Cartas a la obsesión

Para el amor que nunca volverá.

El fue la única persona que me aceptó y me miró con amor, de una forma tan genuina y pura, sin importar lo odiosa que puedo llegar a ser. El siempre me quiso, sin importar mi físico o mi personalidad. Nunca quiso cambiarme en ningún sentido ni espero nada de mi, nunca en la vida me lastimó.
Cada día muero un poco más, al darme cuenta de que nunca encontraré a alguien que me de esa mirada de completa aceptación y amor.
Estuvimos juntos toda una vida y a la vez nunca pudimos estar juntos como una pareja por muchísimas razones.
Era el chico más bueno, noble y sencillo del mundo, no era el más guapo, ni el más inteligente o de mejor posición social, era normal, se que habría alguien mejor que el en eso, pero para mi el ya era el mejor porque era simplemente el, auténtico.
Fue el desventurado e imposible amor de mi vida. Y me duele tanto pensar en las imposibilidades, que mi alma murió cuando no puede despedirme de él, al no poder tener otra noche, no poderle haber dicho nunca cuanto lo amaba, no escuchar su voz, no volver a abrazarlo y oler su perfume que tanto me gustaba, no poder ver sus medias sonrisas cuando algo le hacía gracia, o ver su rostro de molestia aunque el nunca estaba molesto. Pienso en que nunca tendré una boda y caminaré hacia el altar para verlo, en los hijos que nunca tuvimos, en el futuro que jamás tendremos. Atesoro tanto las pocas cosas que tengo de él, los recuerdos, fotos, un anillo de plástico que me regaló.
Yo hubiera dado mi vida por el, daría todo porque el fuese feliz y tuviese una gran vida. Lo ame de una forma que nunca he podido estar con nadie y tal vez nunca pueda estar lista, como nunca poder pertenecerle a alguien más.
No pasa un solo día sin que lo extrañe y espere con ansia esa otra vida, para que por fin podamos estar juntos.
Pero mientras tanto sigo viviendo con dolor, resignada a que viva solo en mi memoria que con el tiempo se deteriorará hasta que quede en el olvido que alguna vez estuvo ahí junto a mi.
Y se que seguirán pasando los años, soñándolo, buscándolo y encontrándolo en otros, dedicándole canciones y escribiéndole cartas que jamás leerá.
Lo quise a el, desde el principio, hasta el fin y para siempre. Y la única certeza dentro de todas mis dudas es que fue, es y será el amor de mi vida.
Y una vez que amas de esa forma, creo que nunca más vuelves a amar así.

-Escrito sobre D.