II- Reuniones clandestinas. Una prueba de valentía

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Kiriha y Nene se quedaron en silencio. No sabían cómo reaccionar a las palabras que Taiki acababa de pronunciar. Sus ojos no mentían. Su mirada era la misma que tenía durante la guerra. Kiriha dejó de acorralar al castaño, que se acomodó en el sofá, con una expresión contrariada.

—¿Qué ha pasado? —preguntó el General Azul, recostándose en la pared, con los brazos cruzados, sin dejar de mirar a su mejor amigo.

Taiki no respondió inmediatamente. Tomó la copa de vino, para beber lo que quedaba de un trago. Suspiró. Realmente se le veía preocupado por ello.

—No lo sé. El secretario de defensa convocó una reunión. Mi superior, Ailish Eoporza, me llamó para que acudiera con ella y David Hoshi. Allí pude oír que el secretario dijo que el Digital World quería declararnos la guerra. Que nos acusaban del secuestro de muchos Digimon... de la Reina y de su hija entre otros muchos. Nos han dado un ultimátum. Si en cuarenta y ocho horas no los liberan, comenzará la guerra...

—¡Shoutmon no permitiría eso! —la voz de Nene sonó firme, acompañada con un golpe en la mesa—. Él no nos condenaría... 

—Él es el rey. Su misión es proteger a sus súbditos. No a nosotros. Y menos si piensa que hemos secuestrado a su esposa.

—¡Pero...!

—Kiriha tiene razón —la voz de Taiki sonó autoritaria, acallando la queja que Nene quería vocalizar—. Esa es su prioridad...

Los miró a ambos. Su lenguaje corporal indicaba que estaba muy preocupado por la situación. Como estaban también ambos generales.

—¿Qué hacemos entonces? —preguntó la Idol, sacando su Xros Loader y mirándolo. No estaba dispuesta a sentarse a esperar y a no actuar. Algo podrían hacer.

—Mañana por la tarde mandarán una delegación al Digital World, en la que estoy incluído. Me llevaré el Xros Loader. Pero antes... quisiera reunir a todos. Debemos estar unidos en esto. Si nos atacan, tendremos que luchar. Y si son nuestros amigos, lo haremos de tal manera que no los matemos, pero que podamos proteger a todos.

Kiriha sonrió desde su posición. Taiki no había cambiado en absoluto. Y eso era lo que amaba de él, lo que le atraía, aunque aún no supiera qué nombre darle a ese sentimiento. Y también le preocupaba. Que pudiera salir herido por no ser capaz de ir más allá.

—Tan blando como de costumbre, por lo que veo —alzó la mirada, para mirarlo con sus gélidos ojos—. Bien, si piensas reunir a los Hunters en tu casa, acabaremos siendo sardinas y no me apetece. Quedaremos aquí. Podéis venir a la hora de la comida, no puedes irte sin comer, y menos si tienes una prueba física por la mañana. Y nosotros monitorizaremos todo desde aquí. Vigilaremos lo que suceda. Porque esto huele a chamusquina.

—No podremos ir contigo. Pero el Xros Heart trabaja siempre juntos. Seremos tus ojos y tus oídos. Y los Hunters estarán aquí también. No vamos a dejar que cargues con esto tú solo. Ya no somos niños. Si tenemos que pelear, lo haremos. ¿Te han informado de si llevan algún medio ofensivo?

Taiki permaneció en silencio, pensativo. Sí, habían mencionado varias cosas que ahora le confundían. Su mano, apoyada en su mentón, junto a las gafas sobre sus ojos, le daban un aire de confianza y de seguridad.

—Sí. Dijeron que habían fabricado unas armas ofensivas. Las llamaron "Anti-Datos", que eran para aturdir en caso de ataque. También que habían fabricado trajes especiales para evitar la Digitalización... saben que si un humano muere ahí, no regresará si se ha digitalizado. Pero no entiendo cómo pueden saber eso si el portal se ha finalizado hace poco...

—¿Y de dónde sacaron el presupuesto? —preguntó Nene, atacando a una chip de la mesa.

—Creo que yo soy la respuesta de eso —bufó Kiriha—. Taiki me contactó, como mediador de su departamento. Necesitaban dinero para una investigador sobre el Digital World, cosa a lo que yo me había negado. Pero Taiki es muy convincente y cedí.

Digimon Future: Xros WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora