Capitulo veintiuno: Lo que el viento y dos caballos se llevaron

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Fargan salió de la casa de Guillermo triunfante pero fingiendo tristeza, cada segundo que pasaba era un paso más a estar finalmente al lado de Alex. Pero antes de salir de ese horrible lugar se aseguró de tener uno de los cabellos de Willy para que sus sospechas fueran confirmadas. Corrió a la casa de Andrea pero antes le marcó a Vegetta.

—¿Si?—contestó Vegetta.

—Necesito que vigiles a Guillermo.—ordenó con la respiración agitada.—Te cuento rápidamente, solo necesito que vigiles a Rubén y a Guillermo, manda a Luzu y a Auron conmigo.

—Estaremos ahí lo más rápido posible.

Llamó a la puerta de ambas chicas desesperado por entregar la puta muestra de cabello. Nadie respondió, ahora quedaba ir a la comisaría para que le analizaran el cabello. En la comisaría no lo dejaron entrar, tuvo que entrar a empujones contra algunos pasantes. Rápidamente llegó Andrea y Maya ante el alboroto que había en la estación.

—¡El viene con nosotras!—respondió Andrea en su nombre. Agarro a Fargan y lo llevo a su espacio de trabajo.—Bien, ¿que investigaste?

—Conseguí una prueba del mayor sospechoso actualmente. Necesito que la investiguen rápido. ¡ALEX ESTÁ EN PELIGRO!

—¡Coño!—Maya salió corriendo al laboratorio.

—¡Mi pendeja se fue sin el pelo!—exclamó arrebatándole el pelo y guardándolo en el puño.—¡Ay Dios mío!

Fargan aprovechó para beber cafe de maquina, en su peculiar gusto le gustaba más el café de olla al de la máquina de la estación. Mientras se debatía por el sabor le llagó una llamada de Auron.

—¿Donde estas, Fargan?—preguntó.—¿Que le mandaste hacer a Luzu que salió corriendo? Estábamos en medio de una sesión.

—¡TU!—alargó la palabra.—Ven rápido a la estación de policía, apúrate.

Auron colgó. Fargan estaba ansioso por culpa de todo lo que le pasaba mas el café que lo llego a poner en un punto algo paranoico. A los pocos minutos llegaron Mangel y Auron como si su vida dependiera de correr, ambos cansados cuando llegaron a donde estaba Fargan.

—¡FARGAAAN!—gritó Mangel.—¿Que pasa?

—Probablemente sepamos quien secuestró a Alex.—comentó mordiéndose las uñas.—Necesito que vayas a la sede junto con Auron.

—Pero yo ya no puedo entrar...—balbuceo.

—¡Entra por mi casa!—gritó Fargan caminando de un lado a otro.—Detrás del cuadro de la persona en mi casa hay una palanca, la activan y entran, los veré ahí cuando me confirmen si es cierto.

—¿Sede?¿Palanca?¿Sabes quien es?—preguntó Auron haciéndose para atrás, listo para atacar.—¿Has dormido bien?

—Auron, te prometo que cuando acabe todo esto te dire todas las respuestas, ahora sigue a Mangel y procura no matarle, ¿vale?—preguntó acercándose a Auron.—Calmado, si todo sale como yo quiero todo estará bien.

—¡Vamo' Auron!—exclamó sujetándole de la mano y saliendo por la puerta entre tirones.

Fargan volvió a caminar de un lado a otro. Pronto salió Maya con una sonrisa en la cara.

—Pues adivina que.—comentó acercándose y dando una palmada.—Los tres pelos son del mismo dueño, ahora si, danos nombres.

—Guillermo Díaz, y del otro no estoy seguro.—dijo.

—¡¿WILLY?!—exclamó sorprendida.

—El mismo. Ahora andando, llama a tu esposa.

—!C-O-M-P-R-O-M-E-T-I-D-A!—recalcó Maya.—Bueno, voy a por un sándwich y voy a por los policías.

—¡LA MADRE QUE TE PARIÓ, SALAZAR!—gritó Fargan.—O lo hacemos a la forma legal o a MI forma, está en tus manos un asesinato y un rescate.

—Te recuerdo que todo tipo de daño a persona ajena a ti está penado con la cárcel.—contraatacó con una sonrisa burlona.

—Suma dos asesinatos.—respondió con una sonrisa algo irritada.—Y un rescate.

—¡Vale, vale, vale! No es necesario ponernos agresivos...—dijo dándole unas palmaditas en la mejilla a Fargan.—Luego te pagare un SPA.

—Si, pero anda, ve por la fuerza.—comentó Fargan, Maya asintió y se marchó trotando.

Tomó asiento y se quedó unos minutos viendo al suelo planeando todo con sumo cuidado, no sabía que hacerle a Willy, si estrangularlo con sus propias manos o dejar que la justicia se haga cargo. La bolsa de su pantalón vibró y rápidamente contestó tratando de evitar que el celular se resbalara por sus sudorosas manos.

—Willy y Rubius escaparon.—se lamentó Samuel del otro lado de la línea.—¿Quieres que entremos a la casa?

—¿¡Escaparon los cabrones!?—a Fargan estaba apunto de darle un ataque por todos los corajes que hacía. Suspiro una, dos, tres veces hasta que logró relajarse algo.—Necesito que entren a esa casa y revisen el sótano, si hay una puerta con seguro o algo así necesito que la tumben.—ordeno.—Yo estaré en unos minutos ahí para auxiliarlos.

Andrea y Maya llegaron donde estaba Fargan colgando a la llamada con Vegetta.
Ellas asintieron, todo estaba listo. Fargan les comento que escaparon. A toda velocidad llegaron a casa de Díaz. Pero una nueva pregunta se formó en la mente de Fargan: ¿Y si Willy se llevó a Alex con el?

¿Que somos? [FargexBy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora