Los días pasaron tan lento, pero a su vez, no supe qué pasaba en todo ese tiempo. Era estar allí, al aire.
Mi cuerpo moribundo y sin felicidad se movía de forma automática, a la merced de un ente dominante, un ente que me decía dónde moverme, me decía qué pensar. Una sombra, una deidad; una pesadilla continua marcada en cada uno de mis suspiros. Controlando mis venas llenas de sangre muerta.
Eran pocos los momentos en los que podía sentir que era yo misma, quizá el pensar ya no era una opción. Perder el control de tu cuerpo debe ser caer muy bajo, pero quizá es un castigo que me merezco. El castigo de aquella desdicha , llamada haber nacido enferma.
¿Si muero sería una preocupación?
Un ser repugnante me domina desde hace poco tiempo, o quizá, hace mucho. Sin embargo aquella monstruosidad que gobierna mis adentros me pide asesinar a sangre fría.
Podría jurar que no reconozco aquél rostro pálido y demacrado que se dibuja en el reflejo de mi espejo. Mi estómago mantiene un vacío en el que me es difícil contemplar un alimento sin que me dé náuseas.
Mi cuerpo frío.
Mis manos moradas.
Mi mirada enferma.
Mi mente podrida.
Y un vago recuerdo de unos ojos azules que no puedo recordar de quién eran. Pero su sola existencia hacen que entre en un calor que me quema.
Uno que odio.
Uno que me hace querer desaparecer.
Sin embargo, tampoco sé qué es lo que sigue existiendo de mí.
ESTÁS LEYENDO
Bohemian Rhapsody (Max y tú)
Fiksi PenggemarApunté con el arma, mis manos temblorosas y un nudo en mi garganta se formó. Sin darme cuenta, del cuándo, del dónde, del cómo. La maté. Ella fue mi punto de quiebre. "¿Por qué perturbas mis sueños? ¿Por qué no te largas y vas a los de otro? Vete de...