La locura y la razón.

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A veces te extraño viejo amigo, solía extrañarte los primeros meses sin hablarnos. Recordaba él contarte cómo me sentía y cómo te preocupabas por mi, las críticas que hacíamos a los demás y las bromas que sólo tú y yo entendíamos.
Siempre querías escucharme, porque te importaban mis sentimientos y yo siempre quise protegerte porque me importabas, teníamos la conexión más pura que alguien podía tener y todos lo sabían.
Pero nos volvimos extraños en poco tiempo. Me convertí en tu enemiga sin siquiera saber que eso era lo único que querías de mi.
Yo era el orden y control que te faltaba y tanto detestabas, me convertí en lo que más temías y por eso te fuiste, huiste, desertaste.
Solo una vez más me viste a la cara y fingiste que no había ocurrido nada, tan inconsciente como siempre. Ahí fue cuando supe que nunca fue, es, ni podría estar contigo.
Pues como buenas contrapartes nunca estaremos del mismo lado, lo que a uno le falta al otro le sobra, pero no significa que podamos complementarnos, porque eso implicaría parecerse en algún punto y tu y yo éramos todo, menos parecidos.
Éramos la locura y la razón.
Por eso decidí huir, así como tú hiciste tiempo atrás. Ambos nos convertimos en desertores, al darnos cuenta de que no valía la pena seguir en una guerra que ninguno podía ganar.
Extrañaba lo que decías ser, aunque siempre supimos que era una mentira.
Ahora ya no te extraño, ahora solo pienso en lo afortunada que soy porque no estás aquí.
Y se que algún día, nos volveremos a encontrar como alguna vez lo conversamos.
Nos veremos por la calle.
Yo te reconoceré y tu a mi no.
Y me decepcionaré al darme cuenta de que eres el mismo loco, pero que se ha perdido, al no haber encontrado otra forma de respirar, al ser sofocado por su delirio.
Y tú, ni siquiera sabrás quién soy, pero te darás cuenta, de que soy la misma cuerda, pero que se ha descubierto, al haber encontrado una forma de respirar y ya no está ahogada por su realidad.
Nuestro destino se cumplirá.
Seremos quien siempre fuimos.
Tu siempre serás la locura.
Y yo siempre seré la razón.
Así que...
Adiós, viejo amigo.
Esta vez, para siempre.

-Despedida a R.

Cartas a la obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora