Fortnite - Midas y tu [En edición]

8

[Narrador Omnisciente — Alexa]

     Los días se convirtieron en una verdadera rutina, Midas tenía una gran paciencia sobre la artista por el control de las armas. Repetición tras repetición iba familiarizándose con las armas, el campo de entrenamiento parecía un cementerio de balas por la cantidad que llegó a desperdiciar la pelinegra.

«A donde me vine a meter por curiosa»

     Drift ha estado en constante contacto con Alexa después de cada entrenamiento, ha notado que últimamente ha entrado un poco en confianza el líder de Espectro, no se mostraba tan distante como fue los primeros días y eso a la muchacha le agradaba mucho, quitándose la idea de que no es un frío dictador. Skye se acercaba a la elegida para ayudarla a conocer todo el mapa de el mundo de Fortnite, esta última consideró que aprenderse todos los nombres era divertidísimo por la rareza de estos.

—¿Cómo va el entrenamiento con Midas, Alexa? —Preguntó Skye revisando su celular.

—Repetición y repetición, al menos ya afino puntería en tan pocos días —Sonrió Alexa modificando un subfusil de tambor para hacerlo propio.

—Aunque he notado que el jefe esta cambiando un poco su actitud, ¿le dijiste algo para que actuara así? —Preguntó Brutus, metiendo sus narices.

—La verdad no lo sé, me he dedicado exclusivamente a entrenar nada más. Además, he estado leyendo las reglas de este mundo, y eso me mantiene algo alejada.

     La verdad, Alexa se moría de curiosidad por saber el motivo del por qué Midas actúa de esa manera, la intriga a veces le ganaba y estaba a punto de abrir sus labios pero Midas raramente se daba cuenta del actuar, evitando que ella preguntara sobre su vida personal manteniéndola a veces al margen.

     Alexa se levantó de su asiento, dirigiéndose hacia a un balcón a un costado de la oficina, pensando en tantas cosas que han pasado hasta el momento, extrañando mucho a sus amigos en el mundo humano, preguntándose a cada momento si estos la echaban de menos tanto como a ella, dándole un pequeño escalofrío en su espalda. La pelinegra sintió una presencia a su lado, era Midas quien también mirada perdidamente hacia el horizonte, contemplando el paisaje que otorgaba La Agencia.