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*narra Carlos*

Hace rato que la veo concentrada, va mirando al suelo intentando no dejar ni un sitio sin fregar, se lo está tomando más en serio de lo que pensaba. Yo estoy arreglando un coche que desde ayer está aquí, por lo que debo acabar lo más rápido que pueda, tenemos bastantes por entregar esta semana.

-Julia, ven un momento- decido interrumpir su tarea por primera vez y me giro hacia ella.

-Dime- pregunta acercándose a mí.

-¿Puedes darme esos alicates? Los que están allí, en esa mesa- señalo.

-Claro- va rápidamente y me la trae.- Aquí tienes, ¿algo más? ¿O solo me has hecho venir porque eres un vago y no puedes ni andar cuatro metros?- se cruza de brazos.

La estudio de arriba a abajo, el mono le queda muy bien, demasiado, pienso en cosas que no debería en este momento, por lo que sacudo la cabeza un par de veces y vuelvo a la realidad.

-Soy tu jefe, no deberías hablarme así...- la pico, como siempre.- Creo que quieres seguir manteniendo el trabajo, ¿verdad?

-Te recuerdo que tú vives en casa de mi novio, por lo que con un par de frases te vas fuera, pero quieres seguir teniendo donde dormir, ¿verdad?

-No te pongas chulita conmigo eh, Julita- se acerca a mí.

-Llevamos casi dos meses viviendo juntos y aún no sabes que me llamo Julia, y no Julita- me imita cuando dice su propio nombre de esa forma que odia tanto.

-¿Algo más necesita el señor?

-Sí, quiero que aprendas como arreglar el motor de un coche como éste, tengo que enseñarte cómo hacerlo- me giro hacia el capó abierto, apoyándome en él y mirándola.

-¿Dejo de limpiar esos cristales?- pregunta.

-Sí, ya lo harás mañana- digo centrándome en lo que tengo que explicarle.-Es sencillo- empiezo cuando ya se ha posicionado a mi lado, para prestar atención a la demostración.

Le explico un poco en general cómo empezar, básicamente se lo explico un poco por encima, y creo que lo capta al momento.

-Nos queda media hora, a las ocho y media nos vamos, solo hoy vamos a estar tanto rato, los demás días estaremos hasta las seis y media o por ahí.

-Vale- asiente.

-Pues te toca- le extiendo mi mano ofreciéndole los alicates.

-¿Yo?- se señala a sí misma.

-¿Quién va a ser si no?- río irónicamente.

-Lo voy a romper aún más de lo que está- dice.

-¿Empiezo yo y tú sigues?

-Está bien, pero no me lo tengas en cuenta, voy a romperlo- sonríe.

-Que no hombre, ya verás- hago lo mismo.

-¿Empiezo por aquí?- me señala un par de piezas de al lado del motor.

Asiento, por lo que empieza a trabajar.

Me quedo mirándola.

No sé como lo hace, pero cada día está más guapa que el anterior.

Tenerla tan cerca de mí y no poder lanzarme en cualquier momento es muy frustrante, pero es la novia de mi primo, no puedo hacerle esto.

Cómo le gustaría a Carlos haber hecho caso a esta frase...

Pero no fué así.

*narra Julia*

Dos Miradas No Se Cruzan Por CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora