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Después de la noticia de la fecha para la boda el tiempo pasó volando y cuando menos lo esperaba ese día había llegado.

A las cinco de la mañana había sido despertado por las ansias. Yoona entró a la habitación irradiando felicidad. Lo abrazó.

—Hoy es el gran día, cariño.

Asintió, apartó las sábanas y se dirigió al baño. Yoona lo ayudó a prepararse de pies a cabeza. Nunca había tenido un amigo cercano y su madre había fallecido hace tantos años que apenas la recordaba.

Después de un relajante baño, salió. Yoona le había traído su desayuno. Unos deliciosos panqueques, con claras de huevo y jugo de duraznos. Por muy infantil que sonase, ese era su desayuno favorito, a él le encantaba lo sencillo.

A las ocho llegó Soonyoung, el estilista encargado de arreglarlo para su boda.

Sentado en una silla frente al hombre, se sentía ridículo, no era una chica para ocupar que le ayudaran con su cabello. Pero su padre quería que estuviese todo perfecto, así que Soonyoung se aseguraría de que se viera perfecto.

Comenzó esparciéndole espuma para afeitar en sus mejillas y barbilla, con la navaja quitó los pocos vellos que pudiera tener. Continuando con un corte de pelo. Yoona trajo su uniforme y lo dejó sobre la cama, separándole las prendas para que no se arrugaran.

—¡Voilá!—Soonyoung lo dejó que se levantara para que se viera en el espejo.

Se quedó sorprendido. Con el cabello peinado hacia atrás pero con un mechón rebelde que se escapaba a su frente. Lucia bien. ¡Cielos, esperaba que Mingyu por fin lo encontrara atractivo!

—Pero que guapo te vez, mi niño.—La mujer le tocó las mejillas con sus suaves manos.—Estoy tan orgullosa de ti, Wonwoo.

—Quiero que me acompañes hacia el altar y después te sientes en la banca de mis familiares, Yoona. Y no quiero que me discutas. Todos aquí sabemos que has sido como mi madre todos estos años.

Lágrimas se aglomeraron en los ojos de la mujer mayor. Asintió.

—Te quiero mucho, cariño.

—Y yo a ti también. Ahora por favor ve a cambiarte.

Yoona salió con pequeños sollozos de la habitación. Soonyoung estaba recogiendo sus cosas así que Wonwoo tenía un poco de privacidad. Fue tras su biombo y comenzó a cambiarse.

Cuando terminó salió y se estaba acomodando su chaqueta negra, su padre entró a su habitación.

—Soonyoung, dejanos solos, por favor.

El hombre asintió y se retiró.

—Buenos días, padre.

Jungkook lucia el uniforme de gala de la marina, igual que él sólo que la chaqueta de su padre era roja y portaba más condecoraciones.

—¿Cómo te sientes? —si era posible, su padre se veía algo más alterado que él.

—Si te refieres a los nervios lo más probable es que me ataquen ya que este por entrar a la iglesia.—Le sonrió.

Y el abrazo que le dio su padre lo tomó por sorpresa, sabía que Jungkook lo amaba aunque no fuera un padre que diera muestras de afecto.

—Quiero que sepas que estoy orgulloso de ti. Nunca dejes que lo que los demás digan te nuble el juicio o te haga sentir menos. Te amo, hijo.

Jamás en sus veinticuatro años de vida había visto a su padre con los sentimientos tan a flor de piel como en ese momento.

—Yo también te amo, padre.

Royal Lies | MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora