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Esperaba que Wonwoo estuviera de lo más parlanchín, en realidad, creía que sería como un niño en un parque de diversiones. Sin embargo, lo único que recibió de él cuando lo vio fue un asentimiento de cabeza y una mueca, algo que creyó sería un intento de sonrisa.

Nunca le preguntó a dónde irían, nunca sonrió hacia él. De hecho, solo se acurrucó en su asiento y cerró los ojos durante la hora y treinta minutos del vuelo.

Cuando el piloto anunció que estaban a pocos minutos de aterrizar Wonwoo abrió los ojos y se colocó el cinturón. Giró el rostro hacia Jisoo quien también tenía la misma mirada escéptica en su rostro. La actitud de Wonwoo lo tenía un poco preocupado. Tal vez estar lejos de su familia lo tenía triste. Si, eso era.

Creyendo que había encontrado el por qué de la situación decidió dejarlo estar.

Una vez hubieron a aterrizado, Mingyu salió primero, tras él Wonwoo y al último Jisoo. No era por cuestión de género, sino cuestión de rango. Después de todo Mingyu era el príncipe heredero.

Le sorprendió ver que no había fotógrafos esperando por él, miró a Jisoo preguntándole con la mirada.

—El rey quiso que llegaran a esta hora para que no hubiera hostigamiento por parte de la prensa, alteza. —contestó la joven mujer.

El asintió, Wonwoo caminaba tras ellos en silencio. Lucia tan pálido con ese abrigo negro y sus gafas redondas. Su cabello cubriéndole la frente y revoloteando con el suave viento.  Tenía la punta de la nariz y las mejillas sonrojadas a causa del frío.

Fuera del aeropuerto privado los esperaba una SUV, Jisoo subió al frente mientras que Wonwoo y Mingyu fueron atrás. El menor estaba tan pegado a la puerta que Mingyu casi temía que está se abriera y saliese volando.

La charla de Jisoo con el conductor era lo único que llenaba el silencio dentro del auto.

—Gracias. —agradeció Jisoo al conductor japonés.

Los tres bajaron, los guardias de seguridad que le acompañaban en el otro automóvil abrieron la puertas del hotel. La recepcionista les dio una sonrisa y les entregó sus respectivas llaves.

Al pedir el ascensor uno de los guardias frenó a Jisoo cuando quiso subir dentro del elevador.

—El príncipe heredero es primero. Ni siquiera el príncipe Wonwoo puede subir. Nosotros subiremos con el príncipe heredero, su alteza y usted subirán en el siguiente ascensor, señorita. —explicó el fornido hombre.

Wonwoo ni siquiera se inmutó, simplemente se apartó y se dirigió al otro ascensor, el cual llegó segundos después que las puertas se cerraron.
Nadie comentó nada durante el ascenso a las habitaciones.

—Gracias, Han —agradeció Mingyu a uno de los guardias. —Jisoo, me permitirías un minuto.

Quería hablar algunos detalles sobre el viaje con ella, Wonwoo se disculpó y entró a la habitación.

—Jisoo, ¿por qué nos estamos hospedando en un hotel en lugar de ir al palacio del emperador? Siempre nos recibe allí. —preguntó intrigado.

—Su padre así lo dispuso, en todo el viaje no nos quedaremos en las casas de los funcionarios o en los palacios de los reyes. Lo siento, alteza.—Mingyu cerró los ojos unos segundos, su padre no dejaba de sorprenderle.

—¿Sabes cual es la razón de su decisión?

La mujer negó.

—No es mi deber cuestionar las órdenes del monarca, alteza, sino acatarlas. —se excusó. Asintió.

Royal Lies | MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora