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Izumi estaba inquieta. Paseaba por el salón de la solitaria casa. Takuya ya debería haber llegado. Era de madrugada. No lo había visto tras el concierto, pero había recibido su mensaje. Llegaría tarde.

Pero aquello era demasiado tarde. Respiró. Confiaba en la Salamandra, pero no podía evitar pensar que algo malo había pasado. Sacó su móvil. Odiaba hacer llamadas a esas horas, pero no quedaba más remedio. Marcó el número de Kouji, esperando a que el mayor de los gemelos no estuviera durmiendo.

¿Si? —la voz de Kouichi confirmó sus temores.

—Kouichi... ¿Por casualidad está Takuya allí?

Se aferró a la esperanza de que el Ángel de Fuego hubiera regresado a su dimensión. Que no estuviera perdido ni herido en el Digital World...

—¿Takuya? No, aquí no está.

—¿Puedes pasarme con Kouji...?

—Claro.

Izumi aguardó. Intentó mantenerse tranquila pese a todo. Takuya era un líder. Sabía defenderse solo, sin la ayuda de nadie. Pero también era un híbrido. Su simple existencia era un milagro que muchos querían investigar... Sacudió su cabeza al imaginarse a su amado disecado en una pared, siendo objeto de numerosos estudios. Llevó sus manos al vientre, en un intento desesperado de mantener la calma a pesar de todo.

—¿Si?

—Kouji... Takuya no ha regresado.

Se hizo el silencio. El portador de los Spirits de la luz respiraba alterado. Izumi podía oírlo con claridad. Y no le gustó.

—¿Sientes algo por el lazo, Kouji?

—Dolor... Miedo... Angustia... Algo malo le está pasando. Me llama... No lo había sentido hasta ahora, Wolfmon me estaba intentando proteger...

—¿Qué haremos...? ¿Sabes dónde está?

De nuevo se hizo el silencio. Izumi aferró su D-Scan. Estaba dispuesta a pelear, pasara lo que pasase. Pero siendo consciente de sus límites. No podía excederse.

—No ha salido de la Quinta Dimensión...

La mujer suspiró. Con su mano libre, comenzó a meter cosas en una bolsa. No iba a quedarse quieta. Para nada.

—Nos reuniremos en la DigiGate. Tú, yo y los que quieran venir. Me da igual que Kudou no quiera que nos involucremos. Nuestro líder está desaparecido. Esto ya queda fuera de su jurisdicción.

—Él también lo habrá sentido. Ese lazo entre los líderes los mantiene unidos más allá de las fronteras de cualquier dimensión. Yagami y Daimon seguían allí. Ellos pelearán también. Akashi lo habrá sentido. Ryouma, Thoma y Kiriha no tardarán en notar mi inquietud...

—Saben que vamos para allá....

—Sí. Y no nos vamos a ir hasta que recuperemos a Takuya.

—Dalo por hecho.

Colgó. Cargó la bolsa sobre su hombro. Salió de su casa, amparada por la oscuridad de la noche. Su D-Scan era su pequeña luz en aquella situación. Fairymon y Shutmon la apoyaban. La cuidaban. Clamarían por venganza si el portador de las llamas había resultado herido. El aura lavanda la envolvía. Representando que se habían metido con la persona equivocada. Los hologramas de las guerreras del Viento caminaron a su lado, como sus incansables guardianas.

No tardaron en llegar a la DigiGate. Kouji, Kouchi e incluso Tomoki y Jumpei estaban allí. Toda la generación estaba reunida después de tantos años. El pequeño Tomoki ya estaba en sus veinte. Y a pesar de las ojeras que había bajo sus ojos por tanto estudiar, estaba allí. Dispuesto a pelear.

Digimon Future: Xros WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora