DÉCIMO ACTO.
Wonho llegó y le palmeó la espalda mientras él terminaba de alistarse para comenzar con la práctica. Él lo miró extrañado, parecía tan feliz y emocionado de la nada. No dejaba de mirarlo con una extraña sonrisa y se notaba a kilómetros que se había enterado de algo y no resistía en contarlo.
-¿Qué? -dijo mientras lo miraba de arriba a abajo. Wonho continúo con aquella risita pícara en el rostro.
-Bueno, Hyungwon me ha dicho que su compañero de trabajo... -paró y nuevamente lo miró fijamente sonriendo. Matthew dió un par de pasos hacia atrás, ni siquiera sabía quién era ese tal Hyungwon- Se ha acostado con un boxeador -terminó con un tonito de voz gracioso, pero que irónicamente, a Matthew no le causó risa.
Entre abrió sus labios y se quedó quieto.
-No te preocupes, soy una tumba -terminó sonriente mientras se alejaba hasta el ring -¡Apresúrate! Hoy haremos cuerpo a cuerpo.
Matthew sacudió su cabeza y suspiró. No conocía a Hyungwon, pero estaba seguro de que era un chismoso.
De todas maneras, como antes el propio Wonho había dicho, se tenía que enterar. Más porque a él le gustaba meter sus narices en todos lados.Jae no había tenido rastros de Matthew desde su último encuentro, pero igual, no tenía tanto tiempo libre como para desvivirse pensando en él y lo que ocurría a su alrededor. Su agenda de repente estaba siendo muy apretada, sentía que no tenía tiempo ni para respirar y estaba sumamente cansado. A penas pudo ver parte de la pelea de Matthew en su teléfono mientras se dirigía hacía su otro cliente.
-¡Vamos Jay! -animaba su body guard mientras conducía, él también estaba cansado, pero aquello no se podía comparar con el desgaste físico de Jae beom.
El susodicho negó mientras se humedecía los labios y dejaba su teléfono a un lado, aún con la pelea de BM reproduciéndose sin audio.
-Yo seguiré insistiendo en que te den un descanso, pero sabes que esos hijos de puta sólo piensan en el dinero -murmuró, pero el contrario no le respondió.
Se dejó ir en el asiento del copiloto, aferró sus manos al cinturón de seguridad y apretó la mandíbula, dormiría aunque fuesen dos minutos y después volvería a poner su sonrisa pícara de siempre.ONCEAVO ACTO.
¡Matthew estaba en la final!
Jiwoo iba saltando por ahí envuelta en su traje rojo de siempre, su cabello atado en una coleta se movía de lado a lado mientras podía escuchar el sonido de la caja registradora una y otra vez. ¡Su chico lo estaba haciendo de nuevo! Adueñándose del ring, número uno en tendencias, cientos de personas apoyándolo y sientos de marcas queriéndolo como su imágen. La rubia quería llorar.
Envolvió al chico entre sus brazos mientras sonreía y le agradecía a Dios por haberlo puesto en su camino.
-¡Ése es mi chico! -dijo entre risas. Matthew sonrió complacido, estaba feliz de hacer a Jiwoo orgullosa de él.
-Tu dinero ha sido depositado a tu cuenta, cómprate algo bonito -le dijo para después palmear su pecho y darle un pequeño beso en la mejilla.
Matthew sonrió complacido, Jiwoo era como una hermana mayor, inclusive casi como una segunda mamá, aunque pensándolo bien, no le llegaba ni a los talones a su verdadera madre.Matthew llegó a su departamento, dejó las llaves de su camioneta a un lado y entorno sus ojos hasta el gran ventanal que se extendía frente a sí. Suspiró y tomó rumbo hasta el balcón.
Estiró sus brazos y espalda, estaba exhausto, su boca estaba seca y sus ojos parecían cerrarse solos, pero, a pesar de aquello, tomó su teléfono y entró a cierta página web.-JayJay... -llamó Gray, el antes mencionado había caído rendido en el asiento nada más entrar al coche. Estaba despintado y se notaba pálido, escuchó cómo su estómago rugía y los gestos que éste hacía denotaban una incomodidad de preocuparse. Pero aún quedaba un cliente más para la noche.
-Amigo, te llevaré a tu casa, ¿Bien? Mientras tú tomas una ducha, yo iré a comprar algo de comida, ¿Te parece? -dijo con cuidado y en un tono suave de voz. Muy a su pesar, Jay Park asintió con los ojos cerrados, entonces Gray puso el auto en marcha con cierto desasosiego en su pecho.DOCEAVO ACTO.
La ducha por lo menos lo había ayudado a despertar un poco, pero aquello no quitaba el cansancio repartido por todo su cuerpo, sus brazos no podían hacer fuerza y le dolía la espalda.
-Sólo uno más -se repitió antes de salir de la regadera para envolverse en su toalla.
Cuando salió se encontró con Gray y un par de cajas de pizza sobre la mesa. Sonrió desganado y se dispuso a comer sin haberse vestido aún.
Gray tomó una porción y la comió en silencio mientras veía con preocupación a su amigo.
-Tenemos que irnos pronto... -murmuró. Jay lo miró por unos segundos para después asentir, se giró para buscar un poco de ropa limpia mientras aún masticaba la pizza.Sonrió.
Iban de camino hasta su último cliente de la noche, pero claro, algo bueno tenía que sucederle después de todos estos días que se asemejaban al infierno.
Estaba seguro de que iban a donde Matthew. Aquello le proporcionaba una paz en el interior que lo obligaba a relajarse y quedarse casi dormido en el auto por tercera vez, pero en esta ocasión, sintiéndose ya en el colchón del boxeador con el mismo recostado a su lado.
Tan cálido.
-¿Estás bien? -dijo Gray tras verlo deshacerse por completo en el asiento. El pálido chico asintió mientras sonreía con suavidad. En cambio, el mayor se mostró consternado temiendo por el bienestar de su amigo, en serio dudaba sobre si seguir la ruta o girar en la siguiente desviación hasta un hospital.
-Sólo apresúrate -le respondió segundos después tras un pequeño suspiro.