𝗧𝗘𝗠𝗣𝗢𝗥𝗔𝗗𝗔 1 | 19

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△𝗗𝗲𝗻𝘃𝗲𝗿△


Había pasado casi un día desde que vi un agujero en el costado de mi mejor amiga. Conseguimos cerrar la herida pero ella aún no despertaba, conociéndola esto es porque seguramente quiere dormir más. Todo esto que le pasó me hizo recordar como nos conocimos.

*Me encontraba tumbado en el césped mirando al cielo, era una tarde calurosa de verano. Viena estaba hablando con Berlin, ella podría tener 17 años pero estaba buenísima, habíamos hablado un par de veces. En cuanto terminó de hablar vino hacia mi dirección, al parecer discutieron.

—Hey —dijo como saludo recargandose en el árbol de al lado. Sonreí e indiqué que se colocase a mi lado, ella hizo caso y se tumbó para mirar el cielo despejado.

Era realmente hermosa, sus labios rojos, las pecas adornando toda su cara, las cejas perfectas, sus mejillas rojizas... Era hermosa.

—Si no dejas de mirarme me pondré nerviosa.

—Mierda. Perdona, yo solo... —no había ni empezado mis dotes de ligue y ya la había cagado.

—Da igual, por lo menos disimula un poco tío.

—Es que tus pecas... Son preciosas —¿desde cuándo yo soltaba un piropo?

—Eso me dicen, la verdad es que me la suda si las tengo o no —simplemente me encanta esta chica. Se giró para mirarme— Pareces un tío divertido, ¿de dónde eres?

—Soy de... —antes de que pudiese continuar la chica me dio una ostia— ¡Hey!

—Nada de información confidencial, se profesional joder. Te podrían echar del atraco por eso —suspiré hondo, al fin y al cabo ella llevaba razón. Me senté y ella copió mi acción.

—¿Cómo puede tener un idiota como Berlin una hermana tan linda? —señores, ya estaba atacando.

—No sabría decirte —dijo divertida— ¿Y cómo puede un idiota como tu tener un padre tan tierno?

—¿Eso es un halago? —dije divertido.

—Puede... —dijo muy sonriente achinando sus ojitos, no aguanté más y me acerqué para besarla. Ella me detuvo, mierda, demasiado rápido— Tranquilo vaquero, no me van mucho los tíos —simplemente increíble, la había cagado. La miré sorprendido y nos tumbámos de nuevo mirando el cielo. Hubo un silencio algo incómodo, hasta que al fin hablé.

—Joder... ¿Qué opinas de Tokio? —dije sentándome. Ya, fue lo único que se me ocurrió. Ella me miró con una ceja alzada divertida y yo levanté los hombros haciendo que riésemos.

—Tiene un cuerpazo increíble, pero me parece algo intensa, demasiado impulsiva.

—Tienes razón, tienes razón. Pero eso no quita que tenga un cuerpazo...

Seguimos hablando de chicas y riendo durante toda la tarde. Y así empezó nuestra amistad, supongo que es una rara anécdota.*



△𝗩𝗶𝗲𝗻𝗮△


Me moví para un lado para que el sol no me diese en la cara, un momento... Abrí los ojos lentamente y miré a mi alrededor, estaba en la fábrica, ¿muerta? Intenté levantarme pero solté un quejido al ver que no podía.

—Ostia puta, estoy viva —me dije tocándome el cuerpo— mierda.

Digo, prefería estar muerta a quedarme en esta puta fábrica un minuto más. Pero tampoco me habría hecho gracia morir aquí, así que  supongo que wujuu, estoy viva...

—Como sea —dije para volverme a acomodar en el sillón y volver dormir, después de un balazo una está cansada.

La verdad es que no podía volver a dormir, eso era raro ¿cuánto tiempo llevaba durmiendo? Intenté ponerme de pie ayudándome del sillón hasta que finalmente lo conseguí. Fui cojeando y soltando pequeños gruñidos, el costado dolía como mil demonios. Llegué al despacho encontrándome a todos apuntándose entre ellos, que bien.

—Esto no es una bonita democracia —dijo Berlin.

—No, no lo es, no —habló Nairobi— abrimos las puertas y dejamos salir a Oslo.

—De aquí no sale nadie —contradijo quitando el seguro de su arma.

—Berlin —advierte Tokio al mismo tiempo que Nairobi quita el seguro de su arma.

—Oslo no sale —dijo Helsinki seguro bajando las armas de los dos— nosotros hablar antes de entrar, no importa herida, antes muerte que cárcel —se dirigió a Nairobi— ¿Tu entender?

—Si —dijo esta con una sonrisa triste.

—Yo ocupar de Oslo.

—¿Qué pasa con Oslo? —hablé finalmente ganándome la atención de todos los presentes.

—¡Viena! —dijo Denver acercándose para abrazarme junto a los demás haciendo que me quejara por la herida— mierda perdona.

—¿Qué haces que no descansas enana? —dijo Berlin divertido para después abrazarme.

—Si, también te eché de menos.

—Deberías hablar con Sergio, parece que se va a morir —me susurró en el oido— No sabes el miedo que pasamos en cuanto vinos tu herida.

—Fui muy irresponsable al no ponerme el chaleco antibalas, lo siento.

—Esa irresponsabilidad tuya podría haberte matado.

—Lo sé, pero me gustó correr el riesgo, fue divertido.

—¿Podrías dejar de pensar en ti? Para los que estuvimos en frente no fue para nada divertido. Estabas en el suelo con una herida de bala llena de sangre y una sonrisa en tu cara, fue aterrador —el hablaba muy serio, tiene razón.

—Llevas toda la razón, he sido una capulla.

[...]

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Siento que haya sido tan corto, quería hacerlo más largo pero no os podía dejar con esta intriga jajaja

𝓥𝓲𝓮𝓷𝓪    { La Casa De Papel }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora