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—Ya vuelvo, cariño. —dijo Jeonghan con un puchero. Se deslizó fuera de la cama para dirigirse al baño completamente desnudo y sin pudor alguno.

Mingyu observó el pequeño trasero expuesto de su amado. Sonrió, luego de hacer el amor se sentía parcialmente satisfecho. No podía evitar sentir en el fondo de su mente una incómoda sensación parecida a la culpa. No quería ni ponerle nombre a eso.

Recargándose contra el cabecero apoyó su cabeza contra él y cerró los ojos. El pálido rostro dormido de Wonwoo contra el edredón de su cama vino a su mente. Eso le irritó, no debería pensar tanto ni sentir otra emoción que no fuera furia y rencor contra el hombre que lo apartó para siempre de unir su vida a la del hombre que realmente amaba.

Apretó la mandíbula cuando recordó su estúpido comportamiento hacia su esposo en la boda, se había dejado llevar por la vulnerabilidad de Wonwoo aquel día. Pero desde entonces trató de mantenerle lo más apartado que pudiera. Su mente había estado confusa los últimos días, sintiéndose más protector con Wonwoo, era obvio que estaba necesitado de cariño y atención. Claro que le acariciaba el ego que fuese su atención la que quería.

Decir que esos sentimientos le irritaban era decir que un tornado solo era un soplo de aire fresco.

Cerró los ojos. Y encima su padre le estaba presionando con su fidelidad al matrimonio, quizá Wonwoo había ido a llorarle sobre que su su marido aún no le tocaba, y tal vez por eso el rey tomó la decisión de mandarlos de viaje, solos. Y el solo pensar en estar tres meses en la compañía de Wonwoo le ponía incómodo y ansioso. La vibración en la mesita de noche junto a la cama le hizo abrir sus ojos, estirándose para tomarlo vio el nombre de su padre en la pantalla, suspiró antes de contestar.

—¿Si?

—¿Dónde diantres estás? —la calmada furia en la voz del monarca le hizo fruncir el ceño.

No tenía sentido mentir, su padre sabía que amaba al duque de Incheon, no le debía nada a Wonwoo.

—Estoy donde Jeonghan. —dijo apartando el edredón sacando sus piernas para sentarse en el borde del colchón.

¿Por qué no estas con Jisoo? —su padre bufó, hubo un breve momento de silencio donde solo se escuchaba la respiración de su padre por teléfono y el sonido amortiguado del agua de la ducha cayendo en la habitación. —Este no es el comportamiento de un futuro monarca, Mingyu, y lo sabes muy bien. Si no vienes aquí en la próxima hora voy a quitarle su título al duque de Incheon, voy a quitártelo a ti y anularé tu matrimonio con Wonwoo.

—No. —dijo con la mandíbula apretada.

Soy el monarca de esta nación, creo que esa es la razón por la cual puedo hacerlo. No creas que no sé qué tu matrimonio no se ha consumado, y antes de que te vayas sobre tu esposo, él no ha comentado nada. Pero, no hace falta. Tienes cincuenta minutos. —sin nada más su padre colgó.

Apartó el teléfono dejándolo en la mesita. Odiaba cuando su padre lo trataba como a un niño pequeño, tenía veintisiete años, por el amor de Cristo. Se pasó una mano por su despeinado cabello, tomó aire mientras localizaba su ropa que yacía descartada en el sofá frente a la cama. Jeonghan salió envuelto en una mullida bata color azul cielo cuando él se abotonaba la blanca camisa. La sonrisa en los labios del guapo joven murió.

—Supongo que el pequeño llorón esposo ya corrió con Taehyung... —dijo ácidamente sentándose en la cama.

Mingyu también se sentó, alcanzó sus zapatos y comenzó a calzárselos.

—Es mi padre, o rey, para ti. Y no, no ha ido a llorar. Sin embargo, quiere que arregle lo de la gira cuanto antes. —no era su intension hablarle en el tono de molestia con el que salió, pero en esos momentos estaba más molesto por todo lo sucedido que no podía sentirse mal por el momento.

Royal Lies | MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora