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El rey les había citado ese día entrada la tarde. Desde el incidente en el granero, Wonwoo no vio a Mingyu por ningún lado. Caminó desde el jardín hasta la oficina del rey, tocó tres veces.

—Pase. —escuchó la voz del rey, amortiguada por la pesada madera de la puerta. Entró e hizo una reverencia dándole una sonrisa a su ahora-suegro.

—Su majestad. —Taehyung negó.

—Toma asiento, Wonwoo, puedes llamarme suegro, ahora somos familia. —Wonwoo movió la cabeza de manera afirmativa y tomó asiento no sin antes tropezar con la alfombra y al querer agarrarse del pequeño sillón éste se vino con él.

El rey se puso de pie rápidamente para ayudarle. Las mejillas de Wonwoo estaban ardientes por la humillación.

El monarca le ayudó a ponerse en pie y a levantar el sillón, Wonwoo se sentó.

El rey volvió a su silla detrás del escritorio, le dio una sonrisa, a Taehyung le deleitaba la forma en que Wonwoo se movía y actuaba. Podría ser que fuera torpe, pero tenía un porte elegante. Todo lo que un rey necesitaba, ¿Por qué Mingyu no podía ver el tesoro que tenía frente a él?

En ese momento entró Mingyu, tenía una mirada impenetrable haciéndole difícil descifrar de qué humor se encontraba.

—Padre. Wonwoo.

Taehyung le indicó el sillón libre frente al escritorio.

—Toma asiento, hijo.

Mingyu se sentó y cruzó las piernas, recargando el brazo en el reposabrazos y descansando su barbilla en sus nudillos. Wonwoo le echó un vistazo y se le secó la boca ante la vista, Mingyu lucía más que guapo con ese traje negro a la medida y la camisa blanca desabotonada, sentado de aquella manera exudaba confianza.

Apartó la mirada, se giró con el rey y éste le miraba divertido. Demonios, lo atrapó comiéndose a Mingyu con la mirada.

—Me complace tener su presencia. El motivo de esta reunión es que, como saben, mi estado de salud ha ido deteriorándose. El médico me recomendó reposo por un mes. —hizo una pausa mirándolos a ambos. —Puedo ir a los eventos locales que requieran mi presencia. Sin embargo, no puedo completar la gira como estaba previsto.

—¿La vas a cancelar? —preguntó Mingyu.

Taehyung negó.

—No, de hecho, me gustaría que fueras tú quien la realizara. Pronto serás rey, ya es tiempo que te familiarices y convivas con tus súbditos, hijo.

—Tengo deberes aquí, padre.

Taehyung hizo un ademán con la mano.

—Seungcheol se encargará de ellos.

Mingyu exhaló, claramente no estaba de acuerdo con su padre.

—No me parece.

El rey le ignoró.

—¿Tú que opinas, Wonwoo?

—U-um. —tragó mirando en dirección a Mingyu.

—No lo mires a él, chico. Mírame a mi, dame tu opinión. —le reprendió Taehyung. Puso su mirada en los ojos del hombre mayor, lucía cansado.

—Supongo que deberíamos hacerlo, es una buena oportunidad para Mingyu que la gente vea un lado más humano mientras es príncipe. Y no se sientan intimidados por él cuando ascienda al trono.

Taehyung se reclinó en su silla señalando a Wonwoo con la mano.

—Ahí lo tienes. —le dijo a Mingyu. —Tu esposo cree lo mismo. Debes ganarte el corazón de tus súbditos. Le di los detalles a Jisoo, ella los va a acompañar durante la gira. Necesito que se reúnan lo más pronto posible por si hay algún cambio o ajuste.

—¿Cuando salimos? —preguntó Mingyu.

—En una semana debes estar en Tokio. —le informó el rey.

—Bien. —se puso en pie, hizo una reverencia y salió por la puerta. Wonwoo bajó la mirada.

—Wonwoo. —le llamó Taehyung, Wonwoo levantó la vista. —Me alegra que ya formes parte de esta familia, tal vez te cueste un poco acostumbrarte, pero confío en que lo lograrás.

La sonrisa en el rostro del hombre le reconfortó, asintió.

—Gracias, su majes- suegro. —Taehyung le regaló una sonrisa.

Después de la reunión con el rey se dirigió a su habitación, encontrándose con Mingyu deshaciéndose de su ropa. Tenía el torso desnudo, los pies descalzos y estaba desabrochándose el botón de los pantalones.

—¿Qué te pareció lo de la gira? —preguntó Wonwoo tratando de ser amigable con el hombre. Sentándose en la esquina de la cama junto a la ropa descartada del príncipe.

Mingyu se encogió de hombros bajando el pantalón por sus piernas.

—Me gustaría más atender mis asuntos aquí, pero si mi padre quiere que tome su lugar, entonces no hay opción.

De acuerdo, no era la respuesta que el había esperado. Wonwoo apartó la mirada para no ver aquello que cubrían esos bóxers negros, ya sentía un ligero hormigueo en su entrepierna. No quería hacer más evidente lo mucho que le gustaba ver así esposo si  todo esa ropa elegante.

—Yo sé que eres capaz de lograrlo, esta será la última vez que tengas contacto con ellos antes de que seas rey. Pienso que es una excelente manera de despedirse de ese título.

Mingyu bufó.

—Claro, solo quieres regodear el estatus de príncipe consorte, ¿no?

Wonwoo frunció el ceño y negó.

—¿Por qué lo haría? —le miró los pies, sabía que si trataba de subir la mirada se quedaría atorado en aquel marcado torso.

—La pregunta sería, ¿porque no lo harías? Tienes la posición y el cargo que muchas personas desearían. Vas a ser rico toda tu vida, vas a ser rey consorte. Definitivamente una vida muy difícil.

No entendía porqué Mingyu estaba tan enojado, hace unos momentos parecía tranquilo en la oficina de su padre.

—Es algo que estaba destinado a ser desde que nací...

—¿Y no podías decir "no"? —preguntó con voz enojada.

Wonwoo lo pensó, sabía que su padre se hubiera enfurecido, pero no lo habría obligado al matrimonio si no lo hubiera querido.

Se encogió de hombros.

—Nunca pensé en decir no. —dijo bajo.

Escuchó algo que pareció una risa, proveniente de Mingyu.

—así, claro que nunca lo pensaste. —dijo sarcásticamente. —Me voy a dar una ducha y cuando salga espero estes listo para ir con Jisoo.

Wonwoo asintió. No iba a alegarle que no se iba a cambiar. Escuchó la puerta del baño ser cerrada y se dejó caer de espaldas a la cama. Observó el techo, los querubines allá arriba eran preciosos. 

«¿Nunca pensaste en decir "no"?» Realmente nunca lo había pensado, de hecho, esa era su deseo.

¿Cómo sería su vida si no tuviera que cumplir ese deber? Bueno lo más probable es que hubiera sido un niño bonito con título como el duque de Incheon.

Pero casarse con el hombre del que estaba enamorado, ayudarle a ser un buen monarca, tener hijos a los que educar y amar... si, ese era su sueño.  No podía imaginarse a sí mismo haciendo otra cosa, era para lo que había sido criado, y era lo que él quería.

Sin embargo, sabía que Mingyu no lo estaba de él, aunque no dejaba que eso le desanimara. Sonrió. Quizá después de todo solo necesitaban pasar más tiempo juntos, cerró los ojos. Y sin darse cuenta fue arrastrado al mundo de los sueños.

Royal Lies | MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora