11: Que no sea, Mark, que no sea, Mark.

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Que no sea, Mark, que no sea, Mark.

(N/A): Holi uwu ¡su primer POV! Mi cosito ya está crenciendo :'3 que disfruten la lectura

Hércules;

Caminar con Lana por toda la ciudad era bonito, lo único que le quitaba lindura al momento era el silencio sepulcral de la chica. Mientras él pensaba que podría saber un par de cosas más de ella, la susodicha se cerraba como una caja fuerte. Y de esas que se lanzan al mar y te tragas la llave. No sabía qué decir para hacerla hablar. Sólo habían tenido una conversación durante todo el trayecto y era sobre Mark.

Mark lo tenía hasta la coronilla.

Recordaba sus peleas con el chico, eran de los más estúpidas, pero para ese momento tenían su sentido. Al contrario de la memoria de Lana, él había conocido a un Mark Clayton para nada perfecto. Por eso quería ayudar a la chica a conseguir respuestas, porque estaba seguro que Mark se había enrrollado con quienes no debía y pagó las consecuencias. Como tantas veces se lo advirtió. Era una pena, por más que sea, no era malo, sólo que su apariencia de chico de oro lo estaba volviendo cobre por dentro. Y se empezó a oxidar, lentamente...

- Lo que dijo la policía cuando investigaban el caso...- La suave voz de la ratoncita le sacó de sus recuerdos. La miró de reojo, iba tranquila, mirando al frente sin desviar su vista un segundo, con esos ojos azules penetrantes como picos de hielos. - Era que encontraron varias cosas en la casa de un chico apellidado McGregor; cosas de Mark, pero ese chico ni siquiera estudiaba en nuestra secundaria. Fue sospechoso, pero no sé por qué, lo olvidaron y ya.

- Tenía dinero. - Soltó instantaneo. - Por eso lo olvidaron. - Buscó en sus más reconditos recuerdos para poder dar con alguien con ese apellido. Hércules era de pandillas, estuvo en varias, tanto como lo estuvo en fiestas y cenas de alta clase, su familia era igual de rica como para que "olvidaran" sus acciones pasadas infrigiendo la ley. Y de repente, volvió a él la imágen del chico. - Preston, Preston McGregor. - A Lana se le iluminaron los ojos.

- ¡Perfecto! ¿Dónde vive? - Se detuvo de golpe, Lana a su tiempo, lo hizo también.

- Hay que tomar un taxi, vive lo suficientemente lejos de aquí como para que sea sospechoso que las cosas de Mark estuvieran en su casa. - Lamentó haber dejado su moto en la casa, pero tampoco podía devolverse a buscarla. Hizo señas hasta que un taxi atendió su llamado, se subieron y le dictó la dirección. Lana no paraba de hacer preguntas sobre Preston, pero él tampoco podía hablar mucho de eso. Era alguien grande, riesgoso, que sin mover un dedo podía meterlo en el pozo de donde salió.

Con mucha sutileza, comenzó a unirle los cabos a Lana, para hacerla entender quién era ese chico. - Preston McGregor, estudiaba en la secundaria Fletcher, a las afueras de la ciudad, no conocía a Mark, pero sí que conocía a Sandra. Cuando tu hermano y mi hermana empezaron a salir, Prest se volvió loco. Quiso destruirlo, pero con el tiempo fue apaciguandose esa ira, hasta había conseguido novia, el único detalle era que...-Paró. Miró a Lana con pena, no sabía si debía soltar algo así. Ella en cambió, le instó a proseguir, con ansias, y se rindió, lo dejó salir. - Vendía drogas.

Lana se quedó confundida, no entendió porque su tono de voz cambió a ser serio. Suspiró, iba a ser complicado todo el camino que les quedaba por recorrer.

- Mark se drogaba, Lana. Le compraba drogas a Preston. Por eso se conocían. - Lana había quedado estupefacta, sus ojos abiertos de par en par. La vió bajar la cabeza y soltar aire. No se lo esperaba, eso seguro.

- Nunca pensé que hubiera continuado con eso. Él prometió dejarlo, dijo que sólo era el estrés, que ya estaba más calmado, que nunca volvería a ocurrir. - Ahora le tocó a él sorprenderse.

La Chica con El Libro de Agatha ChristieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora