𝓥𝓲𝓮𝓷𝓪 { La Casa De Papel }

𝗧𝗘𝗠𝗣𝗢𝗥𝗔𝗗𝗔 1 | 08

△𝗩𝗶𝗲𝗻𝗮△

*Estábamos todos juntos, la mayoría en una mesa y yo se te da en un ventanal. Todos charlaban animosamente mientras yo le escuchaba y me reía de todas las estupideces que decían mientras que con una mano me terminaba la cerveza.

—¿Y si no sale bien? —y ahí estaba el puto aguafiestas de Río para joder el momento— ¿Qué pasa si no sale bien?

—Joder, pues que moriremos en la puta cárcel —le dije con una sonrisa inocente que en cambio recibí una mirada por parte de el que marcaba terror y preocupación, que inocente.

—A ver, cachorros, —intervino Nairobi sin dejar de largo la diversión— nadie va a morir en la trena y ¿que va a pasar? pues lo mismo de siempre: vuelta al trullo, al cigarrillo en el patio, al cuatro langostinos por la cena de Navidad, los vis a vis, a veces.

—Un lujo, vamos —dijo Denver divertido.

—Lo jodido es si sale bien —dirigí mi mirada a a Tokio quien había tomado la palabra— ¿Que coño vamos a hacer con tanto dinero?

—Mira, yo me voy a pillar un Maseratti, —saltó Denver casi al momento ocasionando que algunos nos riesemos— uno azul cielo despejado.

—Di que si.

—Y un centro de artes marciales —dijo de nuevo tan rápido que costaba entenderlo, solté una carcajada limpia— Y un garitazo, pero un garitazo de tres pisos ¿eh? Con unos altavoces que te sangren los oidos. "Pum pum pam que pim pam pum han". Y pa' ti unos pulmones, que los tienes hechos mierda de la mina —dijo lo último dirigiéndose a su padre, este soltó una física negando con la cabeza.

—¿Y se puede saber de donde coño vas a sacar dos pulmones? —pregunté divertida el me miró con las cejas alzadas y to repetí el gesto.

—¿No hay gente que vende riñones? Habrá gente que venda pulmones —todos reímos de su idiotez.

—Yo compraré una bodega con viñedos y fabricaré mi propio vino en campos kilométricos, vinos de calidad —dijo Andrés sirviéndose otra copa, yo reí ante eso.

—¿Un millonario que puede comprar cualquier vino que le salga de los huevos y prefiere comprase una bodega para hacer su propio vino? —le pregunté divertida, el me miró con una sonrisa alzando una ceja, todos me dieron la razón con la mirada.

—Por el arte, hermanita —todos volvieron a reír ante la locura de este. El era así, y yo lo quería así.

—Pues yo compraría una isla —habló Tokio de repente, ocasionando que cada uno diéramos nuestra opinión a la vez.

—Pues poner tres.

—Tres son multitud.

—Un archipiélago —gritó Nairobi ocasionando nuestra risa, de verdad amaba como era. Y así seguimos todos hablando a la vez dando nuestras opiniones sobre lo que haríamos.

—Bueno, todo lo que estaís diciendo es caro, —intervino Sergio haciendo que todos prestaran su atención en el— pero aun así nos seguiría sobrando muchísimo dinero. Si robamos a lo grande, soñar a lo grande.