-¿Seguro que no se te olvida nada?- le pregunto dejando una de sus maletas en el suelo.
-Que no...- rueda los ojos.- Lo tengo todo, no te preocupes cariño.
-Vale, vale- me río.
Se acerca y me besa.
-Nos vemos dentro de una semana- sonríe.- Te quiero.
-Y yo.
Se sube al taxi, y después de unos segundos, arranca y lo veo desaparecer en la carretera.
Suspiro.
Doy media vuelta, y con la nariz casi roja del frío, vuelvo a entrar en el portal para subir en el ascensor y entrar en casa otra vez.
El calor de la estufa que hay en el comedor hace efecto, y me acerco a ella, poniendo mis manos cerca para calentarlas.
-He hecho ensalada, ¿quieres?- pregunta Carlos apareciendo por la puerta del comedor.
-Eh... sí, por qué no.
-Cinco minutos y está lista- se va hacia la cocina otra vez.
-Perfecto pues voy a cambiarme de ropa y ahora vengo- digo yo dirigiéndome hacia mi habitación.
Entro y me freno en seco.
Mierda.
¿Cómo es que no había pensado en ello?
¿Cómo se supone que voy a dormir yo ahora?
Sola ni de coña, es que no puedo.
Joder..
Me cambio rápidamente y voy a la cocina dejando al lado el problema que me va a conllevar una semana no muy agradable.
-Puto día de mierda... Entre que se me ha roto la moto y la he tenido que dejar en el taller, y que mañana me levanto temprano...- habla para él.
Pongo dos platos, dos vasos y los cubiertos, para poco después sentarnos ambos cara a cara.
Hay tensión, ninguno sabe qué decir.
Esto no nos había pasado nunca. Quedarnos los dos solos, sabiendo que nadie más va a entrar.
Es... raro.
Es como si viviéramos los dos solos.
Un escalofrío recorre mi cuerpo.
-¿Esta semana toca trabajar el viernes?- pregunto, intentando sacar algun tema de conversación. Esto ya empieza a ser hasta intimidante.
-Sí, supongo, depende de la jefa.
Asiento. Veo que no tiene muchas ganas de hablar.
Y pensándolo mucho, nunca hemos tenido una conversación normal.
Básicamente porque esto entre nosotros no existe, ¿conversación normal?
-Carlos, tenemos que hablar de esto- digo al fin. No puedo más, necesito saber su opinión.
-¿De qué?- me mira.
-Lo sabes perfectamente, no hagas como que no tienes ni idea- ruedo los ojos.
-¿Qué quieres que te diga?
-Pues tu opinión al respecto, no sé, que me digas algo- me cruzo de brazos encima de la mesa.
-¿Es eso lo que quieres?- a lo que yo asiento.- Muy bien, entonces te digo mi opinión.
-No tengo ni puta idea de lo que estamos haciendo Julia. No lo sé, pero me gusta. Me gusta pasarmelo bien contigo,-hace una pausa- cuando nos encontramos, no sé... La adrenalina que siento no la había sentido con ninguna otra chica.
-¿Quizá porque no está bien lo que estamos haciendo?- ironizo.
-Puede- se ríe.
-¿Y te ríes? A mi no me hace ni puta gracia -le respondo seria- estamos haciendo daño a Javi.
-Pero si no lo sabe...
-Pero tarde o temprano tendrá que saberlo, y bien no se lo va a tomar. Además de mi relación con él, la tuya como primo también te debería preocupar. Y te recuerdo que este piso es suyo. Nos va a odiar a los dos, y nos va a mandar a la puta calle Carlos, ¿no lo entiendes? -resoplo empezando a enfadarme debido a su ignorancia- ¿Qué vamos a hacer, eh?
Se queda en silencio, sin moverse.
Al menos está empezando a razonar.
-Lo estamos llevando como si fuera la cosa más normal del mundo, y le estoy poniendo los cuernos a mi novio, tu primo, pongo énfasis en las dos últimas palabras.
-¿Y qué quieres hacer? ¿Eh? ¿Parar todo esto? Porque deberíamos haberlo hecho hace bastante, ahora ya no hay marcha atrás- me dice él.
-Lo sé, por eso tenemos que pensar cómo lo vamos a hacer, tengo que decírselo.
-¿Y por qué tiene que saberlo? Hagamos un trato. Que no se repita más, y no hablamos más del tema.
-Sabes que esto no va a ser así- admito.- Sé sincero.
-Bueno... Vale sí, sería muy difícil que no volviese a pasar, pero tampoco sé que quieres que hagamos, no nos queremos- abro los ojos y le miro con cara de estar flipando.
-¿Qué pretendes?- me pregunta al ver mi cara de asombro- ¿Que compremos una casa tú y yo, nos casemos, tengamos hijos y vivamos juntos para siempre?- ironiza.
-Todo esto lo has dicho tú, yo no he dicho esto.
-¿Entonces?
-Pues que nos hemos metido los dos en esta mierda, y tenemos que salir juntos de ella- concluyo.
-A mí todo esto me estresa...- dice.
Alucino con el poco interés y preocupación que le pone cuando hablamos.
-Eres insoportable...
-Y tú muy irritante- se levanta de la mesa.- Me voy a dormir, así no me vas a bombardear con preguntas estupidas.
-Que hayas tenido un día de mierda no significa que me puedas hablar de esta manera- le digo.
-Hablo como me da la gana- alza la voz Carlos.
-¿Sí? Pues vete a la mierda- le digo levantándome yo también.
-Igualmente
Gilipollas...
Hacía tiempo que no nos peleábamos de esta manera, supongo que también es porque no hemos tenido mucho tiempo a solas, y el que teníamos no lo usábamos para hablar, sin duda alguna.
Pero supongo que él es así de insoportable, y la verdad es que a veces no sé porqué no le doy con el martillo en el taller.
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Dos Miradas No Se Cruzan Por Casualidad
Teen FictionUna boda, una pareja, y alguien que no debería haber conocido. Él, el chico que va a hacer que se replantee todo lo que tenía por sabido. Él, el chico castaño de aquella boda. ¿Por qué tenía que conocerle? No lo sabe, pero algo de lo que no duda Jul...