— ¡Eres un maldito infeliz!
— ¡Espera, amor! Puedo explicarlo...
¿No es esa siempre la maldita frase de todo infiel? "Puedo explicarlo", ¿Acaso puedes explicar el hecho de un engaño? Creen que con esa frase pueden arreglar todo pero no, no es así. ¿Cómo le explicarías a tu prometida que te has acostado con su hermanita menor?
Decidí no gastar saliva y salí de la habitación dando un portazo en la entrada del departamento, después de todo, sería inútil insultar al mundo después de lo que acababa de ver dentro de esas cuatro paredes. Sentí que el mundo se me venía encima, ya no tenía donde recurrir, pues claro, siempre que necesitaba una ayuda o un consejo, a quien recurría en primer lugar era a la perra que se encontraba montando a mi ex prometido en nuestra propia cama.
Con un suspiro desalentador, un corazón roto y lágrimas desbordando mis mejillas me dirigí a mi trabajo; ya luego me encargaría de juntar los trozos de mi corazón y mi poca dignidad.
El restaurante "Ensueño" siempre ha sido como mi hogar, allí aprendí todo lo que sé sobre el mundo de la gastronomía; a los 15 años comencé como ayudante de cocina gracias a que el amigo de mi padre era el dueño. Con el correr de los años fui aprendiendo y perfeccionando técnicas para luego, diez años después, convertirme en chef profesional del lugar.
Al entrar al lugar y dirigirme a la cocina saludando a los demás empleados a mi paso, noté una vibra extraña en el lugar, las más jóvenes del lugar cuchicheaban entre sí, los varones sostenían el ceño fruncido y Stacy, la hija menor del dueño se encontraba balanceando sus pequeños pies sentada sobre una silla.
— ¡Annabelle! —exclamó seguido de un grito infantil al verme.
—Hola, pequeña —toqué su pequeña cabeza para luego preguntar—. ¿Sabes dónde está tu papá?
—Papi dijo que te diga que te espera en la cocina.
—Gracias, pequeña.
Sin más preámbulos me adentré a la cocina para saber de una vez por todas que sucedía, y la respuesta se presentó ante mis ojos.
—Oh, Annabelle, por fin has llegado. Déjame presentarte a Connor Miles, tu nuevo asistente de cocina. Connor, ella es Annabelle Carter, la chef de la casa.
—Mucho gusto, señorita Carter... —saludó estrechando mi mano más tiempo de lo necesario.
Vale, seré honesta. Su mirada lasciva no me incomodó para nada. Cierta tensión pude palpar en el ambiente desde el momento en el que sus ojos marrones me recorrieron por completa. El señor Connor era como una especie de dios griego tallado por los dioses supremos; su cabello negro se encontraba desordenado, sus ojos me miraron de una manera que me derritió y sus labios sonrieron al darse cuenta del efecto que provocaba en mi cuerpo al notar mis mejillas sonrojadas.
—Mucho gusto, señor Miles...
—Llámeme solo Connor, señorita...
Desde ese momento, al escuchar su voz ronca y ver fijamente sus ojos, supe que esa montaña de músculos acompañada de una sonrisa extremadamente caliente, sería mi absoluta perdición.
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Detrás de la máscara ©
Romance«Al final del día, es inútil esconderte tras la máscara cuando tú mismo logras delatarte» Annabelle Carter creía tener la vida perfecta. Creía ser la protagonista de su propio cuento de hadas al lado de su amado príncipe azul. Sin embargo, una serie...