PRIMER ACTO.
Kim Matthew
Ya muchos lo conocen, no hace falta que lo describa, ¿Verdad? Aclamado por el público dentro del ring, con ganancias millonarias tras cada pelea ganada, una manager orgullosa y una carrera desbordada de éxito en el mundo del boxeo.
Más sin embargo, un chico solitario y algo triste se encontraba hundido en su interior, detrás de esa coraza de músculos y sonrisas, Matthew sentía que algo no cuadraba.
-¡Honey! -dijo la femenina quien llegaba tras bambalinas para felicitar a su novio quien, nuevamente, había resultado ganador en su pelea.
BM -como era conocido en el medio- la recibió de forma cálida con un abrazo y un breve beso, le gustaba ser un chico consentido después de todo.
-¡Estuviste increíble! -le halagó mientras apartaba el cabello del rostro del masculino.
-Gracias Minny -respondió con una nueva sonrisa la cual fue correspondida al instante.
Pero ahora Matt debía prepararse para la prensa, daría algunas declaraciones, un par de fotos y respondería una que otra pregunta para satisfacer a los medios y conservar esa imagen suya, la de un chico humilde y atento, amable con todos.
Así que, después de ser preparado, Somin le otorgó un último beso en la mejilla y lo vió partir con una sonrisa en el rostro.Mañana terminaría su relación con él.
Ni ella misma lo podía creer, al principio lo dudó, tal vez solo estaba confundida por aquel bonito chico que conoció en una de las tantas peleas de Matthew a las que había asistido... Pero pronto, Taehyung había logrado acaparar toda su mente, así que, tras verlo partir a la rueda de prensa, se decidió. Esta vez elegiría a Taehyung.
SEGUNDO ACTO.
Se sentó en la orilla de su cama y observó el gran ventanal frente a sus ojos, podía ver toda la ciudad desde aquella ventana en un doceavo piso. En las noches como esa, solía hacer aquello: sentarse a observar los edificios y autos pasar tintados con el resplandor de todas las luces neón que parecían bailar por todo el sitio, aquello lo hacía sentir cálido y contento, pensar que él era parte de aquello lo hacía sentir cómodo y satisfecho...
Pero hoy admiraba el coloso con amargura y tristeza.
¿Por qué ni siquiera había podido verla? Ella tan sólo lo llamó por teléfono, le dijo un par de cosas y terminó por romper su relación. Y ahora estaba ahí, sentado, viendo directamente a la nada mientras se sentía mal por no sentir nada. ¿Curioso, no?
Le era tan extraño, le sabía tan mal. Él juraba y perjuraba que amaba a esa Castaña con su vida, ¿Por qué demonios no se sentía triste tras su ruptura? Creyó que debía estar destrozado, devastado y con los ánimos hasta el suelo mientras se preguntaba cientos de veces el qué había hecho mal... Pero en cambio, sentía una enorme paz en sus adentros, como si se hubiese quitado un gran peso de encima, cosa que le hacía sentir falso.TERCER ACTO.
Jiwoo estaba sentada en su oficina, frente a su escritorio con los dedos cruzados mientras leía una pila de papeles con atención. Adoraba a Matthew, ese chico la había colocado en la cima y cada centavo más que ganaba lo era todo para ella. ¡La estaba haciendo rica! Ese hombre era una mina de oro con pies, cabeza y una brutal habilidad para pelear.
Justo ahora estaba revisando los términos de su siguiente pelea en el torneo, estaba convencida de que BM ganaría el campeonato una vez más, por tercer año consecutivo llevaría puesto aquel cinturón y las cifras se convertirían a unas con seis ceros, ¡Simplemente fascinante! Esto era por lo que Jiwoo había estudiado tanto.
-¡Hijo mío! -exclamó alegre mientras se levantaba de su asiento tras ver el gran hombre entrar por las puestas de su oficina. Pero se sorprendió al verlo tan decaído.
-Hola... -balbuceó. Fue entonces que la rubia se puso alerta y a la defensiva, si algo malo le pasaba a Matt y aquello afectaba en su rendimiento, Jiwoo no escatimaría en riesgos o las posibles demandas por daños y perjuicios.
-¿Quién fue? -dijo completamente enfadada y dispuesta a hacer trozitos aquello que pudo dañar a Matthew de esa manera.
¡Vamos! No era un chico que tan fácilmente se pusiese tan triste.
-Yo... -susurró para ganarse una mirada confundida por parte de su mayor-. Somin terminó conmigo... ¡Pero yo no me siento mal! ¡¿Por qué no me siento mal?! -alegó alterado, aún consternado por aquella sensación.
Jiwoo hizo un gesto y se separó del chico para guiar sus manos a su cintura mientras pensaba y miraba a otro lado que no fuese el semblante de desasosiego de su chico.
-Bueno... Tal vez no la querías más, pero no te dabas cuenta... -dijo temblorosa al no saber cuál sería la reacción del hombre, pero él simplemente se quedó quieto y pensando, mirando al suelo con los brazos tendidos.
Jiwoo mentalmente le dijo que sólo tenía dos días para recuperarse.