CUARTO ACTO.
¿Había dejado de amar a Somin? ¿Cómo podía eso ser si quiera posible? Dejar de amar a alguien... ¿Y si tal vez... Nunca la amó?
¡Ya! Sacudió su cabeza tras sentir el golpe de su entrenador. Wonho no se notaba contento con el comportamiento de BM, estaba siendo muy distraído y no ponía atención a sus indicaciones ni realizaba las cosas como eran debidas, no estaba siendo el chico disciplinado que necesitaba ser.
-¡Te recuerdo que tienes una pelea en dos días! -le dijo con obviedad mientras le proporciona otro pequeño golpe en el brazo. Matthew simplemente lo volteó a ver, posteriormente alejó su mirar y se dedicó a divagar nuevamente.
-¡Matthew! -llamó molesto. El nombrado se giró con fastidio mientras se quitaba los guantes, Wonho hizo un ademán en el cual indicaba un claro «¿Qué pasa contigo?»
-Hyung -él alzó las cejas indicándole así que siguiera con lo que fuese que iba a decir, simplemente estaba harto del reciente comportamiento del chico-, ¿es posible dejar de amar a alguien?
Al instante pudo escuchar una risa ahogada por parte de su instructor, no podía creer que Matthew estuviera tan distante de su deber por razones amorosas.
-¡Hombre! Pues claro que sí. A veces, la persona que creímos correcta no es la indicada, con el tiempo te vas dando cuenta, entonces, el interés se marcha, ¡A todos nos pasa! -había hablado tan rápido que a BM le había costado un poco entender sus palabras-. Asunto arreglado, ¡Volvamos a la práctica, pónte tus guantes! -le mandó mientras le daba ligeros empujones. ¡¿Qué acaso nadie se molestaba en darse cuenta de cómo se sentía?! ¡Tan frustrante!Negó un par de veces, ahora estaba molesto, ¡Nadie lo escuchaba! Lanzó los guantes a un lado y se dirigió hasta donde estaban sus cosas, pudo sentir cómo Wonho le ponía una mano en la espalda buscando reconfortarlo. El mayor tomó su teléfono mientras Matthew se encargaba de empacar sus cosas para poder marcharse a casa, solo, a seguir pensando, también solo. Wonho retiró la funda de su celular, estaba buscando un recibo, pero lo que parecía ser una tarjeta de presentación cayó de la misma hasta terminar cerca de los pies de Matthew.
-¡Mierda! -exclamó cuando el susodicho la tomó con el afán de devolversela pero quedó aturdido tras leer de qué se trataba.
-Hyung... Tú... -balbuceó mientras le tendía la tarjeta, Wonho suspiró un tanto apenado.
Aquello no era más que una tarjeta con los datos para pedir un callboy. Número de teléfono y sitio web se hayaban impresos ahí.
-Sí bueno, de alguna forma te tenías que enterar -dijo hastiado restándole importancia mientras arrebataba la tarjeta de la manos de Matthew y la regresaba a su lugar-. Tu entrenador es gay, ¿Qué más da Matthew? -continuó hablando sin mirarlo directamente tras ver qué él abría su boca para mencionar algo.
-Yo solo... -hizo una pausa en la que miraba las manos de su entrenador- ¿Puedo tenerla? -finalizó sorprendiendo a Wonho.QUINTO ACTO.
Estaba despierto. No era demasiado tarde, eran por ahí de las veintitrés y media de la noche, pero sus ojos no podían cerrarse por ningún motivo, ni siquiera estaba pensando algo en concreto, simplemente las ideas iban y veían cruzando su mente sin dejarlo descansar.
Se estiró hasta alcanzar su laptop, la miró pacientemente hasta que ésta se encendió, luego dirigió su mirar hasta el enorme ventanal, mordisqueó su pulgar y después se estiró nuevamente, pero esta vez abrió el cajón de su cómoda y sacó de ahí la tarjeta que le había pedido a Wonho.
