"El Pacto" Karmaland IV

Cap. 9 (Como si nada hubiera pasado...)

El peli gris oscuro miraba sus manos inexpresivo, preguntándose a sí mismo que debería hacer, su hermano de aventuras estaba enojado, estaba claro que tenía razón su amigo el peli blanco, pero no podía dejar a su amorío y su "hermano pequeño". Pero antes de que pudiera responderse a sí mismo uno de sus compañeros entró.

—Vegetta, es hora de desayunar.—Se asomaba en la puerta de la tienda.—¿Estás bien?

—Ah!, Sí, ya voy denme un minuto.

—Vegetta te ves echo un asco, es por lo de Willy ¿no?

—¿Como que «te ves echo un asco»? Tontito.—Indignado.—Yo nunca hasta en los peores momentos me veré así.

—Claro, claro. Será mejor que vengas de una vez porque Mangel está un poquito estresado en alimentar animales...

—¿Y tú no eres un animal?

—¡¿Qué?! Obviamente no soy un animal, animal.

Vegetta empezó a dar carcajadas pequeñas. No era tan gracioso hablando de hacer un plática como lo hacía con Auron (O al menos a la perspectiva del de ojos morados) pero no se quejaba de la compañía del albino.

Rubius estaba un poco incómodo puesto que Vegetta lucía diferente ante sus ojos, era algo extraño, no lo comprendía y le molestaba no entender.

Después de que su Líder dejará de dar pequeñas carcajadas se miraron, él por supuesto solo estaba sorprendido y por el contrario el de ojos morados daba una mirada "tierna". Rubius finalmente se sentía súper incómodo, sin más el oso se salió como si no le importará su mirada y dándole confusión al contrario.

—¿Auron..?

—¿Qué pasa Luzu..?—Poniendo platos de comida sobre la mesa.

—¿En serio no fuiste tú quién estaba en los arbustos?

El pelinegro miró a su amigo castaño sin expresión. Respiraba profundamente para luego soltar unas palabras algo flojas.

—Luzu, primero cenemos y luego nos peleamos.—Se sienta en la silla.—¿Te parece?

—¡Ah! Ci-cierto, lo siento.—Se sienta en frente del contrario.—Huele delicioso, provecho.

El silencio en la habitación era demasiada notoria, Auron no parecía incómodo ante la atmósfera, en cambio Luzu sentía que se asfixiaba.

¿Me habría equivocado? era probable de que hubiera sido Auron, pero por la actitud que me muestra creo que realmente me dice la verdad, si tan solo pudiera ver sus ojos unos momentos para ver si me miente. Me dispuse a dejar mi cuchara de lado para mirar con decisión a Auron, él estaba concentrado en su comida, sin hablar y sin tan siquiera ver qué hacía yo, no podía evitar sentirme agobiado ante tal situación.

El azabache miró de reojo hacía los ojos del castaño.

—¿Que pasa..?—Masticando.—¿Me quieres decir algo?

—Bueno yo...—Traga saliva.—¿Hay a-agua? creo que me estoy aho-ahogando.—Tosiendo.

—Ah, pues creo que en ese jarrón de barro.—Señala el objeto.—¿Quieres que te sirva?

—Si no es mucha molestia.—Voltea su rostro a otro lado.—Por favor.

—Claro que no Luzu, voy.

—Auron, quiero hablar contigo.—Mirada seria. Confiaba en Auron después de todo me salvó la vida aquella vez con los asesinos.

—Dime.