SÉPTIMO ACTO.
Jay se encontraba comiendo en un restaurante callejero acompañado de su body guard, acababa de terminar con un cliente y estaba tan hambriento que había hecho a Gray detenerse para poder comer algo antes de llegar a su casa.
El castaño se había puesto a hablar de quién sabe cuántas cosas, Jay no le ponía atención, estaba más concentrado en su plato de fideos y en comerlos antes de que se enfriaran. Pero de un momento a otro se sintió mal por Gray, el pobre se había detenido porque él lo quería y no estaba haciendo más que ignorarlo. Se regañó mentalmente y después alzó su mirada dispuesto a por fin incorporarse a su conversación, pero algo más logró robarse lsu atención: el pequeño televisor justo a las espaldas de Gray, estaba puesto en un programa deportivo donde daban resúmenes y análisis de distintos temas en la materia, pero aquello no era el motivo de su curiosidad, sino la persona que mostraban en la pantalla mientras hablaban de su pulcra victoria.
-¡Ja! -exclamó con fuerza y una enorme sonrisa cuando terminó de atar los cabos-. ¡Mira! -le habló a su amigo mientras señalaba el televisor. Gray se giró aún más confundido.
-¿Qué pasó? -murmuró viendo la pantalla.
-¡Yo me acosté con él hace nada! -espetó emocionado, conservando su sonrisa.
-¡¿Te acostaste con Matthew Kim! -dijo entre dientes Gray mientras todo su semblante se arrugaba incrédulo por la suerte de su amigo, quién en esos momentos, no podía dejar de reír mientras él lo maldecía.OCTAVO ACTO.
Matthew estaba feliz, justo ayer había ganado limpiamente en su encuentro, todos lo felicitaban y elogiaban, él se sentía en las nubes. Sus ojos resplandecían y su cuenta bancaria aumentaba considerablemente ¡Qué buena vida!
Ya ni siquiera recordaba a Somin y ese pequeño conflicto que su ruptura le había dejado, al final había decidido tomar el consejo de Jay Park, tenía cosas más importantes en las que pensar, ¡Cómo su próximo encuentro en tres días! Debía entrenar duro y dedicarse cien por ciento a ello para nuevamente salir campeón y arrebatar aquel hermoso cinturón de las manos de sus contrincantes.
-¡Luces diferente! -le dijo Jiwoo a modo de halago tras verlo caminar con un aura de superioridad y la alegría pegada en su rostro.
-¡Me siento diferente!
Jiwoo soltó una carcajada, BM era igual de bipolar que un adolescente hormonal, de todas formas, mientras ésto no afectara en su carrera, a ella aquello la traía sin cuidado. Palmeó el pecho del chico y le sonrió.
-Lo haz hecho bien, tomate la tarde de mañana libre. Ya le he dicho a Wonho que no te moleste -guiñó un ojo y se marchó.
Matthew ya sabía exactamente qué haría.Jay disfrutaba de la música que resonaba en el auto de la empresa, mismo que era conducido por Gray, se dirigían hasta donde se encontraba su cliente de la noche. Jay se veía relajado, movía su cabeza de lado a lado con una faz tranquila mientras murmuraba la letra de la canción. Gray en cambio, se mantenía centrado en la carretera frente a él.
-Recuerda, tres horas. Si algo pasa me llamas -era lo mismo que le decía cada vez, el tiempo que estaría con su cliente y que le hiciera saber si algo andaba mal.
Jay asintió mientras soltaba un "uhum" y se giraba hacia la ventana.
Pasó sus ojos fugazmente por unos edificios que le parecían conocidos, después un fuente frente a un hotel que juraba ya había visto, todo mientras cada vez arrugaba más su semblante curiosos y escarbaba en en su mente.
-Ya habíamos estado aquí -dijo entre dientes mientras bajaba el volúmen de la música.
-¿Por qué te sorprende? No es la primera vez que te ves con el mismo cliente o en lugares iguales -respondió el castaño con naturalidad. Jay chasqueó la lengua y cerró los ojos momentáneamente.
-¡No! -soltó una carcajada después de poder recordar a dónde era que se dirigían por ese camino-. ¡Gray! ¡Es el boxeador!
-¡Joder Jae beom! -espetó molesto mientras soltaba un quejido.NOVENO ACTO.
-¡Ayo! -fue lo que salió de sus labios nada más el contrario abrió la puerta. Después se adentró en el departamento que ya había conocido, besando agresivamente al dueño de éste.
Matthew sonrió de lado complacido. El sabor de los labios de Jay era único. El susodicho rió entre dientes sin dejar de mirar los labios de BM cuando se separaron.
-¿Por qué no me dijiste que eres Big Matthew? -le susurró mientras ponía sus manos en el pecho ajeno. Matthew posó las propias en los brazos del chico y alzó sus cejas.
-¿Acaso importa? -le respondió. Jay miró a otro lado y negó indiferente.
-La verdad es que no, pero ahora tiene sentido que pagues tres horas sólo para 'hablar' -dijo burlón ganándose una risa por parte del mayor.
Jay no solía entrometerse en la vida de sus clientes, ni siquiera hablaba con ellos, pero Matthew le inspiraba confianza, se sentía tan en casa junto a él. Cómo si se conocieran desde hace años. Tan cómodo.Matthew se acababa de recostar justo a su lado sobre esa enorme cama, era tan jodidamente cómoda, Jae juraba que se podía quedar dormido como un bebé en ese colchón.
El boxeador le paseó una mano por el cabello, aquello se había sentido extrañamente bien, Jae beom volteó a verlo topándose con una pequeña sonrisa que apenas podía distinguir entre la oscuridad. Sonrió a la vez sin darse cuenta.
-Aún queda una hora, puedes tomar una ducha si quieres -dijo en un murmuró. Jae beom río.
Jamás nadie le había dicho algo cómo aquello, era tan extraño, pero no le disgustaba. Jay arrugó el entrecejo, se sentó en la cama despacio y dirigió su rostro hasta el de Matthew.
-¿No tienes una pelea en unos días? -peguntó mientras sentía a Matthew pasarle una mano suavemente por el rostro.
-Sí, así es -respondió tranquilamente.
Jay miró a otro lado mientras pensaba, tardo unos segundos en continuar con la conversación.
-¿Y está bien que malgastar tiempo y energía teniendo sexo? -prosiguió mientras alzaba una de sus cejas y agravaba el tono de su voz haciendo énfasis en sus palabras.
Matthew rió enternecido.
-¿Preocupado? -soltó entre risas, entonces Jae relajó su cuerpo con hastío y se levantó de la cama.
-Tomaré una ducha -finalizó mientras Matthew reía sonoramente.