𝗧𝗘𝗠𝗣𝗢𝗥𝗔𝗗𝗔 1 | 10

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△𝗩𝗶𝗲𝗻𝗮△

—¿Qué le has dicho a Denver que haga con ella? —pregunté seria, el solo me puso una sonrisa tierna y siguió ignorandome— Andrés, estoy hablando muy enserio. Responde.

—Tranquila, solo le he dicho que la lleve de vuelta  al despacho y que la mantenga muy vigilada —me senté aun así sin estar tranquila. La cara de Denver no expresaba lo que el me estaba diciendo.

Un disparo.

Abrí los ojos de par en par y me levanté de un salto, en cambio Berlín no se inmutó seguía ignorando todo lo que pasaba a su alrededor. Eso me trajo demasiados nervios y sin pensarlo dos veces corrí hacia donde venían los disparos y escuché otro. Nairobi y Moscú fueron a avisar a Berlín y esta vez el vino detrás mía en busca de dónde venían. Era Tokio. Ella disparaba a las cámaras que habíamos puesto para que nos viese el profesor y ahora estaba apunto de disparar a la cámara de la cafetería. Helsinki y Oslo la apuntaban con sus armas, el profesor dijo algo que no llegue a oír y Tokio se calmó y bajo el arma con una expresión de terror en su cara.

Todos nos calmamos y volvimos a nuestros puestos como si nada, pero la manera en la que actuaba Berlin no me transmitía ninguna calma. Me ahogaba por dentro.

Otro disparo.

Este venía de arriba. Todos los rehenes gritaron y se abrazaron unos a otros. Esto era demasiado raro, el ataque de pánico estaba por venir. No sabía que estaba pasando y eso era lo que me agobiaba. Berlin se fue con paso acelerado hacia de donde vino y yo le seguí pero el se giró y me paró.

—Berlin, que cojines te pasa —dije muy molesta agarrándolo del traje antes de que siguiera subiendo.

—Nada, yo con mis problemas, eso fue lo que me dijiste. No quiero que te metas.

—Esto se está pasando de la raya y lo sabes. Esto no está en el...

—¿Plan? Si lo se, pero las cosas no siempre salen como uno espera, quédate aquí o te ato a un columna —dijo interrumpiéndome. El era capaz de hacer eso así que volví a mi puesto molesta.



—Esos disparos que todos hemos oído procedían de una rehen que nos ha engañado y ha intentado contactar con la policía con este teléfono — Las palabras de Berlin me hicieron pensar y darme cuenta de lo que de verdad había hecho. Había matado a Mónica. Empecé a respirar agitadamente ahogamdome con mi propia respiración corrí hacía un despacho, me encerré y me senté en el suelo para pensar. El no debería de haber hecho eso, me dijo que todo estaba bien.

Estaba frustada, tan agobiada que me empecé a mover mis pies rápidamente y a rascar, arañandome. La sensación era querer estar despierta. Me hacía daño con tal de bajar la frustración, puse las manos en la cara y sin querer se escapó un sollozo.

—Viena, ¿puedo entrar? —dijo una voz cariñosa desde la puerta, Moscú. Hice un ruido de afirmación y la puerta se abrió dejando ver al hombre con cara preocupada— ¿Qué pasa pequeña?

—No es nada, solo un ataque de pánico. Me pasa a muy menudo —dije con lágrimas en la cara al cariñoso hombre que estaba enfrente mío. El me abrazó cogiéndome de las manos para que dejase de rascarme. Al fin sentía que mi respiración se relajaba y dejaba de moverme frustadamente, me calmé y me soltó sonriente— Muchas gracias Moscú, ya estoy mejor.

—Nada, nada. ¿Pero porque te ha dado el ataque? —tragué saliba deseando equivocarme con lo que iba a decir.

—Belin dijo algo y creo que se lo que ha hecho, algo muy malo, no lo sé pero me imagino lo peor —me limpié las lágrimas y rasqué suavemente mi mano para poder calmarme completamente.

—Vale, vamos a ir a ver si lo que supones es cierto. Y te lo va a decir si o si porque si no lo castro —sonreí hacia el hombre y éste me ayudó a levantarme del suelo. Llegamos a la cafetería con paso acelerado y allí estaban todos muy nerviosos y molestos. Estaba preparada para saber la verdad.

—¿Se puede saber que puñetas ha pasado aquí? Viena estaba sufriendo un ataque de pánico así que quiero la verdad —dijo este molesto, Berlin con preocupación pero yo solo le puse una mala mirada.

—Berlin ha mandado ejecutar a un rehén —Habló Tokio ya que nadie decía nada. Empecé a rascarme de nuevo el brazo, este estaba rojo pero yo solo tenía ojos para el suelo.

—¿Quién ha sido? —preguntó de nuevo el hombre casi en un susurro. Todos se miraron entre ellos con frustración y finalmente Tokio volvió a hablar.

—Tu hijo —me llevé la mano a la cabeza con frustración y me rasque el brazo con más fuerza mientras andaba lentamente sin mirar a nadie. Berlin intentó pararme la mano para que dejara de rascarme así yo lo aparte bruscamente, el obviamente era el menos indicado para impedirme hacer eso. Cuando sufro este tipo de ataques actuó muy nerviosa y frustadamente. Supongo que era por saber que mi hermano había mandado ejecutar a una mujer indefensa y embarazada. Sabía que el era así pero nunca a este punto. Y tambien estaba así por el hecho de que nunca me imaginé a Denver como un asesino...

Moscú salió con paso apresurado, Berlin salió detrás de el y a los segundos yo les seguí casi corriendo. Berlin gritaba el nombre del mayor mientras que yo les seguía, iban demasiado rápidos y les perdí la pista. En cuanto retomé el camino y los encontré, Andrés apuntaba a Moscú, pero este no tenía pinta de tenerle miedo.

—¿Qué vas a hacer, me vas a disparar? —decía este acercándose más a la pistola— ¿Y después a quien, a tu hermana? Te vas a quedar solo en esta puta ratonera.

Siguió el paso hasta la puerta del baño y esta vez yo iba detrás de el. Abrió la puerta y lo vi, todo estaba cubierto de sangre.

[...]

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Nada más que añadir 👏🏻😔

𝓥𝓲𝓮𝓷𝓪    { La Casa De Papel }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora