Epílogo: Jeon Jungkook.

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Cinco.

Cinco años habían pasado desde que terminó con Namjoon. Cuatro desde que había perdido todo contacto con él y tres desde que dejó de hablar con Hoseok, el único que podía decirle cómo estaba Namjoon.

En la actualidad sólo hablaba con Yoongi (y con Seokjin, quien iba a visitar a veces al restaurante solo para conversar) quien había sido el único con el que mantuvo contacto, y a pesar de que su mejor amigo aún hablaba con Hoseok y Namjoon, Jungkook se sentía un poco fuera de lugar preguntado por ellos así que evitaba ese tema cuando estaban juntos.

Ahora se encontraba completamente solo, viviendo en un viejo apartamento en el cual pasaba la mayor parte del tiempo pintando (cuando se separaron oficialmente Jungkook le insistió a Namjoon que se quedara con el apartamento, después de todo el mayor era quien lo había comprado)

Siguió trabajando un año más con Seokjin, con quien tuvo que disculparse por todas sus mentiras y por lo que había dicho en la fiesta, Seokjin solo se había reído al verlo al borde de las lágrimas.

- Tranquilo ¿si? Todos cometemos errores, no te voy a despedir por lo que pasó en Navidad, pero si te voy a pedir que no vuelvas a tomar en mi presencia. - Con el rostro rojo, Jungkook asintió. - Ahora deja de llorar y vuelve al trabajo.

Sin poder evitarlo Jungkook abrazó a Seokjin agradeciéndole y se sintió bastante feliz al sentir como el mayor le devolvía el abrazo.

Por lo menos no lo había perdido todo, aún tenía su trabajo, y lo mantuvo por un año, después en el mismo conoció a una chica que se dedicaba al arte, la chica le contó que cursos tomó en la universidad y como se mantenía a sí misma haciendo clases recreativas y vendiendo sus pinturas.

Jungkook no lo pensó mucho, fue a una de las clases con uno de sus cuadernos de dibujo y le dijeron que tenía talento, siguió pintando lo que quería y comenzando a ganar un nombre entre los artistas.

Comenzó a vivir a base de su arte, a veces pintaba cosas a pedido y otras veces solo hacía lo que quisiera, los fines de semana solía dar clases en distintos talleres y el resto de los días se dedicaba a pasear por la ciudad, y si no hacía eso se quedaba días enteros encerrado mientras pintaba.

Fue uno de esos días en los que decidió salir que las cosas volvieron a cambiar, y el destino volvió a actuar.

Jungkook nunca va a las cafeterías, las odiaba porque nunca había sido fan del café y las cosas dulces normalmente le recordaban a Namjoon. Pero una tarde había ido a vender una de sus pinturas, el hombre que la compró había llegado media hora tarde, y cuando Jungkook salió, el local donde solía comer estaba cerrado, así que buscó otro, y se negó a entrar a una cafetería hasta que vio una que le llamó la atención.

El lugar era de la temática de bt21, y ver al lindo koala y al tierno conejo juntos hizo que su corazón se encogiera un poco, entró sintiendo la nostalgia aparecer en su pecho, pero también sintió una leve alegría por los buenos recuerdos.

La fila para pedir algo para llevar era muy larga, así que sabiendo que tenía tiempo decidió sentarse y esperar que alguien lo atendiera. Pasaron cinco minutos antes de que lo viera un mesero y pidió una limonada junto a un pedazo de pastel.

Revisó en su mochila si tenía algo con que distraerse y casi se ríe al ver que justo entre todas sus cosas estaba una copia de Demian, uno de los primeros libros que leyó por gusto.

Sacándolo comenzó a leerlo mientras esperaba su pedido, y ahí fue cuando la magia ocurrió.

Si no hubieran cerrado su local favorito para comer, si su comprador no hubiese llegado tarde, si no hubiera decidido sentarse, si no hubiera sacado su libro...

- Disculpa ¿Ese libro es Demian? - Jungkook alzó la vista, reconociendo de inmediato al mayor. - ¿Kookie?

- Joonie.

Jungkook no pudo evitar sonreír. Si no hubiera sacado su libro Namjoon nunca se hubiese acercado a preguntarle que estaba leyendo, probablemente hubiese sólo pasado, pero a veces el destino es bastante caprichoso.

- Vaya, casi no te reconozco. - Namjoon no pudo evitar reírse mientras se sentaba frente a Jungkook - Tu cabello está más largo, tus piercing son más que antes, y veo que finamente cumpliste tu sueño de estar completamente tatuado.

Jungkook no pudo evitar reír, sus ojos brillando mientras veía la sonrisa de Namjoon.

- No lo digas cómo si tú no has cambiado. Tu cabello igual esta largo ¡Y morado! Siempre me gustó este color en ti, ¿Y qué hay de tu maquillaje? ¡Es hermoso! Siempre supe que esos labios se verían bien con un labial así. - Namjoon agachó la vista con una pequeña sonrisa en sus labios, Jungkook no pudo evitar suspirar. - Has cambiado.

- Y tú también, pero ¿sabes? - Namjoon lo miró de pies a cabeza - Te ves mejor ahora, te ves más... Tú.

Jungkook no pudo evitar que una sonrisa apareciera en sus labios, sintió sus mejillas calentarse y las cubrió con sus manos. Namjoon lo miró unos segundos antes de tomar una de sus manos y quitarla de su rostro.

- No te escondas, eres muy lindo cuando te sonrojas. - Jungkook se sintió levemente en las nubes, manteniendo su mano aún sujeta con la de Namjoon.

Comenzaron a conversar como si el tiempo no hubiese pasado, comenzaron a conversar como si estuvieran en sus primeros días saliendo, Jungkook se sentía en las nubes mientras volvía a escuchar la risa de Namjoon, mientras volvía a ver sus hoyuelos, y no pudo evitar sonrojarse cuando Namjoon le dijo que extrañaba ver sus ojos de Bambi, o como su sonrisa dejaba a la vista sus dientes de un pequeño y lindo conejo.

Todo se sentía tan bien, aún teniendo la mano de Namjoon con la suya Jungkook notó que justamente estaba usando su chaqueta amarilla, misma que usó el día que todo acabó, y sintió una leve ironía también al recordar que en ella guardaba el regalo del mayor.

- ¿No te molestaría ir a mi casa después? - Preguntó Jungkook y Namjoon le miró curioso - Hace mucho tiempo quería regalarte algo hermoso. - Jungkook sonrió. - En su momento no pude porque era un idiota, pero ahora nada me lo impide... Solo el hecho de que regalo está en mi casa.

Namjoon solo rió y aceptó, minutos después fueron al apartamento del menor y este finalmente le mostró el regalo que llevaba años guardado en una caja de terciopelo.

Namjoon le miró curioso sentado desde su sofá mientras sacaba una pequeña caja envuelta en seda, se la entegó al mayor y este curioso revisó dentro de ella, sus ojos brillando al notar lo que había dentro, una dulce sonrisa apareciendo en sus labios, Jungkook no pudo evitar sonreírle de vuelta.

- Jungkook, esto es hermoso.

- Es un poco elegante, así que podrías usarla para alguna fiesta o cuando salgas con tu novio. - Comentó Jungkook, Namjoon le miró con una sonrisa de lado.

- La verdad tendría que ser sólo para alguna fiesta. No he salido con nadie desde hace cinco años. - Jungkook sintió sus mejillas calentarse.

- ¿En serio? Qué curioso, yo tampoco.

Namjoon soltó una risa pequeña y delicada mientras le pedía a Jungkook que lo ayudará a probarse el collar, el menor aceptó de inmediato.

No se vieron por cinco años, y aún así Jungkook estaba dispuesto a recuperar el tiempo que estuvieron separados.

Y también Jungkook estaba seguro que esta vez nada iba a impedir su final feliz.

Cegado. [NamKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora