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Día 14

Dios mío. Mañana ya sería el día en el que podremos volver a salir afuera. Ya quiero volver a pisar el exterior, respirar ese aire a ciudad, ver a los chicos. No más tarea virtual, por favor. Estoy como loco con esto de las carteleras, la montaña rusa y el vídeo de mierda ese.

Cuando termine esta cuarentena, mi vida va a ser ¡puf! Un cambio total: voy a aprovechar más el día, voy a ir a MCDONALD'S, mi heladería favorita, el centro comercial, al cine, y a jugar fútbol con los chicos. Ya no tendré que estar más encerrado y gastar platales en alcohol en gel. Voy a gritar: "¡Adiós, bicho! ¡Vete y no regreses nunca más en tu vida!".

Por favor, tengo que salir de esta claustrofóbica casa, alejarme de esta madre insoportable que no me deja respirar ni un segundo, y correr, correr muy lejos, volver a vivir, o si no dejo de llamarme Kazuki Sorimachi.

Son las diez de la noche. ¡Finalmente logré hacer todo en un sólo día! Trabajé diez horas sin descanso. Las carteleras quedaron DI-VI-NAS, me aprendí el oral de Química, la montaña rusa la hice con ayuda de mi padre, y también me ayudó a hacer la jabalina con materiales que él tenía en el cobertizo, y también a hacer el vídeo, el cual quedó ¡muak! Impecable: lo edité con un editor que Hyuga me recomendó (con ese editor se sacó 12 en el parcial de Informática del año pasado, el cual era hacer un vídeo de no menos de cinco minutos, y el tema podía ser a tu elección). 

¡Estoy agotadoooooo! Me echo en la cama y espero a quedarme dormido...

─¡Kazuki!─ escucho la voz de mi madre─¡Ya está la cena!

¡Mierda, tengo que cenar! Pero tengo sueñoooo, aunque a la vez tengo un hambre de aquellas, ¡que hasta podría comerme a Kei...! 

No, no, Sorimachi, a Kei no. No eres un caníbal.

Bueno, como y enseguida me voy a mandar la noche de mi vida.