Cap. 10 (El Cambio... Parte 1°)

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Era un día lluvioso donde se encontraba cerca un pueblo al suroeste. En sus bares se lograba escuchar risas, cantos y algunos relatos de caballeros y/o héroes haciendo grandes hazañas. Un chico en particular caminaba por los callejones de este pueblo, buscando algo o alguien que le ayudará a acabar con su sufrimiento.

—Tengo hambre...—Mira el bar a unas distancia algo larga.—Podría ir ahí y tal vez...—Interrumpe su oración.—No, debo continuar.

Con determinación continuó su andar. Una brisa tan fresca como un fruto maduro de un arbol en primavera y fría como el hielo seco, se presenció en el pueblo, el chico se estremeció al momento. Cada placa de su piel se extendía unas gotas de sangre. Era obvio que no le quedaba mucho tiempo. Antes de desplomarse por completo logró escuchar un grito no tan fuerte, seguramente una chica en peligro.

No podía irme si alguien estaba en problemas. Debía dar un último esfuerzo por lo menos para salvar una vida más.

Una joven con cabellos sienna era acorralada por tres sujetos, que probablemente estaban pasados de tragos. El joven caminaba un poco en sick sack, por la sangre que caía del brazo.

—Ey, jovencita...—Se recarga en la pared.—¿No tendrás de pura casualidad unas cuantas monedas de plata y/o de oro?

—Lo siento, no.—Aprieta su puño.—Si me permiten...

—Tuc, tuc, tuc...—Mueve su dedo índice en negación.—A dónde jovencita, aún no hemos acabado contigo.

—Pero yo sí.—Pega a propósito en su hombro.—Con Permiso. 

Uno de los sujetos extraños agarró con brusquedad la muñeca de la joven, estampando la contra la pared.

—¡¿Acaso te crees valiente mocosa?!—Escupe en el suelo.—Solo te pedimos un favor ¿Y no nos ayudas?

—Bueno según ustedes ¿Por que los debería ayudar?—Frunce el ceño.—Solo son tres borrachos más, ahogándose en alcohol.

—No solo somos tres borrachos, linda.—Se acerca un poco a su rostro.—También somos héroes~

—Agh~ —Trata de apartarse.—Aléjate de mi, asquerosa peste.

Los tres borrachos junto a la joven escucharon un ruido en uno de los callejones que estaba atrás de ellos. Miraron y buscaron algo o alguien que lo hubiera provocado. No había nada.

—¡Baa! Como sea.—Voltea a ver a la joven.—Nos vas a pagar de cualquier manera.

—Ni lo pienses.—Le suelta un golpe con el puño.

Antes de poder darse cuenta el borracho que había sido golpeado se levantó enojado. Agarrando del cuello sin previo aviso y estampando la contra la pared. La joven de los cabellos sienna tosía en busca de aire que no había tomado por el impacto.

—Maldita mocosa.

Gemía de dolor.

—Alto...—Tose sangre.—De-déjenla

La sombra salía con delicadeza del callejón, tratando de no hacer tanto ruido.

—¿Y tú quién carajos eres..?—Enarca una ceja.—Estás herido..

—Váyanse de aquí...—Tose más sangre.—Y les perdonaré, dejen en paz a la dulce joven.

—¿Y porque demonios deberíamos hacerle caso?—Preguntaba uno de los individuos.

La sombra se recargo un poco a la pared del callejón. La brisa de la lluvia y unos ligeros relámpagos se hacían presente, iluminando un poco más a la figura que tenía la mirada clavada en el piso.

"El Pacto" Karmaland IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora