, sentándome, no quería darle mas razones para gritarme - ¿Me llamó?

- Si, quiero hablar contigo... - Dijo, adoptando una postura más seria.- Te pedí una tarea casi imposible de lograr y no he visto mucho progreso...

-Señor, como usted dijo... es una tare algo compl... - Interrumpí hasta que vi que con toda calma mi jefe levantó la mano pidiéndome un claro silencio.

- Charlie... no te hice subir para despedirte - Dijo divertido - Eso lo pudo hacer mi asistente. Te llamé porque a pesar de encargarte una tarea muy complicada lo has hecho de maravilla, ¡Felicidades, chico!

- No... no lo entiendo señor - Dije extrañado, pues después de la primera reunión que tuve con el señor Smith no había vuelto a abordar el tema del trato ni con el y mucho menos con Tori.

- No seas modesto chico, que el señor Smith me ha llamado para pedirme la versión final del contrato para darle lectura y acordar la firma - Dijo de muy buen humor, ahí fue cuando quise saber que pasaba.

- Entonces señor, ¿Para que me necesitaba? - Comenté extrañado - Esto también pudo decírmelo por medio de su asistente.

- Charlie... ¿Cuales eran tus metas en el ultimo año de universidad? - Dijo muy serio.

No sabia qué decirle, claro que tenia claras mis metas: vivir solo, tener un trabajo que me guste, vivir en un lugar mejor al que vivía de universitario, empezar a ahorrar para una casa y para casarme, no inmediatamente, pero sabia que tenia que empezar. Y eventualmente ir subiendo de puesto hasta llegar a uno importante como el de Carl.

- Pues... no lo sé señor, ahorrar para construir mi propia casa e ir subiendo de puesto - Dije, dudoso... por el momento me gustaba mi vida, me habían contratado de planta en el ultimo año y bueno, ni hablar de los lujos que había tenido desde que se me asignó la tarea del contrato.

- ¿Te gusta esta oficina? - Dijo Carl, sacándome de mis pensamientos y haciéndome regresar a la realidad.

Miré la oficina, era mucho más amplia que la mía, en mejor piso y con una vista espectacular, todos en mi piso les encantaba esa oficina, a todos incluyéndome.

- Si señor, me encanta, pero... ¿Por qué lo pre...? - Dije hasta que volví a notar la mano levantada de mi jefe.

- Charlie, hace poco te traje con un encargo imposible y con una promesa - Dijo decidido. - En el momento en el que se firme el contrato, recibirás tu parte como fue acordado, pero además... El consejo de la empresa ha reconocido tanto tu talento como el mío y han decidido promovernos.

- ¿Promovernos?, ¿A los dos? - Dije sin creerlo - Espere, ¿Como que promovernos?

- Charlie, el consejo quiere que ocupes mi puesto - Dijo con una sonrisa.

Esperaba muchas cosas de esa reunión, pero te puedo asegurar que subir de puesto no era una de ellas.


La gran prueba de CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora