Mi paisaje de mil matices es tu cuerpo (2ª Parte)

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 Maite

Ella era preciosa, en su totalidad. La tenía desnuda completamente ante mí y mi mente dio saltos de alegría rememorando cada una de las cosas que había fantaseado con hacerle. Salvando el hecho de que jamás había estado con una mujer, tenía experiencia con hombres mientras que para Camino era su primera vez en todos los sentidos.

Le ordené sin reparos que se pusiera boca abajo, se echó a reír primero incrédula, pero al ver que yo no sonreía, obedeció sin rechistar. Mis ojos se abrieron de deseo al observar su espalda y su trasero. Definitivamente no tenía nada que ver con el cuerpo de un hombre. Era mucho más agradable para mi vista porque su cuerpo era suave y carecía de bello. Para mí, que era la primera vez que estaba con una mujer, facilitaba las cosas, no solo por la belleza de su cuerpo, sino porque cuando pensé en lo que podría gustarle, comprendí que era una mujer como yo y obviamente, supuse que le gustaría lo que a mi.

Me dejé llevar por mis instintos y deseos más profundos y rápidamente me deshice de mi ropa interior. Si iba a sentir su cuerpo y ella el mío, que fuera por completo. Ella continuaba de espaldas a mi, y a juzgar por el movimiento constante de su pierna, estaba impaciente. De hecho creo que iba a decir algo cuando me eché sobre su cuerpo por completo, dejándola muda al instante. Pensé que aquello le excitaría más a ella que a mi, pero notar la suavidad y el calor de su piel, y tener entre mis manos aquella cintura tan fina, me hizo humedecerme exageradamente. Me deshacía sobre ella y estaba segura de que lo había notado, pero me daba igual. Besé la parte de su cuerpo que quedaba justo a la altura de mi boca, la piel de su cuello y la nuca. Gimió y se retorció bajo mi cuerpo y sentí tanta lujuria que mordí y succioné suavemente su cuello, lo que le arrancó gemidos más guturales. Los movimientos que hacía para alcanzar su nuca, provocaban el roce de mis pechos en su espalda y de sus nalgas en mi intimidad, lo que me volvía aun más loca.

Decidí parar de nuevo y lamer su cuerpo de arriba abajo con mi lengua, mordiendo y succionando. Me entretuve más tiempo en la piel de sus nalgas. Era una delicia, suave y esponjosa, y después de apretar con mis manos sus nalgas con lujuria, decidí pasar mi lengua muy cerca de su intimidad, pero sin llegar a tocar en ningún momento y b ajar por sus muslos. El mejor viaje que he hecho en mi vida y era un viaje con un destino claro y definitivo, pero antes había algunas paradas obligatorias. ¡Qué paisaje tan bonito el de su cuerpo, con tantos matices diferentes!

Regresé hasta su cuello, volviendo a dejarme caer sobre ella, pero esta vez coloqué mi pierna entre las de ellas, rozando su intimidad con mi muslo. Gemí al notar lo húmeda que estaba y ella gimió con el roce.

- ¿Qué te parece si ejerzo una vez más mi papel de profesora contigo?.- le sugerí al oído ronroneante. Era una de mis fantasías que tantas veces había recreado en mi cabeza... con ella. Además era así como había empezado nuestra relación.

- ¿Y de qué me vas a dar clases?.- Preguntó ella con cierta renuencia.

- De sexología.- Repuse sonriendo con lascivia.

- Pues siento decirte que sé lo que hay que saber, aunque si hay prácticas me apunto.- Me respondió con cierta chulería.

- Sí que las hay. Empezaremos por la primera lección.- Repuse, tomando distancia. Ella permaneció en silencio, a la espera. Me acerqué temiendo que notara lo que haría a continuación, pero sus pensamientos parecían ir por otro lado. Para nada se esperaba sentir uno de mis dedos sobre su intimidad. Pegó un leve saltito y luego empezó a toser nerviosa. Sonreí con seguridad y volví a inclinarme sobre ella. Con una mirada sensual le mostré sin reparos mi dedo lleno de sus fluidos.- La primera lección es esta.- Mi voz me sonó gutural, quizás por el deseo que sentía. No dejé de mirarla mientras lamía levemente la punta de mi dedo... Me miró con los ojos abiertos, embriagada y muy excitada. Pasó su lengua por su labio humedeciéndolo y se incorporó intentando alcanzarme para besarme, pero me retiré maliciosa.

Impresión, sol naciente (Maitino love)Where stories live. Discover now