DÉCIMO SEXTO ACTO
Despertó, supuso que era tarde, de todas formas, no era cómo si fuese una persona madrugadora. Sus ojos ardían y su cabeza le dolía ligeramente, era más como una presión en su frente. Su cuerpo, él juraba que cada uno de sus huesos se había roto y sus músculos se habían desgarrado, no encontraba otra forma en la cual su cuerpo doliera de tal forma que casi ni se podía mover.
Arrugó el rostro mientras apartaba su cabello del mismo. Debía exigir unas vacaciones cuanto antes.
-Morning --fue entonces que dirigió sus ojos a los alrededores, recordado que anoche había dormido junto a BM.
No respondió, permaneció sentado en la cama con su boca ligeramente abriera, mirando cómo Matthew se acercaba con un plato de waffles en una mano y un vaso de jugo en la otra, esto acompañado de una enorme sonrisa por parte del boxeador.
Éste se sentó en el borde del colchón mientras le tendía el plato con waffles a Jae beom y colocaba el vaso de jugo en la mesa de noche, Jay lo miró extrañado, intercalando sus ojos entre el desayuno y el rostro ajeno.
-No me trates como tu novio -dijo en un tono neutro de voz y sin expresión. Matthew sonrió, luego le acarició brevemente la mejilla.
-Gray dijo que lo llamaras... -espetó con suavidad.
Se levantó y se perdió tras una esquina dirigiéndose al baño.
Jay se quedó solo entonces, miraba fijamente el plato, aún estaba caliente, tenían la cantidad de jarabe necesaria y estaba tan perfectos como aquellos sacados de fotos en internet. Apretó los labios y comenzó a comer.Nadie nunca le había hecho el desayuno...
DÉCIMO SÉPTIMO ACTO
-Estaba a punto de decir que podía llevarte a casa, pero... -Matthew regresaba del baño con ropas nuevas y la cara lavada. Hablaba mientras se colocaba sus pulceras pero fue interrumpido por Jay.
-Sí, por favor, llévame a casa... -susurró mientras lo miraba directamente a los ojos.
Matthew enmudeció, incluso se había quedado petrificado.
Jay era simplemente hermoso, demasiado que sentía a su pecho explotar por la emoción que le hacía el tan sólo tenerlo en frente. Dios bendiga a Wonho y al día en el que se cayó esa ya no tan estúpida tarjeta.
Al final sonrió.
-Bueno, puedes prepararte, yo esperaré por aquí -le dijo con suavidad, entonces Jay sonrió a la par y se levantó de la cama.Matthew manejaba una GMC Acadia Denali 2020 en color rojo. Jay park era un aficionado de los autos, por lo que podía distinguir varios con sólo verlos. Pero claro, BM era un boxeador, sin duda no lo imaginaba conduciendo menos. Su manera de conducir era tan pulcra, parecía que lo que se movía eran sus alrededores y no ellos, le era tan relajante, a diferencia de Gray, Gray siempre manejaba apurado y el auto se sacudía con la carretera. En cambio, creía que con Matthew podía pasar hora tras hora en el camino sin problemas.
Estaba completamente recostado en el asiento del copiloto, con el cinturón de seguridad bien ajustado y el parasol sombreando sus ojos.
Matthew estaba atento al camino, siguiendo las instrucciones del GPS con la dirección que el mismo Jay Park había tecleado hacía unos minutos. Llevaba puestas unas gafas de sol y una gorra de béisbol que le sentaban muy bien.
Su teléfono vibró en su bolsillo, lo sacó consternado y, tras leer el contacto, recordó de inmediato que se suponía debía llamar a Gray nada más despertar.
-¿Sí? -no obtuvo respuesta inmediata, pero podía imaginar el rostro desaprobatorio de su amigo.
-Debías llamarme, ¡¿Dónde carajo estás?! -¿Acaso se ha molestado? Jay rió internamente y suspiró para evitar soltar una carcajada.
-Camino a casa, Matthew me lleva -espetó con calma. Tras oír su nombre, Matthew volteó brevemente para verlo. Gray nuevamente se demoró en responder.
-Te llamaré en quince minutos y si no contestas; llamaré a la policía, ¿Bien? Iré a verte en la tarde y llevaré comida, te tengo buenas noticias -dijo por fin de forma atropellada y colgó. Fue entonces que Jay soltó una risa ahogada y guardó su teléfono, volviendo a la posición que tenía en un inicio.
-¿Todo bien? -comentó dudoso, tal vez no era de su incumbencia, pero tenía una gran necesidad por preguntar. Jay sonrió ligeramente mientras giraba su cabeza hasta la ventana. Aún se notaba cansado.
-Sí... Es Gray, se supone que es mi guardaespaldas, pero es más como un hermano mayor -respondió pausadamente. Sinceramente, Matthew no creyó que lo hiciera.
-¿Hermano mayor? -susurró. Lo que menos quería BM era entrometerse en una relación. Fue entonces que Jay se giró y miró el perfíl de Matthew, sonrió mostrando sus dientes.
-Sí, hermano mayor -finalizó.DÉCIMO OCTAVO ACTO
Matthew se detuvo en el estacionamiento del edificio donde vivía Jay Park, éste último no se movía ni un apice y tenía sus ojos fijados en el rostro de Matthew, quién después de unos momentos, le devolvió la mirada fija.
El silencio se hizo por un par de minutos.
-Me llamo Jae beom -dijo el mencionado suavemente.
Matthew sonrió con calidez mientras le paseaba con delicadeza una de sus manos por el rostro al menor, Jae parecía derretirse con el tacto.
-¿Por qué me cuentas ésto? -espetó después con cuidado. Jae beom entorno los ojos, sus hombros subieron y se dejaron caer para después suspirar.
-Yo me enteré de tu nombre real, así que supuse que tenías derecho a conocer el mío -dijo de manera determinada mientras Matthew volvía a gesticular una bella sonrisita en su rostro, asimilaba ser la de un niño completamente ilusionado y emocionado.
-Dáme tu teléfono -demandó mientras estiraba su mano, robándole un gesto de confusión al mayor quién dudó por unos minutos-. ¡Sólo dámelo! -prosiguió entre risas tras ver la expresión del boxeador.
Lentamente, Matthew sacó su teléfono de uno de sus bolsillos y se lo tendió al chico a su lado.
-¡Deberías poner contraseña! -alegó mientras tecleaba algo, Matthew lo miraba expectante.
Después de unos segundos, Jay le tendió su teléfono de regreso.
-La próxima vez que me quieras ver, no pagues -dijo tímidamente mientras miraba por la ventana a su costado.
Matthew sentía que iba a explotar, Jae beom simplemente sacudía todo su interior. Sonrió de oreja a oreja mientras ahogaba una risa emocionada, se estiró y con suavidad atrajo el rostro de Jay Park tomándolo por el mentón, colocó ambas manos en su rostro y lo beso con tantas ansias que inclusive el ajeno se sorprendió, pero terminó con corresponder el tierno y cálido beso que parecía ser una muestra de agradecimiento.
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𝐼𝑁𝑆𝐸𝑅𝑇 𝐶𝑂𝐼𝑁 | BJay
Literatura FemininaMatthew había llamado a un Call Boy sólo para hablar...