No estaba seguro de lo que haría, ni por qué lo haría, ni siquiera sabía si en realidad quería hacerlo, simplemente sentía mucha curiosidad. Es decir, sí era capaz de dejar de amar a alguien de la nada, qué no podía ser posible. ¿Qué tenía que perder? Absolutamente nada.
Tecleó el sitio web, el sonido seco de sus dedos presionando las teclas inundaba su habitación, mordía sus labios nervioso y se volvió a cuestionar cuando la lista de chicos apareció frente a sus ojos.Ay por Dios.
Tiempo después, alguien tocó a su puerta. Se levantó entusiasmado con una extraña sensación en la boca del estómago y sintió a su cabeza explotar cuando lo vió parado fuera de su puerta.
Tenía unos ojos pequeños que brillaban, una perforación en la nariz y los tatuajes sobresalía de sus prendas. Era atractivo, claro que lo era.
-¿A quién esperas? -le preguntó el chico. Su voy se sentía como miles de agujas clavándose a lo largo de su cuerpo.
-¿Jay? -pronunció tembloroso. Entonces, el mencionado sonrió ladino y de un sólo paso se adentró al departamento del mayor cerrando la puerta tras de sí.
Matthew se asustó al sentir unos labios ajenos sobre los suyos.SEXTO ACTO.
El llamado Jay Park dejó caer su chaqueta al suelo mientras besaba insistentemente a Matthew, quién permanecía en estado de shook o algo por el estilo, arrugando su semblante y apretando los labios sin saber qué más hacer. Fue cuando Jay se separó de él para, por lo visto, proceder a quitarse la camisa, que el cerebro de Matthew se conectó y fue capaz de reaccionar.
-¡Espera! -gritó mientras en su rostro se denotaba cierta desesperación, luego, mientras veía cómo Jay se volvía a colocar la camisa confundido, logró calmarse y retomar su postura-. Sólo quiero hablar contigo.
Jay Park soltó una gran carcajada mientras dejaba ir su cabeza hacia atrás, en verdad estaba muerto de la risa, cosa que no le terminó de gustar al mayor, pues lo miraba molesto.
-¡Me estás jodiendo! -exclamó aún riendo. Ver la perfecta sonrisa de Jay Park hacía sentir incómodo a Matthew por alguna razón-. ¿En serio has pagado por un call boy sólo para hablar? ¡Amigo, la pasta te debe sobrar! -continuó riendo sin dejar a Matthew decir ni pío, así que él se limitaba a quedarse de pie esperando a que Jay Park se cansara de reír de una vez por todas-. De todas formas, yo sólo estoy aquí para tener sexo, si quieres hablar, deberías contratar a un psicólogo, no a alguien como yo -terminó para después guiñarle un ojo de forma coqueta.
Matthew suspiró y miró a otro lado antes de dirigir sus ojos de regreso al chico, éste lo miró con las cejas alzadas expectante a lo que tenía que decir, parecía que, a pesar de haberse burlado un buen rato, sí que estaba dispuesto a hablar con Matthew.
-¿Alguna vez has dejado de amar a alguien? -dijo de una con un tono suave de voz.
Jay Park rodó los ojos y dejó caer sus brazos a los costados notoriamente fastidiado por el rumbo que tomaba la conversación.
-Pues sí hombre, he dejado de amar y me han dejado de querer. ¡Pero qué más da! La gente va y viene todo el tiempo. Por eso es mejor disfrutar el momento y dejar que se vayan cuando se tienen que ir -le dijo mientras cruzaba sus brazos. Matthew procesaba sus palabras mientras sin querer, se quedaba viendo a la nada. Jay Park sonrió ladinamente otra vez y paseó su lengua por sobre sus labios.Matthew era sexy, lucía sexy.
-Por eso, ya que estamos aquí...disfrutemos el momento -le susurró al oído para posteriormente comenzar a besar su cuello. Sin querer, Matthew había dejado escapar un quejido, sorprendiéndose a sí mismo y robándole una risita al otro chico.