Prologo I

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Hotel Creston Tower, Sidney 

Viernes, 13 de septiembre, 10:33 p.m.

—¡Señora Gresham! —una periodista se lanzó hacia ____(tuapodo), micrófono en mano en cuanto se abrieron las puertas del ascensor—. Cuéntenos cómo ha sido quedarse atrapada en un ascensor durante dos horas con su ex marido, Liam Payne.

—Sin comentarios —contestó Liam por ella, tomando su brazo para sacarla del círculo de reporteros.

—¿Señora Gresham? —el micrófono de nuevo se dirigió hacia ___(tuapodo)—. ¿Es cierto que rompió su matrimonio con Liam Payne para proseguir su carrera como abogado?

—Por favor, deje de molestar —replicó Liam, enfadado—. No tenemos nada que decir.

—La conferencia que ha dado esta tarde era muy interesante, señora Gresham —insistió la reportera—. ¿Tiene algo que añadir? 

—Yo… —___(tuapodo) abrió la boca para contestar, pero Liam tiraba de ella hacia la puerta que llevaba a la escalera—. ¿Dónde vamos?

—A mi habitación, a tomar esa copa que te prometí hace dos horas —contestó él—. Yo diría que nos hace falta. A los dos.

____(tnapodo) estaba de acuerdo, aunque no lo dijo en voz alta.

—Bonita suite —murmuró después, mirando la vista del puerto—. Los que viajamos en tercera clase no disfrutamos de tantas comodidades. Pero tú siempre has querido lo mejor, claro.

Liam clavó en ella sus ojos café oscuros.

—¿Te molesta?

—No, a menos que otra persona tenga que pagar por ello.

—La habitación está pagada.

—No me refería a eso y tú lo sabes.

—Mira, ____(tuapodo), vamos a dejar el tema feminista por un rato. Te he pedido que subieras a mi habitación para tomar una copa, no para dejar que intentes castrarme.

Ella hizo un gesto de indignación.

—¿Por qué cuando se trata del tema de la igualdad de sexos los hombres siempre piensan que las mujeres intentan castrarlos?

—Ya te he dicho que no quería hablar de eso.

—No, claro. En la cumbre se está demasiado cómodo y no te apetece hacer sitio para nadie más.

Liam dejó escapar un suspiro.

—¿Qué quieres tomar? —preguntó, volviéndose hacia el bar.

De nuevo, ____(tuapodo) tuvo que hacer un esfuerzo para contener su indignación. Tratarla como si fuera una niña obstinada era algo que su ex marido había perfeccionado durante sus tres años de matrimonio. Y seguía sacándola de quicio.

—No quiero tomar nada.

—Muy bien. ¿Quieres ir al baño? Es esa puerta.

____(tuapodo) se dio la vuelta y entró en el cuarto de baño, intentando no mirar la cama que ocupaba la mitad de la suite

En la cama de mi ex marido (L.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora