CAPÍTULO 50

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—Para la próxima semana traeré las fechas donde presentarán sus proyectos. —avisa la profesora con voz firme y autoritaria.— Recuerden que es un requisito básico para poder recibir sus títulos. —nos recuerda mientras se dirige al escritorio con determinación. — ¡Hasta la próxima semana!

Me levanto del asiento y cuelgo mi pesada mochila en mi hombro, sintiendo el peso de las responsabilidades acumulándose en mi mente.

Salgo del aula y observo a mi alrededor, los pasillos están repletos de personas apresuradas, cada una con su propia carga y preocupaciones.

Camino rápidamente hacia la salida, seguida de cerca por mis guardaespaldas. Tengo tantas cosas por hacer en el próximo mes que no puedo permitirme perder el tiempo y acumular estrés innecesario.

Nos subimos al auto y de repente estamos en camino hacia el departamento, mientras la radio reproduce una canción que apenas escucho. Al llegar al complejo de departamentos, me bajo del auto junto a los guardaespaldas, agradeciendo su presencia amable y reconfortante. Subimos en el elevador y, al abrir la puerta principal, me encuentro con Max tratando de romper un peluche y Shawn en la cocina, que me observa de arriba a abajo con una mirada llena de complicidad.

Dejo mi bolso en uno de los sillones, asegurándome de que Max no pueda alcanzarlo con sus travesuras, y me quito el blazer, sintiendo el sofocante calor del día en mi piel. La tensión entre Shawn y yo se hace evidente cuando me saluda con un apodo que solo utiliza en situaciones especiales.

—Hola, mi celosita. —me saluda con una sonrisa, y sin darme cuenta, alzo una ceja en señal de sorpresa y desaprobación.

Recuerdo la ocasión en la que su mamá nombro sus relaciones pasadas, y al ver mi confusión la señora Karen me pidió que no me dejara llevar por los celos. Desde entonces, Shawn ha aprovechado esa situación para llamarme de esa forma frente a su familia y amigos, pero esto ha trascendido no puedo evitar sentirme molesta por ello.

—Me vuelves a llamar así y te aseguro que dormirás en la habitación de invitados. —le digo a través de los dientes apretados, y él alza las cejas sorprendido, pero niega ligeramente con la cabeza, como si entendiera la gravedad de sus palabras.

—No necesito que estés molesta. —responde con una pizca de preocupación en su voz. — En todo caso, debería ser yo quien se moleste al ver cómo les muestras tus piernas a esos imbéciles que estudian contigo. ¿Qué te he dicho sobre usar faldas? —pregunta, bajando la mirada con reproche.

Me muevo incómoda, tratando de que deje de mirar mis piernas y cuestionando si realmente me molesta su atención o si solo estoy siguiendo una especie de juego de poder. Intento ocultar mi verdadera reacción.

—Me has dicho que te encanta cómo me quedan. —miento, buscando una forma de mantener el control de la situación.

—Pensé que lo había pensado. —susurra, mirándome nuevamente a los ojos.

Frunzo el ceño ante su comentario, intentando descifrar sus intenciones y si realmente está preocupado por mi bienestar o solo está jugando conmigo.

—Bueno, si quieres, puedo quitármela con el calor que hace afuera, me estoy derritiendo. —digo, agarrando el control del aire acondicionado para subir la temperatura y cambiar de tema.

Shawn suelta una carcajada, como si hubiera entendido mi indirecta. —Podemos dejar eso para después, preciosa. —me dice con una insinuación en su voz, guiñándome un ojo de forma tentadora.— ¿Has almorzado? —pregunta de repente, mostrando una preocupación genuina.

Hago una mueca, dándome cuenta de que ya casi son las tres de la tarde y no he tenido tiempo para almorzar, aunque sí desayuné temprano. Desde que vivo nuevamente aquí, me levanto antes que Shawn para preparar el desayuno, es mi forma de ayudar y contribuir en el departamento.

MATRIMONIO POR CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora