Cap. 3 (Conociéndose)

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Después de algunas horas de que anocheciera Vegetta nos dio la orden de acampar ya que habíamos recorrido kilómetros desde Karmaland. Vegetta pasaba a lado de Auron quien éste luego nos lanzaba miradas alegres para luego hacer alguna travesura a los demás, sin duda él alegraba el viaje de alguna manera. 

—Willy...

—¿Qué quieres Fargan?

—Ayuda a poner las tiendas de dormir.

—No... ése es tu trabajo, yo estoy meditando.—Willy hacía esa típica pose de meditador budista mientras un Fargan se sujetaba la raíz de la nariz. 

—¿Seguro..?

—Seguro.

—Esta bien...

—¿E-en serio..?

—Vale no hay problema.—Fargan se acercó a armar otra tienda de dormir.

—¿N-no estas e-enojado conmigo..?—Willy se agacho a lado de Fargan viendolo con preocupación mientras que Fargan lo ignoraba y seguía con lo suyo.

—No. Esta bien, sigue con lo tuyo.

—Sí tu lo dices~...—Se retiraba a la roca que se había sentado hace unos momento pero de pronto se regresó para volver a ver la reacción del contrario.—Ya en serio... ¿No estás enojado porque no te ayude?

—Ah~ Willy, Willy... ¡¿Por qué siempre que te ignoro y te dejo hacer lo que quieras me empiezas a molestar?! ¡¿No puedes aunque sea una vez dejar de molestar?!—Realmente me sorprendí al ver a Fargan enojado para luego suspirar hondo y dirigir su mirada hacía mi.—¡Luzu!

—¿S-sí?—Realmente Willy se había excedido de la paciencia y tolerancia de Fargan y ahora yo debía ser él responsable.

—¿Podrías acabar de armar esta tienda por favor?

—Claro... ¿Pero qué vas h-hacer?

—Ay~ no me digas que te enojaste, ¿o sí..?

—¡Por sino lo sabes voy a vigilar alrededor ya que tu eres un flojo, viejo, patético e inútil! ¡Realmente no sé cómo hiciste para entrar a los Caballeros de Vida!—Señalaba Fargan a Willy para luego dar media vuelta e irse.—¡Viejo decrépito! ¡Ya no te soporto!

—¿C-cómo... se atreve ese pajarraco feo... a d-decirme así? ¡Vete al demonio irrespetuoso y para tu información no soy un viejo todavía!—No podía evitar ver con decepción aquel drama que habían hecho. Acabé de armar la tienda y luego acercarme con los demás a la mesa que estaba cerca la fogata.

—Bien chicos es hora de comer.—Vegetta se acercó con platos de comida junto a él, Mangel.

—Vaya se ve delicioso...—Rubius estaba a un centímetro de empezar a comer quien Vegetta le pegó en su mano.—¡Ay! Eso dolió...

—Espera a que todos tengan su plato maldito osos pulgoso...—Vegetta observaba con grandes ojos a Rubius, era normal que se enojara por el mal comportamiento estúpido e inmaduro por algunos de nuestros compañeros.

—D-de acuerdo... me quieres matar ya, ¿eh?

—No, pero no es mala idea la verdad...

—Oye... M-mangel, Vegetta me quiere cocinar.

—Descuida no creo que a Vegetta le guste los cerdos ¿O no Auron?—Lolito miraba con burla a Auron quién éste se dispuso a reír. Su sonrisa, era muy pegadiza y al instante yo dí unas pequeñas carcajadas que apenas se oyeron.

—¡Oye, Tampoco creo que alguien te quiera cocinar estás todo rancio!

—No lo creo... Mangel me dijo que estaba suave mi piel al tacto.—Rubius miró a Mangel quién éste soltaba unas leves carcajadas preocupado.

"El Pacto" Karmaland IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora