La Exposición

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La exposición fue un verdadero descubrimiento para Camino. Disfrutó admirando cada una de las obras de arte y analizando su significado con Maite, cuando no estaba ocupada hablando con algún conocido. Y para disgusto de Camino, la conocían muchas personas en aquel lugar, así que constantemente eran interrumpidas.

Maite se encontraba en su salsa, se notaba que aquello le encantaba e intentaba no dejar a Camino mucho tiempo sola, pero Camino la dispensó un rato y se marchó sola a seguir mirando cuadros. No es que quisiera estar sola, pero comprendía que Maite lo necesitaba, parecía muy contenta y alegre. Aunque en la distancia, a Camino le encantaba verla así y en más de una ocasión compartieron miradas cómplices.

Después de estar mirándola por un rato, Camino decidió disfrutar de la visita y seguir viendo cuadros. Además, de no hacerlo no tendría nada que comentar con Maite durante la cena. Eran básicamente cuadros de tinte impresionista y cubista. Camino supuso que como Maite conocía sus preferencias, eligió esta exposición en concreto. Después de un rato, se detuvo frente a uno de los cuadros impresionada. Éste, mostraba los cuerpos desnudos de dos mujeres abrazadas, pintadas con ligereza y se podría decir que con cierta rabia contenida.

- Veo que te gusta.- Oyó decir a una voz detrás de ella. Camino se dio la vuelta y detrás de ella había una mujer impresionante que parecía salida de una película de Hollywood. Bucles dorados, sonrisa tierna y mirada dulce como la miel y del mismo color. Iba vestida con un vestido de flores, quizás de los más informales en aquella sala. Se veía en sus rasgos que era joven, quizás no tanto como Camino, pero tampoco de la quinta de la mayoría de los que estaban allí. Destacaba igual que ella.

- Soy Amarice y ese cuadro es mío.- Dijo con una sonrisa cómplice.- Así que cuidado con lo que dices a continuación.- Le advirtió con sorna.

- Pues debo decirte que es un sacrilegio.- Le dijo Camino muy sería. La chica paró de reír.- Un sacrilegio que no se venda, porque es deslumbrante.- Aclaró sonriendo.- El color, la pincelada gruesa y descuidada, la rabia contenida, todo eso lo hace muy especial.

- Vaya, no es por casualidad que estés aquí, veo que sabes de arte.- Le dijo mirándola con interés renovado.

- He venido con mi profesora.- Declaró Camino, señalando hacia Maite, que justo en ese momento se giró y la miró apurada.

Maite llevaba un rato queriendo escaquearse de la conversación que estaba teniendo lugar, pero no veía el momento adecuado. Se volvió para mirar a Camino y la encontró hablando con alguien, una chica joven, quizás era una amiga... pensó encogiéndose de hombros. Tampoco es que le importase... pero lo cierto es que no estaba poniendo atención a nada de lo que hablaban, solo se limitó a volverse una y otra vez sin poder apartar los ojos de Camino y de su acompañante por más de medio minuto.

- Maite cielo.- La llamó uno de los tertulianos.- ¿Tú qué opinas?.- Le preguntó mostrando mucho interés.

- Pues mirad, me vais a disculpar, pero he venido con una alumna y la pobre es tímida y creo que la he dejado sola por demasiado tiempo.- Se disculpó sonriendo con timidez y un poco nerviosa. Los allí presentes asintieron comprensivos y sonrieron genuinos ante la preocupación que mostraba Maite por su alumna.

- Entonces ¿dibujas?.- Le preguntó la chica colocándose a su lado y admirando la pintura con la joven.

- La verdad es que debo admitir que su obra me ha dejado turbada.- Comentó Camino sin oír su pregunta e ignorándola por consiguiente.

- No te entiendo.- Le dijo la chica girándose para mirarla con el ceño fruncido.

- No estoy muy familiarizada con el amor entre mujeres y la imagen me hace sentir...

Impresión, sol naciente (Maitino love)Where stories live. Discover now